Descubierta la fórmula para predecir la velocidad de cualquier animal, incluso de los dinosaurios
Esta técnica permite a los investigadores predecir la velocidad máxima de un animal basándose en su tamaño, y también funciona en los dinosaurios.
Los guepardos ostentan el título de animal terrestre más rápido del mundo, pudiendo alcanzar velocidades de hasta 110 kilómetros por hora. La tortuga de las Galápagos tiene casi el mismo tamaño que un guepardo, pero la velocidad máxima a la que puede «correr» es de solo 0,27 kilómetros por hora.
Aunque parece intuitivo pensar que los animales más grandes deberían moverse más rápido —cuanto más larga es una zancada, más terreno cubre—, esa regla general no siempre se sostiene.
Investigaciones previas han demostrado que los animales más rápidos no son los más grandes ni los más pequeños, sino que se encuentran en un punto medio, como ocurre con el guepardo. Pero aun sabiendo eso, los científicos han encontrado dificultades a la hora de predecir lo rápido que puede ser un animal sin verle correr, volar o nadar. Este es un problema en particular para los investigadores que estudian a especies extintas como los dinosaurios, y para comparar la velocidad de un animal volador o corredor frente a la de un animal nadador.
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Myriam Hirt, ecóloga en el Centro Alemán para la Investigación Integradora sobre Biodiversidad (iDiv), se encontró con este problema al intentar deducir una fórmula para predecir la velocidad de los animales.
«Me daba que los elefantes tenían una velocidad máxima de 600 kilómetros por hora, lo que por supuesto es falso», dijo ella. La velocidad máxima de un elefante africano de sabana es de 40 kilómetros por hora.
Tras examinar los datos sobre el movimiento animal, Hirt y sus colegas —incluyendo a Ulrich Brose, ecólogo de la Universidad de Göttingen— decidieron crear una nueva forma de predecir las velocidades de todo tipo de animales.
«Observé los mismos patrones, y entonces supe que tenía que haber algún tipo de aspecto básico que subyacente en el patrón», explicó Hirt. Ese básico era el tiempo que tardaba un animal en acelerar, según informaron el lunes los investigadores en la revista Nature Ecology & Evolution.
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El tiempo de aceleración depende de la masa corporal de un animal y de su forma de locomoción, el método que usa para moverse, como correr o nadar. Los animales más grandes, por ejemplo, agotan sus músculos más rápidamente cuando aceleran, y por tanto alcanzan su máximo más rápidamente que los animales de tamaño medio más ligeros, como los guepardos. Estos dos factores explican casi el 90 por ciento de la variación en las velocidades de los animales, según han descubierto los científicos.
Esta investigación podría ayudar no solo a los biólogos de vida silvestre, sino también a los paleontólogos, que en el pasado han tenido que estimar las velocidades de los dinosaurios basándose en sus huellas y sus esqueletos.
Por ejemplo, el modelo de Hirt y Brose predice que el Tyrannosaurus rex —uno de los dinosaurios más grandes— era mucho más lento que el Velociraptor.
El equipo de investigación planea continuar buscando formas de mejorar sus predicciones, añadiendo por ejemplo factores como la temperatura. También quieren probar si el modelo podría predecir qué animales rápidos cazan a los más lentos.
«Creemos que las interacciones depredador-presa pueden ser uno de los casos en los que podemos ver la utilidad de este indicador», afirma Brose. «Existen unos 40 millones de especies en este planeta, y hay muchas más interacciones».
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