Primeras imágenes de madres pitón cuidando de sus crías

Un nuevo estudio observó a pitones de roca sudafricanas protegiendo y proporcionando calor a sus crías semanas después de que los huevos eclosionaran.

Por Joshua Rapp Learn
Publicado 19 mar 2018, 12:43 CET
Primeras imágenes de madres pitón cuidando de sus crías

Las pitones sudafricanas, con longitudes de hasta cinco metros, no son el tipo de madres con las que puedes meterte.

Quizá la capacidad de detectar el calor de la sangre de sus presas no parezca una cualidad muy maternal, pero un nuevo estudio ha revelado que la especie pone huevos y cuida de enormes bebés pitón durante dos semanas antes de dejarlos marchar al duro mundo exterior. 

 

 

«Nuestras pitones se quedan con los huevos. Los huevos eclosionan y luego la madre y los bebés interactúan durante las dos primeras semanas posteriores a la eclosión», afirmó Graham Alexander, profesor de reptiles en la Universidad Wits en Sudáfrica y autor de un estudio publicado recientemente en la revista Journal of Zoology.

Alexander estudió a las serpientes empleando radiotransmisores e instalando cámaras en sus madrigueras subterráneas, donde ponen huevos, durante siete años en la reserva de fauna de Dinokeng, al norte de Pretoria. Aunque se ha observado comportamiento maternal en víboras que dan a luz, su descubrimiento es el primer caso de serpientes ovipositoras que cuidan de sus crías tras la eclosión.

 

Las pitones sudafricanas son una subespecie de la que solía denominarse como pitón africana de roca, que se dividió en las variedades norte y sur en 1999, según explica Alexander. La variedad sur es un poco más pequeña que la variedad del norte, y puede alcanzar una longitud de hasta cinco metros y pesar hasta 60 kilogramos. Los adultos pueden vivir hasta 30 años y pueden devorar presas como impalas o duikers grises.

Cuidados de sangre fría

La variedad del sur pone entre 40 y 50 huevos de los cuales eclosionan unos bebés necesitados, normalmente en madrigueras subterráneas de cerdos hormigueros. Tras eclosionar, los bebés suelen ser tímidos, y se quedan dentro del huevo hasta dos días, mientras que la madre se enrolla a su alrededor.

 

Alexander cree que lo hacen para proteger a sus crías. Cuando se acerca a las madres en la naturaleza suelen ser mucho más asustadizas de lo que se puede esperar en un depredador tan grande.

También podría estar relacionado con el desarrollo de sus crías. Los bebés recién nacidos están regorditos por la yema de huevo sin digerir. Alexander cree que esta es una de las razones por las que las madres se quedan con ellas: los bebés tienen menos capacidad de movilidad y por lo tanto son más vulnerables ante los depredadores durante esta etapa de su vida. Las madres proporcionan protección a los bebés, y también les dan el calor que necesitan para ayudarlos a digerir la yema de huevo hasta que pueden moverse lo bastante como para encontrar su propia comida, que suelen ser ratones, ratas y aves pequeñas.

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