No te pierdas a estas extrañas cabras trepadoras de árboles en acción
Si Marruecos no te parecía un destino interesante, estas cabras te harán cambiar de opinión.
En la polvorienta carretera que va de Marrakech a la ciudad costera de Esauira se disponen los árboles de argán a lo largo del campo de un color rojizo oxidado. Las plantas nudosas y espinosas crecen exclusivamente en el suroeste de Marruecos y al oeste de Algeria, y pese a no ser muy hermosas, atraen a numerosos fans. Los rebaños de cabras hambrientas se posan en sus ramas retorcidas y se pueden llegar a ver más de una docena en un solo árbol.
Pero existe una explicación para este extraño fenómeno. Los árboles de argán producen un fruto similar a una oliva arrugada que madura cada año en torno al mes de junio. Estas cabras llenas de recursos adoran su aroma y su sabor amargo, por lo que trepan hasta una altura de 9 metros para saciar su apetito (ya que este árbol supone el 84 por ciento de su dieta). Las cabras se comen la fruta entera, aunque la parte que tanto les gusta es la pulpa, escondida bajo la gruesa piel. La pulpa recubre un hueso muy codiciado por los humanos. Entonces, ¿qué pasa a continuación?
Las cabras expulsan los huesos no digeribles, que tradicionalmente se recogen para elaborar el aceite. En la actualidad, la mayoría de las mujeres bereberes están al mando de este proceso que consume tanto tiempo. Primero, separan los excrementos del animal para, a continuación, abrir los huesos a mano, en cuyo interior encuentran sus semillas, llenas de ese aceite que se usa para elaborar caros cosméticos o alimentos.
Por ejemplo, menos de 50 mililitros de aceite facial de Josie Maran, cien por cien puro aceite de argán, cuesta la friolera de 48 dólares (43 euros). Este precio tiene su explicación, ya que se necesitan más de 27 kilogramos de fruta para producir un cuarto de este oro líquido. En Marruecos, el aceite de argán también se unta en al pan para el desayuno o sirve para aderezar el cuscús.
Debido a esta oportunidad tan rentable, algunos agricultores compran más cabras, lo que supone una amenaza para la sostenibilidad de los árboles. Por otra parte, el proceso crea empleo para las mujeres locales y atrae a esta zona a los turistas que desean presenciar esta imagen tan inusual de cabras sobre los árboles.
Parece ser que las cooperativas de mujeres extraen aceite de argán en todas las colinas de esta región. Muchos lugares, como la cooperativa Marjana cerca de Ounagha, organizan visitas guiadas para que los turistas se informen sobre el proceso de producción. La ventosa ciudad de Esauira ofrece numerosas actividades a los cazadores de tendencias y a los turistas más playeros que se quedan más tiempo. Pero incluso los turistas que solo están de pasada podrán ver las extrañas cabras trepadoras de árboles desde la carretera.
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