18 de octubre de 2013
La noticia de que Ötzi, el «hombre de hielo», tiene 19 parientes vivos es la última de las sorpresas que rodean a la famosa momia, de 5.300 años, que fue encontrada en 1991 en los Alpes italianos.
En National Geographic hemos elaborado una lista de 5 cosas sobre él que probablemente no sabías:
1. Tiene parientes vivos.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio genético y descubrieron que 19 individuos de la región austríaca del Tirol comparten una inusual mutación genética con Ótzi.
Para ello, analizaron las muestras de ADN de 3.700 donantes anónimos. Según Walther Parson, director del estudio, «el hombre de hielo y estos 19 individuos tienen un ancestro común, que es posible que viviera hace 10.000 años».
En el estudio se utilizaron marcadores del cromosoma Y que pasan de padre a hijo para rastrear las migraciones neolíticas que trajeron la agricultura a Europa a través de los Alpes. El haplogrupo de Ötzi (G) es raro en Europa y proviene, al igual que la agricultura, de Oriente Medio.
2. Tenía problemas de salud.
Desde que fue descubierto en un glaciar alpino hace más de dos décadas, Ötzi se ha visto sometido a un chequeo continuo, y los resultados no son muy positivos. El hombre de hielo, que se calcula que tenía unos 45 años, tenía problemas en las articulaciones, las arterias endurecidas, cálculos biliares y un bulto desagradable en el dedo pequeño del pie, probablemente resultado de la congelación.
Además, en su estómago encontraron huevos de parásitos que causan la enfermedad de Lyme, y tenía altos niveles de arsénico en su sistema (probablemente debido a haber trabajado con minerales y cobre). Del mismo modo, necesitaba una visita urgente al dentista: tenía una avanzada enfermedad en las encías y varias caries.
A pesar de todo esto, incluso de la herida de flecha que tenía el hombro, murió como consecuencia de un golpe en la cabeza.
3. Tenía defectos físicos.
Además de todas estas dolencias, el hombre de hielo tenía también defectos anatómicos. Le faltaban muelas del juicio y algunas costillas y tenía un diastema entre los dientes incisivos. Algunos científicos sospechan que no era fértil.
4. Estaba cubierto de tatuajes.
El cuerpo de Ötzi estaba cubierto de tatuajes de la cabeza a los pies. No estaban hechos con aguja, sino con pequeños cortes que luego se frotaban con carbón, creando una serie de líneas localizadas sobre todo en zonas en las que tenía heridas o sufría dolores, como en la espalda o en las articulaciones. Por ello, algunos investigadores consideran que los dibujos señalaban puntos de acupuntura.
De ser así, se puede decir que el hombre de hielo necesitó mucho tratamiento, lo que no resulta sorprendente después de examinar sus enfermedades y dada su edad. El cuerpo de Ötzi, por tanto, sería una prueba evidente de que la práctica de la acupuntura es mucho más antigua de lo que se pensaba.
5. Se alimentaba de polen y cabras.
La última cena de Ötzi es un pozo sin fondo de información. En su estómago hallaron 30 tipos distintos de polen, cuyo análisis determinó que el hombre de hielo falleció en primavera o a principios de verano y que comió dos horas antes de su fatídico final. También encontraron restos de una especie de cabra salvaje.