20 de noviembre de 2011
Las tarjetas de visita hechas con cartón duro infunden más seriedad que las que están hechas de papel ligero.
Igualmente, los currículos impresos en papel de alto gramaje y mayor grosor se tienen más en cuenta que los impresos en hojas delgadas y ligeras.
Este es el resultado de un reciente estudio que desvela la influencia de nuestro sentido del tacto, de forma inconsciente, en nuestros precepciones y decisiones.
El líder del estudio Joshua Ackerman concluyó el estudio con que el ser humano otorga mayor valor a las cosas que más pesan.
Ackerman y sus colegas crearon seis experimentos donde repartieron entre distintas personas objetos similares pero de peso y textura diferente. Ackerman encontró que las impresiones y las decisiones de las personas cambiaban en función del peso de cada objeto.
Por ejemplo, cuando una persona está sentada sobre una silla de madera en vez de una acolchada, se vuelve más firme a la hora de negociar. “Resulta que cuando te sientas sobre una silla dura tu capacidad para negociar se vuelve menos flexible”, comenta Ackerman, profesor de marketing en el Massachusetts Institute of Technology.
Aprendemos desde pequeños
Nuestras primeras experiencias tras nacer son físicas. A medida que crecemos e interactuamos con el mundo y este empieza a mostrase en formas más abstractas, nosotros seguimos recurriendo a las experiencias físicas para comunicarnos.
Muchas de las experiencias físicas que hemos tenido las asociamos a nuestra manera de comprender el mundo. Cuando esto sucede, los lazos que hemos establecido durante nuestro aprendizaje no desaparecen. Por lo que pueden desencadenar cambios en nuestra percepción del mundo con distintas experiencias físicas.