5 de septiembre de 2010
Las amonitas eran criaturas depredadoras parecidas a los calamares que vivían en el interior de conchas con forma de espiral. Al igual que otros cefalópodos, las amonitas tenían fauces afiladas en forma de pico, situadas en el interior de un anillo de tentáculos que se extendía desde la concha para atrapar presas, como pequeños peces y crustáceos. Algunas amonitas alcanzaban más de un metro de longitud, convirtiéndose en posible aperitivo para el gigante mosasaurio tylosaurus.
La concha de la amonita se desarrollaba constantemente conforme crecían, pero solo vivían en la cámara externa. Se desplazaban por mares cálidos y poco profundos lanzando chorros de agua con el cuerpo. Una fina estructura en forma de tubo, llamada sifón, se extendía hasta las cámaras internas para bombear y lanzar a presión el aire, lo que les ayudaba a moverse por el agua.
Las amonitas aparecieron hace unos 240 millones de año, si bien eran descendientes de unos cefalópodos de concha lineal llamados bactritis, cuya existencia se remonta al periodo devónico, hace unos 415 millones de años. Las amonitas criaban en grandes números y formaban bancos. Hoy en día se encuentran entre los fósiles más abundantes. Se extinguieron a la vez que los dinosaurios, hace 65 millones de años. Los científicos emplean las distintas formas y dimensiones de las conchas de amonita que aparecieron y desaparecieron en las distintas épocas para datar otros fósiles.