Por qué el vertido de petróleo del Golfo de México no desaparece

Por Redacción National Geographic
Petróleo en el Golfo

24 de septiembre de 2010

Descifrando lo desconocido: los efectos submarinos del vertido de petróleo en el Golfo de México.

Casi cinco meses después de que la plataforma petrolífera Deepwater Horizon explotara en el Golfo de México, provocando la peor marea negra de la historia en aguas estadounidenses, BP se propone tapar definitivamente el pozo dañado esta misma semana.

Pero el descubrimiento de manchas de crudo en el fondo marino y los estudios que revelan la existencia de restos de columnas de petróleo bajo el mar indican que el debate sobre el impacto ecológico y las consecuencias finales del derrame de crudo en el Golfo de México—en el que se calcula que se vertieron casi cinco millones de barriles—no ha hecho sino empezar. (Cada barril de petróleo contiene 159 litros).

A principios de agosto, un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos afirmó que más de las tres cuartas partes del petróleo vertido en el Golfo de México "ya habían desaparecido", según cálculos preliminares de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) . Aquellas declaraciones provocaron una violenta reacción de científicos independientes que han estado analizando y realizando un seguimiento del vertido.

"La NOAA debe estar de broma para venir con estos cuentos de hadas", declaró Samantha Joye, bioquímica marina de la universidad de Georgia y una de las primeras investigadoras que detectó y realizó mediciones de las manchas de crudo.

"Entiendo que la gente quiera que la mancha desaparezca pero, ¿quién en su sano juicio puede creerse semejante cosa? No tiene ningún sentido".

Petróleo sepultado en el lecho marino

Joye ha estado el mes pasado recogiendo muestras de sedimentos marinos del Golfo a bordo del buque de investigación Oceanus. Hasta el momento, ha descubierto capas de crudo en diez núcleos de sedimentos recogidos a 1.600 metros de profundidad y a una distancia de unos 130 kilómetros al norte del pozo siniestrado.

En algunos lugares, la capa de petróleo tenía hasta cinco centímetros de grosor.

Aunque hay que esperar a que nuevos análisis confirmen que el petróleo proviene del vertido del Golfo, Joye ha declarado que los núcleos de sedimentos son distintos a otros provenientes de filtraciones naturales, en los que el crudo se halla repartido por todo el núcleo.

En una de las muestras, la capa de crudo cubría organismos muertos, como gambas y gusanos marinos.

Además, observa Joye, la forma de los grumos de crudo ha variado desde que se detectaron por primera vez. Ahora son mucho más difusos y presentan concentraciones más bajas de metano y comunidades microbianas muy activas.

"El petróleo sigue ahí", insiste Joye en un correo electrónico enviado desde elOceanus. "Pero, claro, sólo lo ves si lo buscas en el lugar adecuado. Los restos que hay en los sedimentos son bien sólidos, y la columna de agua es irregular, lo cual no es nada sorprendente".

¿No se tiene en cuenta el metano en los análisis del crudo?

La concentración de metano en las muestras de crudo es otra manzana de la discordia para Joye y su colega Ian MacDonald, experto en microbiología marina de la Universidad del Estado de Florida.

"Todos los informes sobre la carga contaminante proveniente del pozo expresan las mediciones en barriles—una unidad de medida de volumen de líquidos—y no tienen en cuenta las concentraciones de gas", afirmó MacDonald en su declaración ante el Congreso de los Estados Unidos el pasado mes de agosto.

"De hecho, si expresamos las mediciones en unidades equivalentes de peso [masa] o de energía [barriles de crudo equivalentes], la magnitud del vertido incluiría la del crudo más la del gas, y sería 1,5 veces más alta" añadió.

En otras palabras, si se vertieron 1,4 barriles de crudo, el volumen total del vertido, incluyendo el petróleo líquido y el gas, equivaldría a más de 6 millones de barriles.

Como apunta Joye, aunque el metano es menos tóxico que el petróleo y se descompone más rápidamente, las bacterias siguen necesitando oxígeno para degradarlo, lo que provoca otra fractura más en el nivel de oxígeno del ecosistema.

"Haría falta un volumen [de oxígeno] cuatro veces superior en la columna de crudo para que el gas se consuma".

"Esto nos lleva a niveles bajísimos de oxígeno en una gran extensión de agua", advierte.

Y si los niveles de oxígeno son bajos, las bacterias tardan mucho más tiempo en descomponer el crudo. 

Sin ir más lejos, investigadores del Instituto Oceanográfico de Woods Hole siguen hallando capas de crudo en sedimentos bajos en oxígeno provenientes del vertido de una gabarra ocurrido en 1969 en  Buzzards Bay (Massachusetts). Este equipo de científicos ha confirmado también el grave impacto de aquél derrame sobre la vida marina.

Los niveles bajos de oxígeno son uno de los problemas que más preocupan a los biólogos que trabajan en el Golfo de México, sobre todo teniendo en cuenta que los fertilizantes y las aguas residuales que el río Misisipí deposita en el mar contribuyen a la formación anual de una "zona muerta" con apenas oxígeno en las aguas del Golfo, que este verano cubría una extensión equivalente a la del estado de Massachussets.

Pero hasta el momento los expertos de la NOAA no han hallado en las muestras recogidas de la columna de agua adyacente a la zona muerta pruebas de que el petróleo esté afectando gravemente a los niveles de oxígeno disuelto en aguas del Golfo: Hay indicios de que los niveles de oxígeno han disminuido, pero no hasta el punto de no poder sustentar la vida marina.

Daños del petróleo sobre la vida marina

Un reciente estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, dependiente del Departamento de Energía, sostiene que la mayor parte de la columna submarina de crudo ya se ha dispersado o degradado, aunque hay investigadores que ponen en tela de juicio esta afirmación.

Uno de ellos es David Hollander, químico y oceanógrafo de la Universidad de South Florida. A mediados de agosto, Hollander y sus colegas hallaron restos de petróleo en sedimentos y en la columna de agua a más de ochenta kilómetros al nordeste del lugar del vertido, que llegaban hasta DeSoto Canyon, una zona de suma importancia piscícola del oeste de Florida.

Aunque a Hollander le quedan al menos dos semanas de trabajo para confirmar sus sospechas, se muestra "absolutamente convencido" de que los restos provienen del vertido de petróleo de BP.

"Encontramos residuos en todos los sitios a los que fuimos al este de la plataforma", añade. "Los restos de petróleo no están extendidos, como una sábana. Son un enjambre de microscópicas gotas de crudo que no se perciben a simple vista. Si las miras con rayos ultravioleta parecen una constelación de estrellas del Hemisferio Sur. Son como pequeños agujeritos, pero los hay por todas partes".

Otro problema que Hollander y su equipo han detectado es que los gases más ligeros y los hidrocarburos de cadena corta han desaparecido casi por completo, y lo que queda en las aguas son hidrocarburos más complejos y de cadenas más largas, mucho más resistentes a la desintegración por la acción bacteriana.

"Después de atacar 24 moléculas de carbón, las bacterias se dan por vencidas", concluye Hollander. "Y las moléculas siguen ahí, en concentraciones de entre 200 y 500 partículas por cada mil millones de partículas de crudo. No es un nivel de toxicidad alarmante, pero ahí sigue estando".

Más preocupante es que John Paul, compañero de Hollander también de la Universidad de South Florida, descubriera que los restos de crudo son tóxicos para organismos marinos como el fitoplancton y las bacterias.

Tras realizar una serie de ensayos con muestras de aguas superficiales del Golfo de México (tomadas a 250 y 275 metros de profundidad) Paul ha llegado a la conclusión de que el petróleo está provocando mutaciones en las bacterias.

Cree que estas mutaciones podrían estar causadas por residuos de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), sustancias cancerígenas que provendrían del vertido de petróleo.

"Es difícil evaluar el impacto que puede tener la explotación comercial de los alevines de peces que nadan en estas aguas", dice Paul.

"Quien sabe si de aquí a tres años nos encontraremos con poblaciones afectadas por tumores...son procesos a largo plazo".

Un rayo de esperanza

Pese a todo lo anterior, hay noticias alentadoras para el Golfo de México. Una de ellas es que el impacto sobre la flora y la fauna parece ser mucho menor que el causado en 1989 por la marea negra del Exxon Valdez, que provocó la muerte directa de unos 3.100 mamíferos marinos y de más de cien mil aves en la Bahía del Príncipe Guillermo, en Alaska.

En esta ocasión, y según datos de la NOAA, han muerto hasta el momento más de un millar de tortugas, 70 mamíferos y 4.000 aves.

Los vientos y las corrientes han mantenido la marea negra alejada de los principales humedales de la costa, y también la densa vegetación de las marismas ha evitado que gran parte del petróleo vertido penetrara hacia el interior de los cauces fluviales.

Y, según parece, el marisco del Golfo de México sigue siendo comestible: Las pruebas realizadas por la Administración de Salud y Administración de Estados Unidos (DEA)en más de mil muestras de pescado tomadas en zonas pesqueras próximas al lugar del vertido indican que la contaminación por HAP afecta sólo a una pequeña parte. Los niveles detectados en los estudios se hallan entre una centésima y una milésima parte de los que supondrían riesgo para la salud humana.

Efectos a largo plazo

Los efectos a largo plazo sobre la cadena alimentaria es el asunto que más inquieta a los expertos.

"Lo que más miedo me da es que [la gente] se ponga a bailar y a montar fiestas para celebrar que la marea negra ha desaparecido", apunta Joye, la bióloga de la Universidad de Georgia.

"Que nos olvidemos del asunto y que no aprendamos la lección, eso es lo preocupante, que no nos demos cuenta de lo que está pasando".

"A las pruebas me remito. No aprendimos nada de la catástrofe del Exxon Valdez. ... Esta vez estamos en condiciones de hacer las cosas bien. Y si no las hacemos bien, después de todo lo que ha pasado, sería imperdonable".

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