¿Puede saber tu perro si estás embarazada?

Descifrar lo que dice tu perro o tu gato puede ser complicado, así que en este artículo intentaremos explicar la conducta de tu mascota.

Por Liz Langley
Publicado 9 nov 2017, 4:22 CET
Cotón de Tuléar
Prince, un Cotón de Tuléar de 18 meses, posa en el Crufts Dog Show el 10 de marzo de 2017.
Fotografía de Matt Cardy, Getty

Todavía no puedes hablar con tu mascota —insistimos, todavía— pero, por suerte, contamos con expertos que pueden ayudarnos a traducir los idiomas perrunos y gatunos.

La escritora de la revista National Geographic, Catherine Zuckerman, nos hizo una pregunta sobre su Cotón de Tuléar, Zucco, al que había entrenado en casa.

Zuckerman, que está embarazada, está confusa porque Zucco ha empezado a orinar en el cuarto de juegos de su hija. Por eso se preguntaba si su perro sabe que está embarazada.

Lo primero que debería hacer es visitar al veterinario para descartar problemas médicos como una infección del tracto urinario, según Carlo Siracusa, veterinario y experto en conducta animal de la Universidad de Pensilvania. 

Si descartamos un problema de salud, sería posible que Zucco pudiera detectar los cambios hormonales provocados por el embarazo de Zuckerman y que, como respuesta, se estuviera comportando de forma diferente. Por ejemplo, los perros cuyos dueños empiezan tratamientos hormonales en ocasiones se desvían de su comportamiento normal, según Siracusa.

Además de su agudo sentido del olfato, los perros son muy intuitivos y pueden darse cuenta de los cambios en las acciones y las rutinas de los humanos, según señala Dennis Turner, del Instituto de Etología aplicada y Psicología animal de Horgen, en Suiza. 

Por ejemplo, las cosas aparentemente insignificantes como cambiar muebles de sitio para hacer un cuarto para el bebé pueden alterar el patrón diario de un perro y provocarle estrés. Sus respuestas pueden «recordarnos a las de los niños celosos», afirma Turner.

Siracusa recomienda leer estos consejos del Hospital Veterinario Ryan, de la Universidad de Pensilvania, para ayudar a nuestras mascotas a lidiar con los cambios que trae consigo un nuevo bebé. Entre ellos está prestarles un poco más de atención cada día e introducir los nuevos objetos, como las cunas, mucho antes de que llegue el recién nacido.

La hierba gatera puede ser tan divertida para los dueños como para sus mascotas, pero ¿por qué a algunos felinos parece darles igual?

Pues resulta que algunos gatos carecen de los genes para detectar la nepetalactona, la sustancia embriagadora en la hierba gatera, según Siracusa.

Hierba gatera
La hierba gatera, también conocida como menta gatera, tiene un efecto embriagador en muchos felinos.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Creative

Un gato estresado o nervioso tampoco responderá a la hierba, explica John Bradshaw, experto en conducta felina en la Universidad británica de Bristol.

Todas las especies de gato, desde los tigres a los gatos atigrados, responden a la hierba gatera, por lo que la reacción debió desarrollarse hace unos 11 millones de años, cuando el ancestro de todos los felinos modernos apareció en Asia Central, según afirma Bradshaw.

Como los gatos son los únicos animales que responden a la hierba gatera, es posible que sean los únicos con receptores cerebrales de nepetalactina, según Siracusa.

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    Existe una razón posible para esto: la hierba gatera también repele a los insectos. Así que revolcarse en la planta «podría haber sido una conducta que ha evolucionado y ha sido recompensada» manteniendo a raya a pulgas y a otros parásitos.

    ¿Quieres jugar?

    Para acabar, mi gato doméstico Wasabi a veces me tapa la boca con la pata (aunque no de forma tan insistente como este gatito). Me pregunté si intentaba decirme que me callase.

    De hacerlo, según Siracusa, también estaría empujando con su cuerpo, como diciendo «estás demasiado cerca».

    Gato doméstico
    Los gatos domésticos (en la imagen aparece uno llamado Rocket) tienden a repetir las conductas juguetonas que obtienen respuestas por parte de sus dueños.
    Fotografía de Joël Sartore

    Lo más probable, según Bradshaw, es que me tapa la boca porque quiere jugar, debido a la forma en la que yo, o su anterior dueño, respondemos a su comportamiento. Los mininos también nos invitan a jugar dando toquecitos con su zarpa, según afirma Siracusa.

    Siracusa dice que, al igual que las personas, los gatos tienen hábitos, y este parece bastante inocente.

    Pero si alguna vez te cansas, añade Turney, ignorarles es la mejor respuesta.

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