Este documental muestra cómo es huir de un territorio controlado por el Estado Islámico
El nuevo documental «El Infierno en la Tierra», de Sebastian Junger y Nick Quested, cuenta la historia de personas normales y corrientes que se vieron atrapadas en medio de acontecimientos extraordinarios.
Podrás ver el documental "El infierno en la Tierra: la caída de Siria y el ascenso del ISIS" el 18 de junio a las 22:30 en National Geographic.
Esta semana, las fuerzas militares respaldadas por Estados Unidos lanzaron un ataque para recuperar uno de los bastiones del Estado Islámico en Siria, comenzando así lo que probablemente sea una lucha larga y difícil, dentro de un panorama de ataques terroristas internacionales y desacuerdos diplomáticos. En un nuevo documental, "El infierno en la Tierra: la caída de Siria y el ascenso del Isis", los directores Sebastian Junger y Nick Quested examinan las horribles condiciones creadas por la violencia que reina en la región, y revelan cómo sus efectos hacen eco alrededor del mundo.
Junger y Quested habían colaborado previamente en una serie de películas documentales, incluyendo Restrepo, nominada a los Óscar. Entrevistamos a Junger y Quested antes de la premiere de "El infierno en la Tierra: la caída de Siria y el ascenso del Isis", que se estrenará el 18 de junio a las 22:30 en National Geographic.
¿Por qué decidisteis hacer este documental?
SJ: Decidimos hacer un documental sobre la guerra civil en Siria porque es la mayor tragedia de esta generación y envuelve muchos poderes mundiales diferentes de una forma extremadamente peligrosa. Es el germen del Estado Islámico, cuya brutalidad es incomparable, y creímos que necesitaba una explicación.
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¿Cuáles son los mayores desafíos a los que os enfrentasteis durante el proceso de producción?
SJ: Para cuando empezamos a trabajar en esto, ir a Siria era un viaje prácticamente suicida para un periodista de Occidente. Así que tuvimos que establecer conexiones con gente en Turquía para saber si otras personas de Siria podrían grabar por nosotros. Teníamos a gente con los kurdos, con las milicias chiíes del norte de Iraq, con el Ejército Libre Sirio y con otras milicias. Incluso intentamos conseguir un cámara con el EI, pero al final resultó imposible.
NQ: Cuando cubría la explotación de las reservas de petróleo por parte del Estado Islámico, estaba grabando un oleoducto en Kirkuk en Iraq y me arrestaron. Fue una especie de momento en el que bajé a la realidad, pero al final salió bien, eran los peshmerga [fuerzas militares kurdas]. Acabé bebiendo té con los generales e intentando encontrar algo en común, y el fútbol suele ser un muy buen tema.
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¿Cómo es grabar en zonas de conflicto?
NQ: Es bastante tenso, porque puedes ver que la ciudad ha sido arrasada y hay armas trampa en todas partes. Tienes que tener mucho cuidado con dónde pisas, caminar constantemente sobre las huellas de las personas que van delante de ti. Y el Estado Islámico había hecho explotar los oleoductos que iban desde los pozos de petróleo a las refinerías, así que por eso se podían ver esas enormes nubes de humo negro, lo que era especialmente desagradable.
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¿Podéis hablarnos más sobre la familia de refugiados a la que seguisteis en el documental? ¿Cómo conseguisteis esas imágenes?
NQ: Las imágenes las grabó la propia familia. Radwan y Marwan son los hermanos de Adnan al-Mohammad, uno de los arqueólogos del Museo Nacional de Damasco. Estábamos trabajando con él, intentando establecer cómo el Estado Islámico solía excavar las antigüedades y venderlas, y mencionó que su familia había sido desplazada recientemente de Alepo, se encontraba en territorio ocupado por el EI y estaban intentando escapar hacia Europa. Nos preguntó si nos interesaría filmarlo y, por supuesto, accedimos.
Les conseguimos una cámara y les enviamos un documento de dos páginas que les explicaba cómo filmarse. Les pedimos que nos contaran cómo se sentían en aquel momento, que nos mostraran cómo es la vida cuando vives donde puedes, y que intentasen grabar los paisajes para poder entender dónde estaban.
Grabaron en Manbij, un territorio controlado por el Estado Islámico. A continuación, cruzaron el frente hacia los territorios del Ejército Libre Sirio y de los kurdos, y finalmente cruzaron la frontera a Turquía, donde les recogí y les entrevisté. Les seguí a Izmir, donde intentaron cruzar hacia Europa, pero les obligaron a regresar el día en que se firmó el tratado entre Turquía y la Unión Europea. Pasaron una semana en un centro de detención y después volvieron a Izmir. Intentaron llegar a Europa otras siete veces, todas ellas sin éxito.
¿Qué queréis que la gente sepa acerca de la situación en Siria?
NQ: Queremos sensibilizar al público sobre el hecho de que la mayoría de los refugiados son gente normal. Marwan tenía un taller de reparación de camiones y Radwan una tienda de teléfonos móviles. Son personas normales y corrientes que tuvieron que enfrentarse a elecciones muy duras: vivir bajo el control del Estado Islámico, o vivir bajo los constantes bombardeos de Bashar al-Assad y los rusos. Hicieron lo que tenían que hacer para sobrevivir y queremos que el público sea más consciente del hecho de que si se enfrentase a las mismas opciones, haría lo mismo.
SJ: El pueblo sirio, tanto los refugiados y aquellos que se encuentran todavía en Siria, está formado por gente como nosotros. Mi padre fue refugiado en dos guerras. Y creo que como país tuvimos mucha suerte de acoger a mi padre y a otros amigos míos que son refugiados de guerra. Del mismo modo que hay muchos sirios que nosotros, como país, seríamos afortunados de tener como ciudadanos.
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¿Por qué os interesan las historias de guerra?
NQ: Siempre me ha interesado, no necesariamente la guerra en sí misma, sino el hecho de intentar encontrar humanidad en los lugares más oscuros. Y algunos de esos lugares oscuros son aquellos donde hay más lucha, que pueden estar en el frente.
SJ: Creo que la guerra contiene antiguas narraciones humanas sobre el valor, la cobardía, la lealtad a tu grupo y el sacrificio propio, todas ellas importantes para la experiencia humana, y se ejemplifican de forma muy intensa en el campo de batalla. Haciendo documentales acerca de la guerra, sentí que estaba tratando algunos de esos temas eternos y quería explicar al público estadounidense lo que yo había entendido de la guerra tras haberla cubierto durante una década.
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