La reciente oleada de huracanes también ha afectado a las aves del Caribe
Harvey, Irma, José y María han desviado a las aves de su rumbo y han dañado sus fuentes de alimento.
Los residentes del Caribe están luchando por recuperarse de la serie de huracanes que ha barrido esta zona el los dos últimos meses, algo que también hacen los habitantes con plumas de las islas. La fuerza del viento, la intensidad de la lluvia y las inundaciones han destrozado muchos hogares y negocios, pero también han supuesto una grave amenaza para la fauna silvestre.
Los informes preliminares indican que algunas poblaciones de aves han sufrido mucho más que otras. Una colonia reproductora de más de 50.000 flamencos del Caribe (Phoenicopterus ruber) consiguió salir de la isla de Inagua antes de la llegada del huracán Irma, y los conservacionistas han informado de su regreso.
Sin embargo, en Cayo Coco, en Cuba, los biólogos han visto miles de aves muertas. En las islas más afectadas de Puerto Rico y Barbuda, los impactos en la fauna todavía se desconocen, ya que los residentes aún se enfrentan a una crisis humanitaria inmediata.
Las especies de aves en el Caribe llevan mucho tiempo lidiando con el intenso tiempo tropical. Pero muchas especies de aves en la región, entre ellas el petrel antillano y la cotorra puertorriqueña, ya se encuentran al borde de la extinción y un aumento de la frecuencia y la intensidad de los huracanes puede dificultar su recuperación.
«Algunas de estas aves han sido capaces de recuperarse, pero su resistencia puede haber disminuido», explica Dan Lebbin, vicepresidente de programas internacionales en la organización American Bird Conservancy.
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Desviados de su rumbo
Como los humanos, muchas aves intentan huir cuando perciben que se avecina una tormenta. A medida que el huracán Harvey se acercaba a la costa de Texas, un radar registró el éxodo masivo de muchas de las aves limícolas de la región antes de la tormenta.
Las aves en el mar podrían simplemente tratar de volar alrededor de la tormenta. El tamaño de algunos huracanes —Irma alcanzó una anchura de 645 kilómetros— puede dificultar la huida de las aves. En ese caso, los pájaros que se queden atrapados en la tormenta pueden ser desviados de su rumbo en cientos de kilómetros.
Eso es lo que le ocurrió a un pájaro que apareció en las costas de Cape Cod, Massachusetts. Cuando Stephanie Ellis, directora ejecutiva de Wild Care, Inc., vio por primera vez al ave que un ciudadano había encontrado en LeCount Hollow, al principio pensó que había rescatado a un alcatraz común (Morus bassanus). Sin embargo, una llamada rápida a un experto en aves local reveló que el pájaro era en realidad un alcatraz enmascarado (Sula dactylatra).
«Nos asombró ver un alcatraz enmascarado mirándonos fijamente. Este ave debió haber recorrido una buena distancia», afirma.
Ellis cree que los vientos del huracán José atraparon al alcatraz y lo desviaron cientos de kilómetros de su probable hogar en el Caribe o en el golfo de México. Desafortunadamente, el ave no logró sobrevivir al viaje. Llegó empapado, hambriento y con una grave infección de hongos. Pese a los esfuerzos para salvarlo, Wild Care anunció que el alcatraz murió la noche del lunes. «Hicimos todo lo que pudimos», escribió Ellis en la página de Facebook del grupo. «Su estado fue desalentador desde el principio».
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Control de daños
Tanto Ellis como Lebbin dicen que los peligros de las tormentas para las aves son similares a los que preocupan a los humanos. Para los pájaros (y humanos) que no puedan salir de la trayectoria de la tormenta, la prioridad es encontrar refugio. Los flamencos que no pudieron salir de Inagua sobrevivieron gracias a los manglares cercanos. También lo lograron las garcetas rojizas (Egretta rufescens) cerca de Sanibel, en Florida.
Incluso en estos escondites, los pájaros deben esquivar los restos arrastrados y salvar la crecida de las aguas, las inundaciones y el oleaje. Los huracanes también dañan la fuente de alimento de los pájaros. Un huracán de gran intensidad puede arrancar toda la fruta de un árbol, dejándolo tan estresado que no podrá producir frutos de nuevo hasta el año siguiente. Para los pájaros que dependen de la fruta como alimento, un huracán como Irma o María podría significar el comienzo de varios años difíciles.
La reciente avalancha de tormentas también redujo o eliminó las importantes infraestructuras de conservación, incluyendo las oficinas del grupo de conservación Environmental Protection in the Caribbean, en la isla de San Martín. Las especies raras en peligro de extinción como el petrel antillano (Pterodroma hasitata) y la cotorra puertorriqueña (Amazona vittata), podrían sufrir estas pérdidas durante años debido a la disminución de la capacidad para proteger los hábitats y para rescatar a aves enfermas o heridas.
Con todo, Lebbin se muestra «moderadamente optimista» sobre la supervivencia de las especies de aves del Caribe, y añade que «han evolucionado para sobrevivir a los huracanes durante millones de años».