Descubiertos nuevos fósiles del Homo naledi, el misterioso antepasado humano

El paleoantropólogo Lee Berger ha anunciado en directo desde Sudáfrica el descubrimiento de huesos que, según él, pertenecerían a la especie Homo naledi.

Por Michael Greshko
Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET

Nuevos restos fósiles han sido descubiertos en una estrecha cueva sudafricana, lo que aportará más información a lo que sabemos sobre un inusual pariente de los humanos modernos, según anunciaron los científicos responsables del hallazgo el pasado 13 de septiembre.

El paleoantropólogo Lee Berger reveló en una transmisión en directo desde el sistema de cuevas de Rising Star, en Sudáfrica, que las excavaciones en curso habían revelado nuevos esqueletos en la cámara Dinaledi, justo cuatro años después del descubrimiento de la propia cámara.

El yacimiento es famoso por contener los primeros fósiles de un pariente humano anteriormente desconocido llamado Homo naledi. La especie de cerebro diminuto, desvelada en 2015, posee un increíble mosaico de rasgos modernos y arcaicos. El pie del H. naledi es prácticamente idéntico al de un humano moderno, pero sus hombros y su torso son más simiescos.

Sin embargo, a diferencia de descubrimientos anteriores, los excavadores descubrieron los nuevos restos en la base del «conducto», una ranura de 20 centímetros de ancho y 12 metros de largo que usan los exploradores modernos para entrar a la cámara.

«Una de las grandes preguntas desde que comenzó la expedición del Homo naledi es la siguiente: ¿pasó el Homo naledi por este conducto?», dijo Berger, explorador residente de National Geographic. «Nadie creía que fuera posible; de hecho, creo que muchos de nosotros teníamos nuestras dudas».

Puede parecer un detalle pequeño, pero la localización del nuevo fósil es importante ya que así podemos hacernos una idea de cómo —y por qué— este pariente humano de cerebro diminuto acabó a tal profundidad en un complejo sistema de cuevas.

Berger cree que, pese al pequeño tamaño de su cerebro, el H. naledi no se quedaba atrás en intelecto. Su cerebro podría haber tenido una sorprendente estructura similar a la humana y sus manos podrían haber fabricado y manipulado herramientas, según argumenta él. Sin embargo, por ahora, los científicos no han encontrado ninguna herramienta de piedra asociada al H. naledi.

Quizá la parte más polémica del debate sobre el H. naledi tiene que ver con la misma caverna de Dinaledi. El equipo de Berger argumenta que los individuos descubiertos hasta ahora debieron entrar a Dinaledi a través del conducto pero, a diferencia de los espeleólogos actuales, algunos H. naledi podrían no haber entrado vivos en la cámara.

En su lugar, según postula el equipo, algunos de los esqueletos acabaron en Dinaledi debido a que la antigua especie se deshacía deliberadamente de sus muertos yendo hasta la cueva y arrojando los cadáveres por el conducto. Este tipo de comportamiento mortuorio se asocia generalmente a los seres humanos modernos y a sus parientes con cerebros grandes, incluidos los neandertales.

Esta idea de deshacerse de sus muertos ha recibido una buena dosis de críticas, y algunos expertos sugieren que el H. naledi podría haber entrado a Dinaledi a través de pasadizos alternativos que podrían haberse derrumbado desde entonces. Pero si los cadáveres de H. naledi hubieran acabado en la cueva a través de esta ranura, los restos óseos probablemente habrían estado apilados en un cono de escombros cerca de la boca del conducto.

Cerca de la parte inferior de este cono de escombros, el equipo afirma haber descubierto huesos sepultados en sedimentos y, según Berger, pertenecerían a un H. naledi.

«La importancia del descubrimiento es que significa que el H. naledi, o al menos algunos de ellos, sí bajaron por el conducto, bajaron a través de esos estrechos confines», dijo. «Creo que es un gran descubrimiento para nosotros, muy emocionante para la paleoantropología».

Sin embargo, llevará meses o incluso años realizar estudios científicos formales de los restos. El equipo tampoco ha especificado en qué capa de sedimentos de la cueva encontraron los nuevos esqueletos, por lo que actualmente es imposible confirmar la antigüedad de los huesos. Si se encontraron en la capa que contenía los restos de H. naledi de 2015, probablemente tendrían entre 236.000 y 335.000 años de antigüedad.

Aunque el estudio de los nuevos huesos acaba de empezar, los científicos del equipo son prudentemente optimistas.

«Hemos recuperado varios especímenes de homínidos similares de una zona cercana a la base del conducto, bajo la superficie sedimentaria actual», explica el paleoantropólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison John Hawks, miembro del equipo de Rising Star.

«Por esta razón estamos tranquilos al afirmar que podríamos haber alcanzado el objetivo principal de esta excavación en la cámara Dinaledi».

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