Fotografía compuesta de la Tierra tomada desde la misión lunar Apolo 17

¿A qué suena el cambio climático? Esta canción te da una pista

La composición musical está pensada para un cuarteto de cuerda y muestra cómo el cambio climático ha alterado el equilibrio inherente a la Tierra.

El geocientífico y músico Hirota Nagai transpuso datos climáticos recogidos en lugares de investigación del Ártico, así como de la Antártida, visibles arriba en una fotografía compuesta de la Tierra tomada desde la misión lunar Apolo 17.

Fotografía de NASA
Por Melanie Haiken
Publicado 22 abr 2024, 16:03 CEST

Piensa en la pieza musical más conmovedora que hayas escuchado. Que una melodía pueda tocar las cuerdas del corazón o enviar un ejército a la batalla es un poder irresistible. Y ahora, un científico japonés está intentando aprovechar la conmovedora cualidad de la música para inspirar acciones contra el cambio climático.

Lo hace en forma de cuarteto de cuerda, No. 1, Polar Energy Budget. Mediante un proceso conocido como sonificación, el geocientífico y músico Hirota Nagai convierte los datos recogidos por satélite en el Ártico y el Antártico en una inquietante pieza de seis minutos que pide a los oyentes que sientan, más que entiendan intelectualmente, las formas en que la actividad humana está afectando al planeta.

"Mi objetivo es transmitir no sólo los problemas medioambientales, sino también los intrincados sistemas de la Tierra y toda la historia de 4500 millones de años que hay detrás", afirma Nagai, científico geoambiental de la Universidad de Rissho (Japón). En una época en la que la concienciación mundial sobre el medio ambiente es urgente, Nagai afirma: "Espero llamar la atención sobre la complejidad y el magnífico orden de los mecanismos de la Tierra".

El proyecto de investigación que dio lugar a la composición se publicó el 18 de abril en la revista iScience.

(Relacionado: ¿Hemos enfocado mal del cambio climático?)

Melodías embrujadas

La música adopta la forma de un cuarteto escrito para dos violines, viola y violonchelo. Nagai combinó las melodías de los instrumentos con datos recogidos entre 1982 y 2022 en cuatro ubicaciones polares: un centro de observación en la capa de hielo de Groenlandia, una instalación de comunicaciones por satélite en el archipiélago de Svalbard (Noruega) y dos estaciones de investigación antárticas. A continuación, utilizó un programa informático de sonificación para traducir los datos sobre la radiación solar, la radiación infrarroja de la atmósfera, la temperatura de la superficie, el espesor de las nubes y las precipitaciones en distintos tonos musicales para representar los cambios a lo largo del tiempo.

Nagai dice que basó la composición en el concepto de equilibrio energético polar. Como las regiones polares son tan sensibles a los impactos del cambio climático, pueden revelar los profundos efectos de éste y de la energía solar en el conjunto de la Tierra.

"Aunque la atención se ha centrado en el calentamiento global, detrás se esconden los intrincados mecanismos del intercambio de energía", explica Nagai; "cuando ese equilibrio se rompe por el aumento de los gases de efecto invernadero, se produce el desorden".

La pieza, de seis minutos de duración, se interpretó en directo por primera vez en marzo de 2023 en la Universidad Waseda de Tokio. También se publicó en YouTube una interpretación filmada a cargo del Cuarteto PRT de Japón.

La idea de sonificar los datos (convertir la información en sonido) también se ha utilizado con gran éxito en otras ciencias. Por ejemplo, la NASA ha utilizado esta técnica para sonificar elementos astronómicos como galaxias y nebulosas.

"La música es, como suele decirse, un lenguaje universal que, en mi opinión, puede llegar a mucha gente de un modo que las herramientas habituales de los climatólogos no pueden utilizar la mayoría de las veces", afirma Scott St. Junto con el compositor Daniel Crawford y un equipo de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), creó dos de las primeras composiciones populares basadas en datos climáticos, "Song of Our Warming Planet " y "Planetary Bands, Warming Worlds".

"Hemos intentado comunicar el cambio climático de la forma habitual, y hasta cierto punto con éxito, pero no al nivel que necesitamos", afirma St. George. "A menudo, el cambio climático es algo en lo que pensamos o sobre lo que oímos hablar, pero cuando convertimos los datos climáticos en sonido o, más propiamente, en música, se convierte en algo que podemos sentir. Es esa respuesta visceral la que hace que este tipo de proyecto tenga éxito".

En la nueva pieza, Nagai amplía el papel de la interpretación artística. Apodando a su proceso "musificación", Nagai emplea estrategias compositivas clásicas como variar la dinámica, alargar los tonos, enfatizar las líneas melódicas y desarrollar ritmos para crear tensión y liberar emociones.

"En realidad, la atmósfera de la melodía puede manipularse ampliamente en función de los parámetros establecidos por el compositor, aunque los datos originales sean los mismos", afirma.

Nagai espera que su trabajo inspire a otros a convertir los datos climáticos en arte.

"Al proponer y demostrar de forma práctica una metodología para crear música a partir de datos, espero concienciar sobre el recurso sin explotar de los datos de las ciencias de la Tierra, que son una fuente inagotable de inspiración para los artistas", afirma; "creo que es esencial marcar el comienzo de una era en la que los no científicos puedan manipular libremente los datos de las ciencias de la Tierra con fines totalmente nuevos".

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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