El futuro de los viajes es femenino

Los turoperadores dirigidos por mujeres y los recorridos turísticos solo para mujeres están cambiando el mundo viaje a viaje.

Por Katie Knorovsky
Publicado 6 mar 2020, 11:12 CET
Mujer
Cada vez más mujeres reservan recorridos turísticos solo para mujeres y descubren experiencias que les cambian la vida.
Fotografía de Robert Harding Picture Library, Nat Geo Image Collection

Hace cuatro años, Shelly Kacergis participó en un viaje de mujeres a Kenia con Global Heart Journeys. Aquel viaje le cambió la vida. En lugar de seguir el itinerario turístico típico, Kacergis pasó tiempo con las lugareñas, estableciendo vínculos con las agricultoras de té y las aldeanas en escuelas, orfanatos y mercados de artesanía.

Conmovida por las historias que escuchó, volvió a Atlanta, donde vive, y dejó su trabajo en el sector bancario para fundar una empresa con una de sus nuevas amigas. El programa que pusieron en marcha, que ayuda a las mujeres keniatas a obtener independencia financiera como criadoras de pollos, ya presta apoyo a casi 100 mujeres.

«El viaje me abrió las puertas a un mundo completamente nuevo», afirma.

Como muchos viajeros occidentales, Kacergis se sintió transformada por el viaje a África. Sin embargo, su experiencia refleja el poder de los viajes solo para mujeres ante el efecto dominó del movimiento #MeToo y la oleada de mujeres que recorren el planeta con un propósito.

«Los viajes de mujer a mujer son una de las mayores fronteras inexploradas. Podría cambiar por completo la forma en que concebimos los viajes», afirma Linda Higdon, fundadora de Global Heart Journeys. Hace casi 17 años, abandonó su carrera de éxito como pianista clásica para trabajar con mujeres en países en vías de desarrollo.

En otras palabras, el futuro de los viajes para mujeres es femenino: de consejeras delegadas que traspasan nuevas fronteras a lugareñas que están al mando sobre el terreno.

En lugares como Perú, las turoperadoras que son propiedad de mujeres instan a las lugareñas a optar por trayectorias profesionales poco convencionales, como guiar excursiones por el Sendero Inca.
Fotografía de Jeff Heimsath, National Geographic

Una tendencia en alza

Los turoperadores centrados en las mujeres han sido una parte marginal del sector turístico desde finales de los 70. Con todo, cuando Wild Women Expeditions empezó a organizar viajes en canoa solo para mujeres en Ontario en 1991, «los viajes solo para mujeres eran el hazmerreír del mundo de las aventuras al aire libre», afirma Jennifer Haddow, actual propietaria del turoperador.

Ahora, ese nicho ha llegado al gran público. Hace tres años, REI Adventures desplegó una colección de viajes para mujeres (todos guiados por lugareñas) en el marco de una campaña para contribuir a «crear condiciones equitativas» al aire libre. En 2018, el turoperador MT Sobek celebró su 50º aniversario con una nueva línea de aventuras solo para mujeres.

 

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    Nicole Wineland-Thomson, parte del equipo de madre e hija de AdventureWomen, cree que el auge de los viajes en solitario ha impulsado este reciente crecimiento. Como la seguridad es un factor importante para muchas mujeres, Wineland-Thomson indica que puede resultar atractivo reservar un viaje con una empresa dedicada a ese mercado.

    Las opciones para las mujeres siguen aumentando, con turoperadores boutique que ofrecen servicios para todo el mundo, de senderistas de tallas grandes a turistas lesbianas y no binarias.

    «En toda la sociedad, estamos trabajando para retirar los límites para las mujeres y el viaje es una subsección de ello. Existen muchas nuevas vías para que las mujeres recorran el mundo», afirma Kelly Lewis, que fundó Damesly en 2016 para llenar lo que consideraba un vacío en el sector turístico para mujeres, combinando actividades creativas con el espíritu viajero.

    Experiencias que mejoran

    En muchas partes del mundo, sacar a los hombres de la ecuación expande las oportunidades para las viajeras. En 2018, el turoperador australiano Intrepid Travel puso en marcha expediciones a las que no tendrían acceso grupos mixtos. Por ejemplo, socializar con las lugareñas en un salón de belleza en Irán o nadar en una playa solo para mujeres en Antalya, Turquía.

    «Cuando las mujeres están juntas, ya no existen los roles de género tradicionales. Las mujeres lo entienden y se entienden entre sí. Cuando incluyes otra cultura en este entorno, las mujeres se abren mucho», afirma Wineland-Thomson.

    En general, estas excursiones priorizan el apoyo a las mujeres locales. El nuevo itinerario en Cuba de AdventureWomen incluye a mujeres artistas y restaurantes regentados por mujeres en La Habana. Los viajes de Wild Terrains se centran en mujeres emprendedoras, como las diseñadoras de joyas de México o las productoras de vino de Portugal. El nuevo viaje a Uzbekistán de Damesly incluye un encuentro cara a cara con la fundadora de la empresa de moda Tashkent.

    En el circuito de aventuras, WHOA Travel invita a una mujer local a que se una a sus escaladas al monte Kilimanjaro, con todos los gastos pagados. «Queremos ayudar a cambiar la perspectiva de lo que puede hacer una mujer», afirma la cofundadora Allison Fleece. Los turoperadores como el suyo se basan en el concepto de que las mujeres suelen brillar más (y bajar la guardia) en una comunidad femenina.

    Efecto dominó

    El aumento de los recorridos turísticos dedicados a mujeres quiere decir que las mujeres ejercen más influencia sobre la industria. Esto se traduce en más trabajos para las mujeres en cada destino. Wild Women Expeditions se compromete a contratar a lugareñas para que dirijan sus viajes por todo el mundo, una iniciativa con la que Marruecos ha conseguido su primera mujer guía de montaña. En Perú, la empresa líder contrata a porteadoras para que ayuden en las excursiones por el Sendero Inca y va un paso más allá con programas de formación que empoderan a las peruanas a seguir esta trayectoria profesional poco convencional.

     

    De las montañas de Marruecos a las playas solo para mujeres de Turquía, las trotamundos encuentran experiencias valiosas en una gran variedad de lugares.
    Fotografía de Rebecca Marshall, Laif, Redux

    Para algunas, otorgar a las mujeres papeles de liderazgo en el sector turístico es un tipo de feminismo de bases. Tras sobrevivir a la violencia doméstica, la viajera Rocío Vázquez Landeta fundó Eat Like a Local, una empresa de excursiones a pie en Ciudad de México, y tomó la decisión de solo contratar mujeres. «Es mi forma de tomar partido. Como mujer en un puesto de poder, es mi responsabilidad crear mejores oportunidades para otras mujeres», cuenta.

    Deborah Calmeyer comparte esa mentalidad. Cuando planificó el retiro de empoderamiento femenino para el proveedor de safaris de lujo Roar Africa en su Sudáfrica natal, contrató a mujeres en todos los puestos, de chefs a pilotos. Sin embargo, encontrar a rastreadoras que dirigieran los grupos de safari en coche fue complicado. La primera y única rastreadora cualificada de Sudáfrica condujo un vehículo y dos rastreadores condujeron el resto.

    A veces, hacer cambiar de opinión a una sola persona ya representa una victoria. «Preguntamos a uno [de los hombres rastreadores]: “¿Verías a tu hija en este puesto?”», cuenta Calmeyer. «Dijo que no enseguida. Al final del viaje, me tocó el hombro y me dijo: “Sí, mi hija podría hacerlo”».

    Desde hoy y hasta el próximo 31 de mayo, el Patio Andaluz del Palacio de Gaviria de Madrid acoge la exposición WOMEN, un siglo de cambio, una exposición que ahonda en el archivo fotográfico de National Geographic para mostrar un conjunto de historias inspiradoras, conmovedoras y extraordinarias de mujeres que desafiaron los límites, superaron adversidades y abrieron nuevos caminos.

    Cada fotografía crea un retrato de distintos aspectos de la existencia de las mujeres y muestra a los visitantes cómo ha evolucionado la representación femenina desde la fundación de National Geographic en 1888.

    A lo largo de una selección 50 fotografías supervisada por la fotoperiodista y editora gráfica del diario El País, Marisa Flórez, podemos reflexionar sobre el pasado, presente y futuro de una sociedad en la que las mujeres son protagonistas.

    Katie Knorovsky es exeditora de National Geographic Traveler. Vive en Asheville, Carolina del Norte. Sigue sus viajes en Instagram.

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