Descubiertos monumentos enterrados bajo Stonehenge gracias a avanzadas técnicas de teledetección
Las imágenes subterráneas muestran un gran complejo de edificios y monumentos rituales con miles de años de antigüedad.
13 de septiembre de 2014
Sin que nadie lo sospechara, un fabuloso complejo de monumentos, edificios y túmulos ha permanecido oculto bajo la zona de Stonehenge durante miles de años. Los científicos han descubierto el yacimiento usando sofisticadas técnicas que permiten ver lo que hay en el susuelo.
Entre otras cosas, se han localizado diecisiete monumentos rituales, incluyendo los restos de una inmensa “casa de los muertos”, cientos de túmulos funerarios e indicios de una posible ruta procesional alrededor del propio Stonehenge.
También hay pruebas de que cerca de allí, en Durrington Walls, existe un “superhenge” de más de un kilómetro y medio de largo que en su día estuvo flanqueado por hasta sesenta piedras gigantes o columnas de madera, algunas de las cuales podrían estar todavía bajo tierra.
El hallazgo ha sido fruto del proyecto Stonehenge Hidden Landscape, un programa de cuatro años para crear un mapa subterráneo en 3D y alta resolución del paraje que rodea el monumento.
El equipo encargado del proyecto, liderado por la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y el instituto Ludwig Boltzmann (Austria), ha cartografiado la zona hasta una profundidad de unos tres metros empleando para ello un radar especial, magnetómetros de alta resolución y otros aparatos de medición de última generación.
En total se han excavado virtualmente unos cuatro mil metros cuadrados, lo que convierte a este proyecto en el mayor y más ambicioso de su clase en todo el mundo.
”Nadie tenía ni idea de que eso estaba allí”, explica el director científico, Vince Gaffney, catedrático de arqueología paisajística de la Universidad de Birmingham. “En lugar de un monumento aislado, descubrimos que Stonehenge formaba parte de un rico paraje monumental”.
Descubrimiento profundo
Muchos de los diecisiete monumentos recién descubiertos parecen estructuras similares a altares. Las pequeñas construcciones redondas, contemporáneas del periodo de mayor actividad en Stonehenge, están situadas alrededor del principal anillo de piedra y forman una especie de Vía Dolorosa del neolítico (el camino que Jesús recorrió hacia su crucifixión), según explica Gaffney.
“Lo que estamos presenciando aquí es el nacimiento de la idea de la procesión ceremonial, o una liturgia”, afirma.
Durante siglos, el enigmático círculo de piedra, construido hace más de cuatro mil años en Salisbury (Inglaterra), ha fascinado e intrigado a sus visitantes.
“Stonehenge es el lugar donde surgió la arqueología”, dice Nicola Snashall, una arqueóloga del National Trust británico, que se encarga de conservar el monumento.
“Anticuarios como John Aubrey e Inigo Jones empezaron a excavar aquí en el siglo XVII, intentando desentrañar sus secretos, en la que fue una de las primeras excavaciones arqueológicas del mundo”.
Al no existir ningún registro histórico en el que basarse, la misteriosa estructura de piedra ha generado innumerables teorías que incluyen celtas, druidas, romanos e incluso al Rey Arturo. Su peculiar forma ha provocado un vivo debate en el que incluso se discute si se construyó como un semicírculo, tal como está hoy, o como un círculo completo.
El verano pasado una pequeña sequía dejó al descubierto marcas en el terreno que señalaban puntos donde se habían erigido piedras. Pero nadie sospechaba la increíble riqueza de las ruinas que están escondidas bajo el suelo.
Visión en profundidad
Los sensores remotos de alta tecnología y la cartografía subterránea están cambiando todo lo que sabíamos de Stonehenge, pero también la forma de trabajar en arqueología.
En Orkeny, un grupo de islas al norte de Escocia, un estudio de este tipo desveló la existencia de un sofisticado y amplio complejo de templos neolíticos del que nadie tenía noticia, y que precede a Stonehenge en más de quinientos años. Los arqueólogos sospechan que el yacimiento podría incluso haber servido de influencia para la construcción de Stonehenge.
“La tecnología le está abriendo unas puertas a la arqueología con las que hace quince años ni soñábamos”, dice Gaffney, comparando el proyecto Stonehenge Hidden Landscape con otro de cartografía subterránea 3D que llevó a cabo en el antiguo asentamiento romano de Wroxeter a finales de los años 90.
“En aquel entonces tardamos cuatro años en cartografiar setenta y ocho hectáreas, con aproximadamente dos millones y medio de puntos de datos”, recuerda. “En este último estudio en Stonehenge, estamos haciendo eso mismo en una sola semana, [encontrando] nuevos tipos de monumentos que los arqueólogos no habíamos visto nunca.
Toda esta información la hemos incluido en un único mapa digital, que servirá de guía para los futuros estudios acerca de Stonehenge y su paisaje.”