Una madre macaco se come a su bebé momificado, varias semanas después de su muerte

Esta es la primera vez que se observa esta conducta en un macaco de Togian. Un nuevo estudio explica por qué el simio se comió a su bebé fallecido.

Por Richa Malhotra
Publicado 9 nov 2017, 4:29 CET
Evalyne, un macaco de Togian hembra
Evalyne, un macaco de Togian hembra que vive en un santuario para animales italiano, sostiene el cadáver de su bebé poco después de su muerte.
Fotografía de Arianna De Marco

Se sabe que los primates lloran a sus seres queridos y practican el canibalismo. Sin embargo, por primera vez, se ha grabado a un macaco de Togian comiéndose a su cría, que había fallecido.

Un equipo de investigadores que estudiaban los macacos del santuario para animales Parco Faunistico di Piano dell'Abatino observaron cómo una madre primeriza llamada Evalyne «cuidaba» de su bebé, que llevaba varias semanas muerto, y a continuación vieron cómo consumía su cuerpo momificado hasta que no quedó ni un solo hueso.

Los macacos de Togian —endémicos del sureste asiático— pueden cargar con los cadáveres de sus bebés durante horas o incluso días. Podría tratarse de una manifestación de dolor o de la falta de entendimiento de la muerte de su cría.

«Este tipo de conducta ha sido documentada en chimpancés y en otros primates; las madres llevan a sus bebés hasta que se desintegra», señala Frans de Waal, primatólogo de la Universidad Emory que no participó en el nuevo estudio.

Evalyne mordisquea el cuerpo momificado
Evalyne mordisquea el cuerpo momificado de su bebé.
Fotografía de Arianna De Marco

Sin embargo, «el nuevo factor aquí es el canibalismo», afirma de Waal. «Los macacos no suelen comerse entre ellos».

Los macacos de Togian no solo no se comen a los de su especie, «sino que son una especie vegetariana que nunca come carne», añade Arianna De Marco, bióloga evolutiva de la Fondazione Ethoikos, en Italia, que dirigió la investigación.

«Curioso y emotivo»

La mortalidad infantil es común entre los macacos que son madres primerizas, tanto en la naturaleza como en cautividad. De los 51 nacimientos en el santuario, 16 bebés fallecieron o fueron mortinatos.

Tras la muerte de su cría, de solo cuatro días de edad, Evalyne empezó a ponerse nerviosa y a gritar mirando fijamente a su propio reflejo en la puerta de su entorno, una conducta que no había sido observada anteriormente según De Marco, cuyas observaciones han sido publicadas este mes en la revista Primates.

A continuación, siguió acicalando, lamiendo y transportando el cadáver de su cría, incluso cuando el cuerpo se momificó por completo al octavo día y después de que se le desprendiera la cabeza al decimocuarto día. La momificación preservó la forma del cuerpo, una de las posibles razones por las que siguió intentando alimentar al cadáver, añade De Marco.

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    La madre primeriza intenta consolar al esqueleto
    La madre primeriza intenta consolar al esqueleto de su cría, que murió cuatro días después de nacer.
    Fotografía de Arianna De Marco

    «Sentí curiosidad, pero también me sentí emocionada al mismo tiempo», afirma De Marco.

    Cuando los restos del bebé se deshicieron y el pelo empezó a caérsele en la tercera semana, se observó a Evalyne mordisqueando el cadáver de su cría. Existe otro ejemplo en la bibliografía científica de una madre macaco comiéndose a su cría: el caso de un macaco de Taihang, en China.

    Muchos primates llevan consigo a sus bebés muertos
    Muchos primates llevan consigo a sus bebés muertos durante días, pero raramente se los comen.
    Fotografía de Arianna De Marco

    Una dura expresión de amor

    «Es difícil dar una explicación a este comportamiento», afirma De Marco, añadiendo que esto también podría ocurrir en la naturaleza. «El cambio radical en la conducta maternal, de cuidar a presentar una actitud canibalista, resulta asombroso».

    Evalyne ate the baby until it was reduced to a single bone.
    Evalyne ate the baby until it was reduced to a single bone.
    Fotografía de Arianna De Marco

    Entre otras explicaciones posibles para las inusuales acciones de Evalyne está el hecho de que es una madre primeriza y de que el bebé vivió el tiempo suficiente como para establecer un vínculo.

    En ese sentido, el canibalismo podría ser una expresión final y extrema del apego que siente por su bebé, según concluye De Marco.

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