Los animales más lentos del mundo: ¿adivinas qué animal se mueve a poco más de un kilómetro por hora?
Estas 30 fotografías muestran a los animales más lentos —pero quizá los más tenaces— del planeta por tierra, mar y aire.
Ya sea por contar con un metabolismo más lento por naturaleza o por llevar la casa a cuestas, algunos animales llevan una vida a otro ritmo muy diferente del que solemos llevar los seres humanos . Aunque las especies más lentas, como los perezosos o las tortugas, son famosos por su velocidad aletargada y no pueden superar a los animales hambrientos que les acechan, muchos animales de movimiento lento tienen adaptaciones evolutivas para evitar a los depredadores.
En el reino animal, curiosamente los animales más lentos suelen ser también los más longevos, ya que su bajo ritmo metabólico reduce el desgaste de sus cuerpos. Pero, ¿cuáles son los animales más lentos del mundo animal y por qué? Desde caracoles hasta tortugas gigantes, pasando por koalas, perezosos, tiburones o escarabajos, la diversidad de la naturaleza más lenta no tiene desperdicio.
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Estos animales, además, suelen tener una dieta basada en hojas verdes que les aportan poca energía, como el yagrumo (Cecropia peltata) y la ceiba (Ceiba pentandra), por lo que es imprescindible para su supervivencia continuar con su lentitud en todas las tareas diarias. Del contraste con otros animales mucho más ágiles y rápidos han surgido desde frases hechas en nuestro lenguaje hasta incluso el propio significado de las palabras, como en el caso de nuestro adjetivo "perezoso".
El perezoso de tres dedos apenas puede moverse 2 metros por minuto y suele permanecer en las copas de los árboles, dejando que incluso el musgo crezca por su cuerpo para poder camuflarse. Sin embargo en el medio acuático se vuelve un excelente nadador que puede desplazarse a mucha más velocidad.
Sobre las copas de los eucaliptos australianos suele encontrarse otra de las especies más emblemáticas cuando pensamos en su lentitud: los koalas. Este animal pasa hasta 20 horas al día durmiendo y suele permanecer en el mismo árbol siempre hasta que ya no tiene más hojas para alimentarse a su alcance. Conocido a menudo como el "oso" koala, este peluche no es un oso en absoluto; es un mamífero marsupial que adapta cada tarea de su día a día al menor desgaste energético.
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Sobre las copas de los eucaliptos australianos suele encontrarse otra de las especies más emblemáticas cuando pensamos en su lentitud: los koalas. Este animal pasa hasta 20 horas al día durmiendo y suele permanecer en el mismo árbol siempre hasta que ya no tiene más hojas para alimentarse a su alcance. Conocido a menudo como el "oso" koala, este peluche no es un oso en absoluto; es un mamífero marsupial que adapta cada tarea de su día a día al menor desgaste energético.
Por tanto, a pesar de su ritmo, la naturaleza ha desarrollado diversas formas muy creativas de compensar la velocidad y proteger a estos animales frente a la rapidez de muchos otros. Las tortugas, por ejemplo, han construido una armadura para refugiarse de los depredadores con sus emblemáticos caparazones.
En nuestras aguas mediterráneas, uno de los ejemplos es la tortuga caretta o tortuga boba (Caretta caretta), una especie marina que puede vivir hasta 150 años y su velocidad es de tan solo 0,04 kilómetros por hora.
Mientras, las babosas y caracoles producen una mucosidad poco apetecible que nadie parece querer engullir para cenar. Por ejemplo, el caracol de jardín es una especie europea que pude medir hasta 8 centímetros de largo y encabeza los primeros puestos como el animal más lento del mundo: su velocidad máxima es de 0,05 kilómetros por hora.
Muchos animales marinos lentos emplean mecanismos de defensa similares. Aunque los manatíes solo pueden nadar a ocho kilómetros por hora, son demasiado grandes para que cualquier otro animal los devore. Y si un animal lo intentara, la piel de los manatíes es demasiado dura como para masticarla. Los tiburones de Groenlandia nadan incluso más despacio, a un ritmo de solo 1,22 kilómetros por hora. Por suerte, estas gigantescas criaturas solo acechan a sus presas cuando duermen, por lo que la velocidad es totalmente innecesaria.