El SIDA: origen, transmisión y evolución del enfermedad
A finales del siglo XX la enfermedad provocada por el virus del VIH se convirtió en uno de los principales miedos sanitarios de todo el mundo.
Este artículo se publicó originalmente el 5 de septiembre de 2010 y ha sido actualizado por última vez el 8 de mayo de 2023.
El SIDA no fue descubierto hasta principios de la década de los 80, cuando médicos estadounidenses empezaron a observar que había grupos de pacientes con enfermedades muy poco comunes. Los primeros casos se detectaron en 1981 en Nueva York y California, aunque no fue bautizado como SIDA hasta un año más tarde. Estas personas padecían enfermedades como el sarcoma de Kaposi, un tipo raro de cáncer de piel, así como un tipo de infección pulmonar que transmiten los pájaros. El primer caso de sida en España se diagnosticó en octubre de 1981, hace 40 años, en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Pronto se detectaron también casos entre drogadictos por vía intravenosa y receptores de transfusiones de sangre. En 1982 se dio nombre a esta enfermedad: síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Desde entonces el SIDA ha matado a unos 25 millones de personas en todo el mundo y ha dejado huérfanos a 12 millones de niños sólo en África.
El SIDA se desencadena a partir de un virus que se transmite mediante el contacto directo con fluidos corporales infectados. El virus provoca una inmunodeficiencia en el organismo al atacar a un tipo de glóbulos blancos que son los que ayudan a combatir las infecciones. Dado que, generalmente, quien contrae SIDA padece varias enfermedades a la vez, y no una sola, al hablar del SIDA se dice que es un síndroma. El virus se denomina VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
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La principal vía de contagio del VIH son las relaciones sexuales sin protección. El virus ataca a un tipo de glóbulo blanco llamado CD4 que, una vez dentro del organismo, se reproduce con rapidez hasta invadir el cuerpo. El sistema inmunológico entonces se debilita y el cuerpo y el virus libran una encarnizada batalla. Durante la batalla miles de millones de células CD4 pueden llegar a destruirse en un sólo día. Al reducirse el número de células defensoras, el sistema inmunológico empieza a fallar y hacen su aparición infecciones oportunistas como la tuberculosis.
El origen del SIDA
Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford realizó un estudio sobre su origen africano, ya que los primates desarrollan un virus similar al VIH, llamado SIV (virus de inmunodeficiencia en simios). Los científicos consideran que la enfermedad llegó inicialmente a los seres humanos a través de chimpancés salvajes que viven en África central.
Pero sigue siendo una incógnita cómo pudo la enfermedad cruzar la barrera de las especies. La teoría más extendida es la de que se contrajo a partir de personas que cazaron o comieron chimpancés infectados. Los investigadores sitúan el origen del virus en humanos alrededor de 1930 basándose en cálculos científicos sobre el tiempo que tardarían las distintas cepas del VIH en evolucionar.
En la actualidad, el SIDA es una pandemia global que afecta a todos los países del mundo. La región más afectada por la enfermedad es el África subsahariana, donde se registran dos tercios de los casos totales de VIH y casi el 75 por ciento de muertes de SIDA. Las tasas de infección varían pero son los países del sur de África los más afectados. En Sudáfrica las Naciones Unidas estiman que el 29 por ciento de las mujeres embarazadas tienen el VIH. La tasa de infección en la población adulta de Zimbabue es superior al 20 por ciento mientras que en Suazilandia un tercio de la población adulta es seropositivo. Entre las causas principales de esta pesadilla del SIDA en África se han resaltado la pobreza, la promiscuidad y unos sistemas sanitarios y educativos inadecuados.
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Rumbo a la vacuna
Hasta ahora, los esfuerzos para prevenir la transmisión del SIDA se centraban en la educación sexual y el uso de preservativos. Más allá de eso, la esperanza una vez infectado solo podía ponerse en los antirretrovirales, que reducen la velocidad de reproducción del VIH en el organismo. Estos fármacos deben utilizarse de forma combinada pues el virus muta con facilidad, creando nuevas cepas a menudo resistentes al fármaco. Sin embargo, se trata de tratamientos costosos a los que no tienen acceso millones de personas que viven en países en desarrollo.
La búsqueda de una vacuna contra el VIH comenzó poco después de que los científicos aislaran el virus y confirmaran que causaba el sida en 1984. Desde entonces, la misión científica ha seguido tres olas de investigación, según explica José Esparza, que empezó a trabajar con la Organización Mundial de la Salud para combatir la epidemia de sida en la década de 1980 y que publicó el relato histórico sobre la búsqueda de una vacuna contra el VIH en 2003.
En los últimos años la medicina ha alumbrado el final del túnel con dos noticias esperanzadoras. En marzo de 2020, un hito en el estudio de la epidemia seropositiva logró curar a un paciente que, tras 30 meses sin tratamiento, no presentaba signos del virus en su cuerpo.
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"Quiero ser el embajador de la esperanza”, afirmó Castillejo en declaraciones al New York Times. Durante la última década, solo había tenido éxito el caso de Timothy Ray Brown, conocido como “el paciente de Berlín”. Ahora, este tratamiento llevado a cabo en el University College Hospitals NHS Trust de Londres y publicado en The Lancet ha llevado a los investigadores a hablar de curación, o bien remisión a largo plazo.
En marzo de 2021, recientes hallazgos han suscitado nuevas esperanzas. En una conferencia internacional sobre el sida en febrero, una organización sin ánimo de lucro de investigación de vacunas anunció resultados de análisis de sangre prometedores de una nueva estrategia de vacunación contra el VIH. Los resultados, que todavía no se han publicado, esperan que esta vacuna, o alguna de las más de treinta que se investigan, pueda ver pronto la luz para prevenir la transmisión del VIH.