Los gatos se domesticaron a sí mismos, según sugieren nuevas pruebas de ADN

Un exhaustivo estudio de genes felinos sugiere que incluso después de que los felinos entrasen en nuestras vidas, permanecieron sin cambios durante miles de años.

Por Casey Smith
Publicado 9 nov 2017, 4:18 CET
Gato atigrado
Los gatos atigrados no existieron hasta la Edad Media, según un estudio de antiguo ADN de gato.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

De una forma totalmente felina, los gatos se tomaron su tiempo a la hora de decidir si saltar o no a los regazos de los humanos.

El análisis del ADN presentado en un nuevo estudio exhaustivo sobre la propagación de los gatos domésticos sugiere que los gatos vivieron durante miles de años junto a los humanos antes de ser domesticados. Durante ese tiempo, sus genes han cambiado poco desde sus orígenes como gatos salvajes, si exceptuamos una reciente alteración: las distintivas rayas y puntos del gato atigrado.

Los investigadores estudiaron el ADN de más de 200 gatos que abarcaría los últimos 9.000 años, incluyendo antiguos restos de gatos rumanos, momias de gato egipcias y especímenes de gato salvaje africano moderno. Dos importantes linajes de gatos contribuyeron a formar al felino doméstico que conocemos actualmente, según se informa en un estudio publicado el lunes en Nature Ecology & Evolution.

Momia de gato
Una momia de gato egipcia.
Fotografía de Richard Barnes, National Geographic Creative

Los ancestros de los gatos domésticos actuales se extendieron desde el suroeste asiático hacia Europa en el 4.400 a.C. Lo más probable es que los gatos empezasen a vivir en torno a comunidades agrícolas en el Creciente Fértil hace unos 8.000 años, donde establecieron una relación de beneficio mutuo como patrulla antirroedores para los humanos.

A los ratones y las ratas les atraían los cultivos y otros subproductos agrícolas producidos por las civilizaciones humanas. Los gatos probablemente siguieron a las poblaciones de roedores y estos, a su vez, se encontraban cerca de los asentamientos humanos.

«Así es como probablemente tuvo lugar el primer encuentro entre humanos y gatos», afirma el coautor del estudio Claudio Ottoni de la Universidad de Leuven. «No fue porque los humanos atraparon a algunos gatos y los pusieron dentro de jaulas», dice. «En su lugar, la gente permitió que los gatos se domesticasen a sí mismos, más o menos».

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    Un segundo linaje, conformado por gatos africanos que dominaron Egipto, se extendió hacia el Mediterráneo y hacia la mayor parte del Viejo Mundo en torno al 1.500 a.C. Este gato egipcio probablemente tenía comportamientos que lo volvía atractivo a los ojos de los humanos, como por ejemplo la sociabilidad y la mansedumbre.

    Los resultados sugieren que las poblaciones de humanos prehistóricos probablemente empezaron a llevar consigo sus gatos a lo largo de rutas comerciales por tierra y mar para mantener a raya a los roedores.

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    El dominio de los gatos atigrados

    Comparando el ADN de los gatos a lo largo de la historia, el estudio ha conseguido capturar una imagen de cómo estos animales han cambiado incluso antes de que los humanos empezasen a transportarlos por todo el mundo, según explica Ottoni.

    Lo más sorprendente es que los gatos salvajes y domésticos no mostraban grandes diferencias en su composición genética, y uno de los pocos rasgos que nos permite distinguirlos era el patrón atigrado.

    Retrato
    Una mujer sostiene un «gato pantera» en un cuadro del Renacimiento italiano.
    Fotografía de Illustration by Francesco d'Ubertino Verdi; Peter Horree, Alamy

    El estudio arroja luz sobre la aparición tardía de las marcas con manchas o con rayas sobre el pelaje, que empezaron a surgir en gatos atigrados domésticos durante la Edad Media. El gen para tener un pelaje atigrado se remonta al Imperio otomano en el suroeste asiático y posteriormente se convirtió en algo común en Europa y África.

    Sin embargo, fue en el siglo XVIII cuando estas marcas se convirtieron en algo lo suficientemente común como para asociarse con gatos domésticos, y en el siglo XIX los amantes de los gatos comenzaron a seleccionar a gatos con rasgos particulares para crear razas sofisticadas.

    Para saber más: El amor entre gatos y hombres viene de lejos

    La mascota perfecta

    En general, los gatos se convirtieron en acompañantes domesticados de los humanos sin cambiar demasiado, según la coautora del artículo y genetista evolutiva Eva-Maria Geigl. Los gatos domésticos son aparentemente similares a los gatos salvajes, pero no son solitarios, y toleran tanto a humanos como a otros gatos.

    Esto contrasta con los perros, los primeros animales en ser domesticados, añade Geigl. Los perros fueron seleccionados para realizar tareas específicas —que nunca fue el caso de los gatos— y esta selección de rasgos particulares es la que llevó a la diversificación de los perros en las numerosas razas que observamos actualmente.

    «Creo que no había necesidad de someter a los gatos a un proceso de selección como ese, ya que no era necesario cambiarlos», afirma Geigl. «Eran perfectos tal y como eran».

    Aunque no todo el mundo está de acuerdo en que los gatos son perfectos, los felinos se encuentran entre las mascotas más populares del mundo en la actualidad, con unos 74 millones de gatos viviendo solamente en los hogares de Estados Unidos.

    «Estamos descubriendo cosas increíbles sobre su origen, lo lejos que han llegado y el tipo de impacto que han tenido sobre los humanos», afirma Ottoni.

    «Creo que estudiar más esta especie va a aumentar nuestro conocimiento acerca del proceso de domesticación».

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