Estos fósiles pertenecen a dos nuevas especies de mamíferos voladores del Jurásico
Dos fósiles muy bien conservados aportan nuevas pistas acerca de la evolución de los mamíferos voladores.
¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! Es una versión primitiva de una ardilla.
Esta semana, un equipo de paleontólogos ha descubierto dos nuevas especies de unos elegantes mamíferos voladores que vivieron junto a los dinosaurios hace unos 160 millones de años.
Aunque no son los primeros mamíferos voladores de este periodo de tiempo de los que tenemos conocimiento, estos especímenes son singulares porque poseen membranas delgadas y peludas de piel conectada a sus extremidades delanteras y traseras que se han conservado en buen estado en la roca.
«Resulta bastante obvio al ver estos fósiles que se trata de mamíferos voladores, debido a la piel carbonizada», explica el coautor del estudio David Grossnickle, candidato a Doctor de la Universidad de Chicago.
Las dos nuevas especies, denominadas Maiopatagium furculiferum y Vilevolodon diplomyos, ofrecen indicios sobre las formas en que algunos mamíferos se han hecho a los cielos en escalas temporales evolutivas.
«El vuelo es una de las adaptaciones de locomoción más adorables e impactantes», afirma el coautor del estudio Zhe-Xi Luo, paleontólogo en la Universidad de Chicago.
Fósiles peludos
Las dos nuevas especies de mamíferos voladores fueron descubiertas en la región de Liaoning, en China, famosa por su increíble capacidad de conservación. Los sedimentos lacustres del Jurásico nos han dado algunos de los fósiles en mejor estado del mundo, incluyendo pruebas de dinosaurios con plumas y un sinnúmero de mamíferos primitivos con pelaje carbonizado y tejido blando.
Pero incluso sin haber contado con la piel visiblemente conservada, las estructuras del esqueleto de los animales recién descubiertos revelan su capacidad para volar, según informa el equipo en dos estudios publicados esta semana en la revista Nature.
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Grossnickle señala que las proporciones de las extremidades de los mamíferos voladores son bastante diferentes de aquellos que simplemente trepan a los árboles o caminan sobre el suelo. Además, las proporciones de las extremidades de estos dos nuevos especímenes son similares a las de los mamíferos voladores modernos.
Ambos fósiles presentan también manos y pies distintivos, según Jin Meng, paleontólogo en el Museo Americano de Historia Natural que no participó en el estudio.
«Nuestros dedos de los pies son muy cortos porque tenemos que caminar sobre el suelo», explica. «Estos animales tienen dedos mucho más largos, lo que demuestra que presentan adaptaciones para agarrarse a los árboles del bosque».
Grossnickle ha añadido que, en ambos fósiles, manos y pies son muy similares a las que observamos en los murciélagos modernos.
«Estos animales podrían haber utilizado las cuatro extremidades para posarse como hacen los murciélagos», explica. Incluso resultaría posible que pasaran algo de tiempo colgando boca abajo de las ramas de los árboles, como los lémures voladores modernos.
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De la tierra al aire
Los dos nuevos mamíferos voladores se encuentran entre las 10 especies similares que se sabe que han vivido en esta zona durante el Jurásico y esta diversidad implica que existían numerosos nichos ecológicos en los que vivían.
Por ejemplo, los nuevos fósiles presentan una dentadura bien conservada, lo que proporciona a los arqueólogos información de primera mano sobre los hábitos alimenticios de estos primitivos animales voladores.
«El Vilevolodon tiene una corona dental muy compleja», explica Luo, señalando que la corona es similar a los molares llenos de crestas de las ardillas modernas que se alimentan de semillas. Los dientes del Maiopatagium, por su parte, son mucho más simples, lo que indicaría que podría haberse alimentado de frutos rojos.
«Ambos son voladores, pero existe una subdivisión de los métodos de alimentación», afirma Luo. Además, la estatura de las dos especies difiere ampliamente: el tamaño del Maiopatagium se parece más al de una ardilla moderna, mientras que el del Vilevolodon está más cerca del de un ratón.
En conjunto, los rasgos de estos mamíferos voladores parecen apoyar la hipótesis de que grupos diferentes de mamíferos siguieron un patrón evolutivo similar, desplazándose primero por el suelo, pasando a trepar árboles y finalmente volando. Los roedores modernos y las ardillas voladoras siguieron este patrón, así como los marsupiales australianos como los petauros del azúcar.
«En los bosques del Jurásico, este grupo evolucionó de forma independiente hacia este tipo de locomoción, como otros mamíferos vivos que también vuelan», explica Meng. «Los mamíferos empezaron a experimentar con los diferentes tipos de locomoción muy pronto».
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