Este dientes de sable podría haber vivido al mismo tiempo que los primeros humanos modernos
El fósil sorprendentemente joven de una mandíbula de dientes de sable descubierta en Europa ayudará a los científicos a entender mejor el árbol genealógico de este félido.
Cuando los primeros humanos modernos llegaron a Europa, hace unos 50.000 años, este félido de temibles dientes podría haber estado allí para recibirlos.
Un minucioso análisis genético de una mandíbula extraída del fondo del mar del Norte ha confirmado la teoría de que el félido macairodontino Homotherium latidens vivió en Europa mucho más tiempo del que se creía anteriormente.
Hasta hace poco, el fósil más reciente de Homotherium de la región databa de hace unos 300.000 años, y muchos paleontólogos habían asumido que había sido entonces cuando el gran felino se extinguió a nivel local.
Pero en 2002, la datación por radiocarbono de la mandíbula del mar del Norte sugirió que la especie todavía merodeaba por Europa hace unos 28.000 años, estimación que respaldan nuevos análisis de ADN.
Los científicos también fueron capaces de reconstruir genomas mitocondriales con gran nivel de detalle de una rama norteamericana de Homotherium y de una especie completamente diferente, el Smilodon populator, el animal al que muchas personas conocen (erróneamente) como tigre de dientes de sable.
Solo las madres transmiten el ADN mitocondrial, lo que significa que los genes se heredan intactos de generación en generación. Este tipo de ADN también hace copias solamente de sí mismo, lo que indica que las mutaciones se acumulan a un ritmo regular. Esto facilita que los científicos rastreen y observen las relaciones entre ambos individuos y especies.
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El nuevo análisis demuestra que tanto el Homotherium como el Smilodon comparten un ancestro común con todos los felinos que viven en la actualidad, uno que vivió hace aproximadamente 20 millones de años.
Entonces, ¿significa eso que parte del ADN del antiguo dientes de sable todavía se mantiene en los genes de tu gato? No lo sabemos.
«El ADN mitocondrial se hereda de un único linaje, así que no podemos determinar si sobrevive o no en felinos modernos. Para investigar qué tipo de relación tienen realmente, necesitaríamos ADN nuclear», señala la coautora del estudio Johanna Paijmans, investigadora de la Universidad de Potsdam, en Alemania.
«Pero», añade, bromeando, «mi gato está tumbado en el sofá ahora mismo y puedo asegurar sin duda alguna que no es un dientes de sable».
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Otra víctima de la extinción
En cambio, el análisis reafirma la historia evolutiva del Homotherium y del Smilodon y consolida su posición dentro del linaje general de los félidos.
Para empezar, el estudio reveló escasas diferencias entre el ADN de los Homotherium europeo y norteamericano, tan pocas que los grupos deberían considerarse probablemente parte de la misma especie, según Paijmans. Hasta ahora, se habían clasificado como dos especies diferentes debido a ligeras variaciones en huesos hallados en diferentes ubicaciones.
La investigación también aporta nuevas pistas de por qué el Homotherium finalmente desapareció. Teniendo en cuenta el marco cronológico revisado, es probable que el dientes de sable fuera otra víctima de la extinción que barrió a otros ejemplares de la megafauna de la Edad de Hielo, entre ellos el mamut lanudo y el oso cavernario.
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Se cree que estos animales fueron conducidos a la extinción por una mezcla de factores medioambientales, incluyendo la competencia por los recursos con los humanos modernos, que se estaban extendiendo por Europa y las Américas en este momento.
«Saber que un animal como el Homotherium sobrevivió tanto tiempo podría ayudarnos a entender la dinámica de la extinción de los félidos en la actualidad», afirma Paijmans. «Pero hoy es un mundo muy diferente del de entonces, y hay cosas con las que el Homotherium no tenía que lidiar, y a las que sí se enfrentan los animales modernos».
Los futuros estudios con los genomas de dientes de sable podrían desvelar aún más pruebas. Por ejemplo, es posible que la baja diversidad genética fuera uno de los factores que condujo a la desaparición global de la especie, según señala Larisa DeSantis, paleontóloga de la Universidad de Vanderbilt que estudia la megafauna del Pleistoceno.
«Al igual que ocurre con las inversiones en bolsa, diversificar el porfolio reduce el riesgo e incrementa las probabilidades de éxito», explica DeSantis.
«Aunque algunas acciones —y, de forma similar, muchas especies— pueden tener suerte y obtener buenos resultados, décadas de investigaciones sugieren que la escasa variabilidad genética hace que las especies sean cada vez más vulnerables y menos capaces de responder a cambios imprevistos en su entorno, que podrían haber llevado finalmente a la extinción del Homotherium».
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