La odisea de descifrar una conversación entre cachalotes

"Poco a poco, los cachalotes nos van desvelando los secretos de cómo se comunican", afirma un experto.

Por Jason Bittel
Publicado 8 may 2024, 10:29 CEST
Un cachalote nada con sus crías cerca de Dominica

Un cachalote nada con sus crías cerca de Dominica, donde los científicos llevan décadas estudiando la comunicación de estos animales.

Fotografía de Amanda Cotton

Cualquier científico te dirá que los cachalotes son animales longevos, muy inteligentes y muy sociables.

Pero, al mismo tiempo, los que llevan décadas escuchando las conversaciones de estos cetáceos se enfrentan a un enigma. Para ser animales que llevan vidas complejas, no parecen tener mucho que decir.

"Si escucháramos los sonidos de los cachalotes, o incluso los representáramos gráficamente, como se hace tradicionalmente, podría parecer que las ballenas emiten los mismos sonidos una y otra vez", dice Pratyusha Sharma, estudiante de doctorado en el Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT (Estados Unidos).

Pero ahora, en un estudio publicado en Nature Communications, Sharma y sus coautores han inventado una forma totalmente nueva de observar la comunicación de los cachalotes, un método que revela una complejidad mucho mayor que la vista hasta ahora.

Las vocalizaciones de los cachalotes se organizan en al menos 150 patrones repetibles conocidos como codas. Hasta ahora, la comunidad científica analizaba estas codas de forma aislada. Pero al trazar las codas en relación con las demás, y centrarse en nuevas variables como el ritmo, el tempo, la duración de los sonidos y los sonidos adicionales que podrían cambiar el significado de una coda, la nueva investigación ha revelado por primera vez lo que los científicos llaman un "alfabeto fonético de cachalotes".

Nadie sabe aún lo que dicen las ballenas, pero este descubrimiento puede abrir la puerta.

"Es un primer paso importantísimo para comprender los componentes básicos del sistema de comunicación de los cachalotes", afirma David Gruber, coautor del estudio, catedrático de Biología de la City University de Nueva York (Estados Unidos) y National Geographic Explorer.

"No es que de repente hablemos cachalote con fluidez, pero estamos aprendiendo. Poco a poco, los cachalotes nos van desvelando sus secretos de comunicación".

El contexto importa

El estudio actual no habría sido posible sin el Proyecto Cachalote de Dominica, que registró casi 9000 usos de codas registrados entre 2005 y 2018 mediante una combinación de estaciones de escucha submarinas y marcas acústicas colocadas en animales individuales. Los cachalotes, que habitan en muchas aguas profundas de todo el mundo, pueden contener la respiración durante más de una hora en busca de presas, que incluyen calamares, tiburones, rayas y peces.

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    Los científicos crearon una "estación de escucha de ballenas" que les permitió grabar las vocalizaciones de los cachalotes frente a Dominica.

    Fotografía de Project Ceti

    "El lujo del Proyecto Cachalote de Dominica", fundado en 2005, "es que conocemos a estos cachalotes desde hace mucho tiempo", afirma el fundador del proyecto, Shane Gero, National Geographic Explorer y coautor del nuevo estudio.

    "Sabemos que es la madre la que habla con el bebé, o la niñera la que habla con su primo pequeño, o el contexto social familiar", dice Gero, que también es el director de biología del Proyecto CETI, o Iniciativa de Traducción de Cetáceos, por sus siglas en inglés, cuyo objetivo es comprender lo que dicen las ballenas.

    "Y es entonces cuando realmente empiezas a ser capaz de dirigirte hacia, ¿qué es lo que estas ballenas necesitan decirse unas a otras? ¿Qué información pueden estar compartiendo?"

    Sin embargo, Gero afirma que, incluso disponiendo de montones de datos, la capacidad de extraer información de las codas es limitada. Esto se debe a que cada llamada debe atribuirse a una ballena individual y luego clasificarse manualmente, un proceso que puede llevar de ocho a 12 minutos por minuto de grabación.

    Aun con esta limitación, Gero y sus colegas han utilizado anteriormente esas grabaciones para determinar que las codas de los cachalotes difieren según el grupo o la región. Por eso creen que los cachalotes tienen sus propias sociedades y culturas, cada una de las cuales puede diferenciarse por el dialecto de esos chasquidos.

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      Ya se sabe que los cachalotes tienen diferentes dialectos, una forma de cultura.

      Fotografía de Amanda Cotton

      Pero la novedosa técnica de trazado del estudio, denominada trazado de intercambio, ha demostrado que los cachalotes cambian con frecuencia la velocidad de sus codas (una cualidad conocida como rubato en términos musicales) y que otras ballenas que producen la misma coda imitan el cambio "básicamente de forma instantánea", afirma Gero.

      Del mismo modo, los científicos creen haber encontrado pruebas de que los cachalotes pueden añadir nueva información a una coda en el momento o a posteriori.

      Para hacerse una idea de lo que puede significar todo esto, o de la complejidad que pueden transmitir las variaciones, piensa en cuántas formas hay de decir una frase concreta para invocar significados ligeramente distintos, dice Gero.

      "¡Dios mío!' es muy diferente de 'Dios mío", dice Gero. "Es realmente la primera vez que observamos las codas en el contexto de cómo se intercambian conversacionalmente entre ballenas".

      "Una vez que lo vemos, no podemos dejar de verlo", añade Gruber, fundador del Proyecto CETI, que proporcionó los datos para la nueva investigación; "es simplemente hermoso".

      Un lugar fascinante

      Quizá lo más emocionante de todo sea que los cachalotes pueden ser capaces de lo que se denomina dualidad de patrones. Se trata de la combinación de elementos sin significado individual para comunicar ideas cada vez más complejas.

      En inglés, los sonidos "ba" y "na" no significan nada, por ejemplo, pero pueden combinarse para crear la palabra banana [plátano], dice Sharma. A su vez, las palabras pueden organizarse para crear frases.

      Y aunque Sharma no llegaría tan lejos como para llamar frases a las codas de los cachalotes y sus variaciones, hay indicios de que sus sonidos pueden codificar más de un significado.

      "Siempre hay que tener precaución al comparar el comportamiento no humano con el humano, incluida la comparación de los sistemas de comunicación animal con el lenguaje humano", dice Léonie Huijser, investigadora postdoctoral del Grupo de Ecología de Cetáceos de la Universidad de Queensland (Australia), en un correo electrónico.

      "Aunque la comparación de las codas de los cachalotes con las palabras humanas pueda parecer ahora tentadora, no sabemos realmente... si estas codas tienen realmente significados diferentes como las palabras", dice Huijser, que no participó en el estudio; "pero los autores reconocen claramente esa limitación de su estudio".

      Dejando a un lado las advertencias, Huijser calificó los hallazgos de "emocionantes más que sorprendentes", puesto que ya estaba claro que algo faltaba en las codas de los cachalotes.

      En general, la comunicación de los cachalotes parece ahora capaz de "una cantidad casi infinita de posibilidades", afirma Gero.

      "Estamos observando intercambios muy detallados entre las ballenas cuando hablan entre sí, y eso es algo realmente emocionante y fascinante", afirma.

      La National Geographic Society, comprometida con la iluminación y la protección de las maravillas de nuestro mundo, ha financiado el trabajo de Shane Gero y David Gruber. Más información sobre el apoyo de la Sociedad a los Exploradores que destacan y protegen especies críticas.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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