22 de septiembre de 2011
Si tratamos de poner un punto de partida a las investigaciones neurológicas, debería ser en el siglo VI antes de Cristo, más concretamente, en la antigua grecia, donde los fisiólogos consiguieron una disección para investigar cual era la conexión entre el cerebro y el nervio óptico.
Tendríamos que esperar hasta el renacimiento para poder volver a hablar de disecciones humanas, y, en esa época, también se hicieron los primeros atlas anatomicos en los que se describían las conexiones entre el cerebro, la medula espinal, y los conectores nerviosos a lo largo del cuerpo.
Cuerpo y alma, ¿o cuerpo y mente?
Desde la época griega, se tenía en cuenta la separación del cuerpo y el alma, y llegando, en muchas ocasiones a hablar de varias almas, Platón por ejemplo, mencionaba tres:
La racional, situada en la cabeza, identificada con la virtud de la razón, y con la capacidad de facultarnos para el conocimiento, el bien y la justicia.
La Irascible, es la que nos da la voluntad, el valor y la fortaleza, y la sitúa en el pecho.
La concupiscible, situada en la barriga, es la más corrupta, entregada a las cuestiones más mundanas, y la más terrenal de las tres.
Tras este pequeño inciso de filosofía clásica, podríamos decir que Platón no estaba tan alejado de lo que realmente podríamos clasificar a día de hoy como la anatomía moderna… Su alma racional, no hay más que decir que está totalmente identificada con el cerebro… La irascible, por el contrario, situada en el corazón, sería el motor de la vida, y por ultima, la concupiscible, serían las vísceras… el estomago y las glándulas suprarrenales (situadas encima de los riñones, que son las causantes de que segreguemos la adrenalina), son en ocasiones los “culpables” de que tengamos una parte más “humana” según muchas religiones y escuelas filosóficas.
Si hacemos un salto en el tiempo y llegamos al siglo XVIII, encontramos al doctor italiano Luigi Galvani, quién se dedicó al estudio de los efectos de la electricidad estática en los musculos de ranas muertas, dando su nombre a la aplicación de descargas en los cuerpos (Galvanismo), y encontrando la relación entre el sistema nervioso y la electricidad.
A finales del siglo XIX y principios de XX, Ramon y Cajal, comenzó con los estudios más importantes desarrollados en la neurología hasta el momento. Como punto de partida estudió las neuronas, les dio nombre, e indagó en su comportamiento, descubriendo como llevaban los mensajes a través del cuerpo humano, realizaban los movimientos automaticos… Dando pié con ello a la Neurología moderna.
¿Cuáles son las enfermedades mentales más comunes?
Cada día más, las enfermedades mentales nos preocupan y nos afectan en mayor medida. El estrés, las sobrecargas de actividad intelectual, la frenética vida moderna… todo esto hace que cada vez más personas sufran trastornos mentales… ¿O realmente es un producto de su imaginación?
Como punto de partida, vamos a hablar de trastornos mentales o psicopatologías, pues el termino enfermedad mental, ha sido utilizado como elemento discriminatorio social durante las últimas décadas.
Existen numerosas leyendas urbanas que hablan de “era muy normal y un día se levantó y era un psicópata” o “una noche tomó una droga y ahora está en un psiquiátrico”. Todo esto no son más que leyendas urbanas con una base científica lejana, los trastornos mentales no surgen porque sí, ni las personas que los sufren son unos psicópatas agresivos y peligrosos.
Hablaremos de los trastornos neuróticos, que habitualmente, no necesitan medicación, y se basan en conductas derivadas de la ansiedad. Durante mucho tiempo se creía que era nerviosismo, obsesión o simplemente excentricidad, aunque actualmente, si podríamos englobar muchos trastornos derivados de la neurosis y más que conocidos en la vida moderna, como la ansiedad, las depresiones o las crisis histéricas.
Por otro lado, podemos ver los trastornos psicóticos, que en muchas ocasiones sí necesitan medicación, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los demás trastornos de personalidad.
Esta categoría se caracteriza por una distancia creada entre el individuo y su percepción de la realidad, llegando en determinados momentos a una creación de una realidad paralela que les separa de la normal. En su mayor parte, suele tener una raíz genética, y en otras muchas ocasiones, tienen una base física en la química cerebral.
Estos trastornos son realmente complicados para la persona que los padece, pues en muchas ocasiones, no les permite llevar una vida normal hasta que no son detectados, además de que en una gran cantidad de casos, no se manifiestan hasta la adolescencia, o hasta que no sufren un estímulo externo que hace de “desencadenante” de la enfermedad.
Otra enfermedad tristemente común es el Alzheimer, una patología degenerativa cerebral que degrada la capacidad de las personas hasta tener resultados totalmente funestos.
Remedios para paliar las depresiones
A principios de la década de los años 30, un neurólogo portugués António Egas Moniz desarrolló un método quirúrgico para tratar diversas enfermedades mentales que terminó siendo llevado a debate porque en ocasiones era peor el remedio que la enfermedad: La lobotomía.
Esta, muy de moda en las décadas de los 40 y 50, consistía en la desconexión del lóbulo pre frontal del cerebro, anulando la parte emocional de este y las relaciones sociales del paciente. Esta intervención terminó siendo en muchos lugares una práctica habitual, que dejaba a los pacientes como verdaderos zombis, aunque, es verdad que los medios del momento no permitían tratar a los pacientes que sufrían enfermedades realmente graves, siendo esta la única alternativa en ocasiones para personas en casos extremos.
A día de hoy, los pacientes son tratados con psico-fármacos, como los antidepresivos, que incrementan la serotonina y la noradrenalina, y así ayudan al paciente a superar las dolencias minimizando los efectos secundarios sobre ellos.