Llama

La llama, de la familia de los 'Camelidae', habita en el Altiplano de los Andes de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina​ y Colombia.​

Por Redacción National Geographic
La llama es un mamífero domesticado por los pueblos andinos nativos mediante selección artificial a partir del guanaco. ...

La llama es un mamífero domesticado por los pueblos andinos nativos mediante selección artificial a partir del guanaco. Forma parte de la familia de los Camelidae, que habita en el Altiplano de los Andes de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina​ y Colombia.​ 

Fotografía de Johann Nojhan Dréo, Wikimedia Commons

La llama (Lama glama) es el pariente sudamericano del camello, aunque no tiene joroba. Es un animal muy fuerte que fue domesticado por los habitantes de los Andes. Sus parientes salvajes son los guanacos y las vicuñas. Con su lana rizada, sus orejas puntiagudas, sus largas pestañas y la curiosa forma de sus cuerpos, con largos cuellos, hacen de la llama uno de los animales más curiosos del mundo. 

Durante la época del Imperio Inca, este animal era utilizado para obtener lana y carne, y fue por tanto el único animal de carga que existía antes de la llegada de los españoles a América, salvo por los perros de los trineos inuit.

Los indígenas las usaron durante siglos como animales de carga, pudiendo soportar entre 23 y 34 kilogramos y recorrer con ese peso hasta 32 kilómetros en un solo día. Un séquito de llamas, que puede estar formado por varios cientos de individuos, puede transportar un gran volumen de carga a lo largo de las duras y altas cordilleras andinas.

Este animal rumiante se alimenta de las plantas y los pastos que abundan en la alta montaña, ya que habitan altitudes donde hay escasez de oxígeno, a la que se adaptan con un elevado número de glóbulos rojos en su sangre. 

Llama

Son complacientes animales de carga pero hasta cierto punto. Si una llama está sobrecargada, simplemente se negará a moverse. A menudo se tumba en el suelo y escupe, silba y da patadas a su dueño hasta que aligera el peso.

Las llamas pastan en la hierba y, al igual que las vacas, regurgitan la comida y la rumian. Mastican la hierba durante un tiempo antes de tragarla para hacer la digestión completa. Pueden sobrevivir comiendo diferentes tipos de plantas y necesitan muy poca agua. Estas características las convierten en un animal fuerte y seguro incluso en terrenos montañosos poco densos.

La llama es útil para el hombre no sólo en relación con el transporte. Se puede elaborar cuero con su piel y su lana es utilizada para fabricar cuerdas, alfombras y otros tejidos. El excremento de las llamas se seca y quema para hacer combustible. Incluso una vez muertas pueden ser de utilidad para sus dueños: su carne es comestible. 

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    Como curiosidad, el comportamiento de los machos cambia notablemente durante la época del celo ya que se vuelven enemigos que luchan entre sí para reivindicar su territorio y por tanto a sus hembra. 

    El origen de las llamas

    Cuenta la leyenda que, para los habitantes del Imperio Inca, las llamas se crearon gracias a los fundadores míticos del Imperio Inca, Manco Capac y Mama Ocllo, cuando un habitante se enamoró de una de sus hermanas menores, destinada a ser una Virgen del Sol. Al saberlo, el emperador prohibió su boda, pero los jóvenes desobedecieron y huyeron, lo que les costó una condena de muerte.

    La madre, orando al dios Viracocha, logró que se apiadase de ellos, convirtiéndolos en una pareja de llamas. Se dice que cuando Manco Capac escuchó sobre la existencia de dos animales con mirada humana mandó que los llevasen a Cusco para reconocerlos y mandarlos a sacrificar.

    Entonces, sus espíritus viajaron hasta la morada de Viracocha y es por ello que se dice que cuando las llamas llegan a su destino, recuperan su forma humana y regresan al mundo de los hombres.

    Ubicación

    Las llamas en los escudos andinos

    Su importancia económica, por tanto, es evidente, ya que fueron los únicos animales domésticos del Imperio Inca, y así quedó representado en la cerámica Mochica - del 200 al 600 d.C. Mientras a este lado del Atlántico se utilizaba el buey, el caballo, las cabras o las ovejas del Viejo Mundo, al otro lado tan solo existían las llamas, pero tras la conquista fueron rápidamente desplazadas por los nuevos animales.

    Antes de que esto ocurriera, eran utilizadas por todos los pueblos andinos, desde el archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile, hasta Ecuador, y su población se estima va entre 30 y 50 millones de animales. Al ser desplazadas, su población se redujo mucho - apenas una décima parte -, igual que la de los indígenas.

    Esta importancia ha llevado a la llama a ser el símbolo patrio boliviano, que representa la fauna de Bolivia y es protagonista de su escudo, sustituyendo la alpaca. También aparecía en el primer escudo de Perú, en 1821, y actualmente protagoniza los escudos de las ciudades chilenas de Putre y Calama. Para sus habitantes la llama tiene un significado de equilibrio, resistencia, supervivencia y comunidad.

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