Estos renacuajos podrían tener una solución para salvarse del canibalismo
Los renacuajos de las ranas venenosas de Zimmermann, en Perú, devoran con gusto a sus hermanos y hermanas, pero los científicos han descubierto que podrían tener una estrategia de supervivencia.
Los hermanos pueden resultar molestos, pero para las ranas venenosas de Zimmermann también pueden resultar mortales. Si se les coloca en la misma charca, los renacuajos de esta especie devoran con gusto a sus hermanos y hermanas.
Un nuevo estudio sugiere que los renacuajos tienen una forma de escapar del canibalismo de sus parientes: subiéndose a las espaldas de los adultos.
Las ranas venenosas hembra normalmente ponen sus huevos sobre plantas llenas de agua como las bromeliáceas. Cuando los huevos eclosionan y los renacuajos salen, los prudentes padres normalmente llevan a sus pequeños a diferentes charcas, uno por uno, para que estos no se devoren entre ellos mientras desarrollan sus coloridos cuerpos de adulto.
De vez en cuando, los padres dejan por accidente a más de un renacuajo en el mismo estanque u olvidan regresar para dispersar al resto de sus crías.
«Son bastante voraces», afirma Kyle Summers, biólogo evolucionista en la Universidad de Carolina del Este, que estudia a las ranas venenosas de dardo, pero no ha participado en este nuevo estudio.
«Pueden acabar matando y comiéndose a otro renacuajo, incluso siendo del mismo tamaño».
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La amabilidad de los desconocidos
Para el estudio, Lisa Schulte, investigadora de postdoctorado en la Vrije Universiteit Brussel, y sus colegas llenaron pequeños vasos de plástico con agua de lluvia en los que introdujeron 15 puestas de huevos de ranas venenosas de Zimmermann en un laboratorio de campo al noreste de Perú.
Los investigadores mantuvieron juntos a los hermanos de las mismas puestas, de entre dos y cuatro individuos. Los renacuajos no tuvieron ningún tipo de contacto con adultos durante esta primera parte del experimento.
A continuación, el equipo fue rotando a ranas adultas de tres especies diferentes por los 15 recipientes durante sesiones de un día. Lo hicieron siguiendo un orden aleatorio con machos o hembras de Ranitomeya variabilis; con un macho de Ranitomeya imitator, una especie emparentada que pertenece al mismo género; y un macho de Hyloxalus nexipus, de la familia de las ranas venenosas de dardo, Dendrobatidae.
Posteriormente, grabaron el comportamiento de los anfibios y analizaron los vídeos resultantes. Mientras que las ranas adultas intentaban escapar de los recipientes, los renacuajos de cada puesta tendían a reunirse en torno al adulto, sin importar su especie.
Algunos renacuajos intentaron saltar sobre la espalda de los adultos. Lo consiguieron en dos ocasiones, una con un adulto de su propia especie y otra con la Ranitomeya imitator, según el estudio publicado el 5 de mayo en Journal of Zoology.
Aunque el descubrimiento se limita a solo algunos animales, los autores sugieren que este comportamiento sería una muestra de la competitividad entre los hermanos renacuajos para ser los primeros en ser rescatados de una charca.
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Aun así, en la mayoría de situaciones en la naturaleza las ranas adultas con más probabilidades de visitar una charca serían los padres de los renacuajos, ya que regresan a las mismas charcas para dormir.
¿Ranas falsas? No, gracias
Sin embargo, los renacuajos siguen ciertas normas.
Mientras que los pequeños se conformaban con subirse a la espalda de los desconocidos, se negaron a saltar sobre la espalda de ranas artificiales fabricadas con una impresora 3D. En experimentos adicionales, los científicos pusieron a estas ranas en cada recipiente con los renacuajos.
Esto sugiere que o bien las ranas artificiales eran poco naturales o bien que los renacuajos podrían utilizar otros sentidos, como indicadores químicos, a la hora de identificar a un posible salvador.
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Juan Santos, biólogo de la Universidad de St. John's, en Nueva York, ha dicho que el estudio le gusta en general, pero señala una limitación importante: los científicos solamente observaron una serie de ocasiones en las que los renacuajos se subían a las espaldas de las ranas.
Debido a que el equipo solo vio a los renacuajos acercándose a las ranas adultas, pero no saltando sobre ellas, es demasiado pronto para afirmar que se trata de un comportamiento común.
«No es como si hubieran descubierto que se trate de una conducta continua», afirma Santos.