Descubierto el primer ciempiés anfibio gigante

Por Redacción National Geographic
Conoce al Scolopendra cataracta, una nueva especie de ciempiés que caza en el agua, el primero de su grupo.

28 de junio de 2016

Justo cuando pensábamos que no había ningún peligro más que desconociéramos en el agua… ahora tendremos que andarnos con cuidado por culpa de nada más y nada menos que un ciempiés nadador.

Los científicos han descrito recientemente las características del primer ciempiés anfibio que se conoce en el mundo. Pertenece a un grupo de ciempiés gigantes conocidos como Scolopendra y puede crecer hasta alcanzar los 20 centímetros de largo

Como todos los ciempiés, es venenoso y carnívoro. Afortunadamente para nosotros, esta nueva especie acuática solamente habita el sureste asiático. La descripción de la criatura se publicó este mes en la revista ZooKeys.

Un hallazgo totalmente fortuito

George Beccaloni, del Museo de Historia Natural de Londres, se encontraba en su luna de miel en Tailandia en el año 2001. Y como todo entomólogo que se precie, estaba buscando insectos.

“Vaya donde vaya, siempre intento buscar bichos dando la vuelta a las rocas que hay junto a los arroyos, y ahí es donde encontré a este ciempiés, lo que fue toda una sorpresa”, cuenta Beccaloni. “Tenía un aspecto horripilante: era enorme, con patas largas y un color espantoso, como verde oscuro”.

Cuando Beccaloni levantó la roca bajo la que se escondía, el ciempiés emprendió su huida hacia el arroyo, en vez de ir hacia el bosque. Corrió bajo el agua, sobre el lecho del arroyo, y se escondió de nuevo bajo una roca.

No sin dificultad, Beccaloni consiguió capturar al ciempiés y lo introdujo en un enorme recipiente con agua. Según describe el entomólogo, el gigantesco artrópodo se sumergió inmediatamente hasta el fondo y nadó como si fuera una anguila, ondulando su cuerpo horizontalmente. Cuando sacó al ciempiés fuera del recipiente, el agua resbaló por su cuerpo hasta quedar totalmente seco.

Beccaloni se llevó a este espécimen al Museo de Historia natural en Londres y solicitó la ayuda de un experto en ciempiés para verificar sus observaciones. El experto se mostró escéptico, ya que los artrópodos del género Scolopendra se encuentran en hábitats secos y no se conoce ningún ciempiés anfibio. Así que el espécimen se quedó en la colección del museo durante años. 

Y por fin, una nueva especie

Mientras tanto, el compañero de Beccaloni en el Museo, Gregory Edgecombe, y su estudiante en Tailandia, Warut Siriwut, estaban a punto de describir una nueva especie de ciempiés.

Habían recogido dos especímenes cerca de unas cataratas en Laos, y el análisis de ADN confirmó que se trataba de una nueva especie. Llamaron al ciempiés Scolopendra cataracta (por la denominación latina de “catarata”).

En toda la especie solo se conocen cuatro ejemplares: los dos de Laos, el ciempiés nadador de Beccaloni en Tailandia, y un cuarto espécimen que fue recogido en Vietnam en 1928 y que formaba parte de la colección del Museo de Historia Natural en Londres, identificado erróneamente como una especie más común de ciempiés.

Beccaloni cree que el S. cataracta se aprovecha de los nichos ecológicos de otros ciempiés. “Otros Scolopendra cazan en tierra firme”, explica. “Pero diría que esta especie se sumerge en el agua por la noche para cazar invertebrados acuáticos o anfibios”. 

Una picadura agonizante

Como todos los ciempiés, esta nueva especie también es venenosa. Aunque a nadie le gustaría que le mordiera uno de estos artrópodos, su picadura probablemente no sería mortal, sino que simplemente causaría un dolor agonizante.

“Todos los miriápodos gigantes del género Scolopendra tienen una mordedura dolorosa, ya que el colmillo que utilizan para administrar el veneno puede perforar la piel”, afirma Edgecombe. 

Las mordeduras de ciempiés relacionados que son del mismo tamaño que el S. cataracta provocan una sensación de dolor ardiente que puede extenderse por un todo un brazo o una pierna aunque la picadura se encuentre en un solo dedo. Edgecombe afirma que el dolor puede persistir durante unos días, pero que probablemente no deja secuelas a largo plazo.

Suena como la peor pesadilla de algunas personas: si vas a darte un baño en un pequeño arroyo en mitad de la noche, podrías encontrarte con ciempiés gigantes acechando bajo el agua

Pero para científicos como Beccaloni y Edgecombe, este nuevo descubrimiento es una prueba a mayores de las maravillas de la naturaleza que siguen siendo desconocidas para nosotros.

“La gente suele estudiar los arroyos en los trópicos durante el día, pero probablemente exista toda una gama de anfibios interesantísimos que salen solo por la noche”, explica Beccaloni. “Sería una buena idea estudiar estas corrientes y su fauna para ver qué ocurre al amparo de la oscuridad”.

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