El descenso de los pangolines, fomentado a causa de estas botas de vaquero

Al no disponer de cuero de pangolín, los vendedores lo remplazaron con cuero de un pez gigante brasileño, poniendo en peligro también a esa especie.

Por Rachel Nuwer
Publicado 25 jul 2019, 13:35 CEST
Pangolines
Se cree que los pangolines son el mamífero más traficado del mundo, sobre todo por sus escamas. Cada año se mata a una cifra desconocida de estos animales por su área de distribución de Asia y África.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic

Los pangolines son el único mamífero con escamas del mundo y esa evidente distinción ha contribuido a su situación como mamífero más traficado del mundo. Los cazadores furtivos matan pangolines de Asia y África principalmente por sus escamas, que se emplean como ingrediente en la medicina tradicional china. Las investigaciones indican que cada año se asesinan cientos de miles —si no millones— de pangolines.

Pero según un nuevo informe de Conservation Science and Practice, las escamas no son el único motivo por el que la gente codicia a estos animales escamosos que se alimentan de hormigas y Asia no siempre ha sido el foco de la demanda. Antes del año 2000, Estados Unidos era uno de los principales importadores de pieles de pangolín, que se utilizaban para fabricar botas vaqueras, cinturones y carteras de cuero exótico.

El arapaima, que habita la cuenca amazónica, es uno de los peces de agua dulce más grandes del mundo. Están en peligro por la sobrepesca de su carne y quizá ahora por su piel, que se convierte en productos de cuero destinados a consumidores estadounidenses.
Fotografía de Stephen Álvarez, Nat Geo Image Collection

Desde 2017, el comercio internacional de las ocho especies de pangolín ha estado prohibido. Según los autores del estudio, ante la desaparición de los pangolines, los importadores estadounidenses empezaron a remplazar el cuero de pangolín con el cuero del arapaima, un pez amazónico amenazado que puede superar los 2,7 metros de largo. Pese a sus diferencias biológicas, la piel de ambas especies, si se trata, exhibe un patrón diamantino similar.

Si no se vigila el desplazamiento de la demanda de cuero de pangolín, los autores advierten que la sobreexplotación del arapaima —un problema importante en toda el área de distribución de los peces en la cuenca amazónica— podría convertirse en un problema aún más grave.

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    Antes de que se prohibiera el comercio internacional de los pangolines, los artículos de cuero como estas botas, fabricadas en México y confiscadas por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, contribuyeron a la reducción de la especie.
    Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic

    «Si tenemos en cuenta la enorme popularidad histórica del pangolín en los Estados Unidos, es probable que exista un gran mercado para el arapaima. El comercio podría descontrolarse rápidamente», afirma Sarah Heinrich, candidata a doctora en ciencias de la conservación en la Universidad de Adelaide, en Australia, y autora principal de los hallazgos.

    Muchos conservacionistas descartan el comercio de cuero por su contribución insignificante al descenso de los pangolines y por su irrelevancia actual. Pero Dan Challender, investigador posdoctoral adjunto en la Universidad de Oxford, en Reino Unido, que se especializa en pangolines y que no participó en el estudio actual, indica que «el comercio del cuero de pangolín supuso una amenaza para la especie, sin duda».

    La falta de datos fiables de comercio internacional es un obstáculo a la hora de cuantificar el papel que desempeña el comercio de cuero en el descenso histórico de la población de pangolines. Heinrich intentó llenar ese vacío analizando los registros de comercio legal e ilegal del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos entre 1999 y 2015. Descubrió una cantidad estimada de 21 411 pangolines en 163 importaciones de piel de pangolín, la mayoría de las cuales tuvieron lugar antes del año 2000, cuando la comunidad internacional estableció una cuota de exportación cero de pangolines asiáticos. Por su parte, el arapaima fue en la dirección opuesta: de los 130 registros con 5524 arapaimas que encontró Heinrich, casi todos habían tenido lugar después de 2011 y el comercio de cuero de arapaima ha aumentado significativamente desde entonces.

    Durante un periodo de nueve meses en 2017 y 2018, Heinrich también computó 478 anuncios de eBay de cuero de pangolín y arapaima ofertado por vendedores estadounidenses, muchos de los cuales anunciaban que podían enviar el producto a cualquier parte del mundo. Basándose en las observaciones de Heinrich y en las descripciones de los vendedores, más del 65 por ciento de los anuncios parecían ser reales, entre ellos 168 con unos 476 pangolines y 154 con unos 2873 arapaimas. Tres cuartos de los anuncios aparentemente reales incumplían la política de eBay de veto a las ventas de pangolines o incumplían la legislación estadounidense o internacional (o incumplían las tres). A diferencia de los pangolines, el comercio internacional de arapaima es legal si se cuenta con la documentación adecuada y si su captura no afecta negativamente a las poblaciones. Pero eBay prohíbe las ventas internacionales de arapaimas. (En 2018, eBay se unió a una coalición de empresas tecnológicas que intentan reducir la venta por Internet de productos ilegales de animales salvajes en un 80 por ciento para 2020.)

    Todo el cuero de arapaima que Heinrich encontró en eBay procedía de Brasil. Según Leandro Castello, ecólogo de pesquerías en el Instituto Politécnico de Virginia, en Blacksburg, Virginia, y que no participó en el estudio, es cuestionable si los arapaimas que se transportan legalmente a Estados Unidos se explotan de forma sostenible. Según él, cada vez más poblaciones de arapaimas brasileños son gestionadas de forma sostenible por las comunidades locales, pero siguen siendo la excepción.

    «Hay mucha información que apunta a que las poblaciones de arapaima sufren sobrepesca y corren peligro en la mayor parte de la cuenca amazónica», afirma. «Creo que Estados Unidos debería reflexionar sobre qué productos permite que se importen».

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    Los conservacionistas suelen dar la voz de alarma solo cuando una especie sufre un descenso pronunciado o corre peligro de extinción, pero Heinrich y sus colegas esperan que su investigación ayude a que el comercio no empuje a los arapaimas a esos extremos. «No proponemos que se prohíba totalmente el comercio de arapaimas», afirma. «Lo que decimos es que existe un mercado para esta especie y que si no lo supervisamos ni lo intervenimos pronto, entonces empezará a representar una amenaza para los arapaimas».

    Existen precedentes de esta preocupación. A mediados de los 90, los conservacionistas instaron a los practicantes de la medicina tradicional china a que sustituyeran el cuerno de saiga por cuerno de rinoceronte, lo que generó un repunte de la caza furtiva que redujo las poblaciones de saigas en un 97 por ciento, según los investigadores. En la actualidad, las partes de leones se están sustituyendo cada vez más por hueso, garras y dientes de tigre, lo que hace que algunos expertos sospechen que el repunte de la caza furtiva de leones en África está vinculado al aumento de la demanda de partes de león en Asia.

    «La peor situación es que el arapaima sufra en la naturaleza como consecuencia de las medidas tomadas para proteger a los pangolines», afirma Challender. «Este estudio de caso demuestra la complejidad del control del comercio de fauna silvestre, sobre todo cuando tiene lugar en continentes diferentes, geografías amplias y a largo plazo».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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