Babas con feromonas, reproducción acrobática y otras curiosidades de las babosas

Mucosidades con varias funciones y acrobacias sexuales: las babosas son mucho más salvajes de lo que piensas.

Por Liz Langley
Publicado 9 nov 2017, 4:20 CET

¿Sabías que la babosa negra supuestamente emite un olor nauseabundo cuando la aplastas? Además, estos gasterópodos pueden ser sorprendentemente coloridos, como la babosa azul de Europa del este o la Arion rufus, de color rojo o naranja chillón, originaria de Europa pero que también se encuentra en el norte de Estados Unidos y Canadá. Sigue leyendo para saber más curiosidades sobre estas criaturas mocosas.

¿Cómo huele una babosa?

Sobre esta babosa negra supuestamente fétida, Ben Rowson, conservador de moluscos en el Museo Nacional de Gales en Cardiff, dice que no tiene conocimiento de ninguna babosa que se ciña a dicha descripción. Sin embargo, afirma que es posible que las babosas Limax cinereoniger y las de la familia Milacidae, que se encuentran en Croacia, emitiesen mal olor si se alimentaran de plantas como la Putoria calabrica, que sí expulsa un olor fétido cuando es aplastada.

Rowson añade que existe una especie nativa del norte de África, la Drusia deshayesii, que tiene un olor «nauseabundo», según un estudio del 2012. El olor probablemente proceda de la Putoria tenella, una planta maloliente de la que se cree que se alimenta la babosa.

«Las heces de animales también forman parte de la dieta de algunas especies de babosa», explica, lo que probablemente añada una cierta acritud al aroma de las babosas.

Un pariente de la babosa, el caracol Oxychilus alliarius, es conocido como «caracol del ajo» debido al olor que emite cuando le molestan, parecido al ajo, según Rory McDonnell, entomólogo en la Universidad estatal de Oregón.

Quizá esto inspirase la receta del escargot.

Sigue aprendiendo: Babas de caracol

Mucosidades «multitarea»

«Las babosas son caracoles sin conchas externas», explica Chris Barnhart, biólogo de la Universidad de Misuri. Aunque algunas, como las babosas leopardo (Limax maximus), originarias de Europa meridional y occidental, tienen sus conchas en el interior.

Otras las llevan de forma muy extraña, como la babosa Ibycus rachelae que vive solo en el estado de Sabah, en Borneo. Esta «semibabosa» tiene una concha pequeña y parcialmente visible en la mitad de su cuerpo, demasiado pequeña para que el animal se refugie en su interior.

Debido a que tienen una protección escasa o inexistente, las babosas necesitan algún método de defensa. Por ejemplo, sus mucosidades: entumecen las fauces de los depredadores potenciales, manteniéndolos a raya.

La baba de babosa es un compuesto inusual, ni líquido ni sólido. Se solidifica cuando las babosas están en reposo, pero se licúa cuando se aplica presión o, en otras palabras, cuando la babosa empieza a moverse. Sus propiedades pegajosas y flexibles ayudaron recientemente a desarrollar un nuevo adhesivo quirúrgico.

La mucosidad de la babosa también funciona como una especie de GPS de babas. Las babosas de tierra, según Barnhardt, «pueden encontrar su camino de vuelta a casa en grandes distancias siguiendo su propio rastro de baba».

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Acrobacias amorosas

La baba de la babosa también incita al romance.

Todas las babosas son hermafroditas y pueden fertilizarse a sí mismas, pero también pueden aparearse. Liberando feromonas en su baba, las babosas indican que están preparadas para aparearse, y algunas hacen de ello todo un espectáculo.

Las babosas leopardo tienen un ritual de apareamiento al más puro estilo del Circo del Sol. La pareja cuelga boca abajo de una «cuerda» de baba, entrelazando sus cuerpos. A continuación, sacan sus largos penes azules desde la parte de atrás de sus cabezas y también los entrelazan, abriéndolos y transfiriendo espermatóforos.

Además, esa «semibabosa» que hemos mencionado dispara a sus parejas potenciales unos afilados «dardos de amor» de carbonato de calcio llenos de hormonas desde un receptáculo de dardos que se encuentra entre su pene y su vagina, lo que posiblemente mejora sus probabilidades de reproducirse.

Quién sabe, quizá Cupido sacó de ahí su idea.

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