Por qué los perros comen heces y otros comportamientos extraños de las mascotas
Los expertos opinan sobre algunos de los hábitos más extraños de perros y gatos.
Algunas mascotas pueden mostrar una conducta bastante extraña: desde perros que demuestran gustos muy peculiares en lo que a comida se refiere a gatos que piensan fuera de la caja... de arena. Esta semana, hemos planteado a los expertos en cada campo preguntas sobre los hábitos más raros de nuestras mascotas.
Comer heces
Muchos animales consumen heces, una comida que puede contener partículas de alimentos intactas y, por ende, nutrientes. Y para el horror de sus dueños, este gusto por las heces en ocasiones se aplica a las mascotas.
«Podría ser un legado evolutivo de la larga historia de los perros, que buscaban carroña para sobrevivir», afirma por email James Serpell, profesor de ética y bienestar animal en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania.
Pero lo que nuestra lectora Susan Moynihan quiere saber es: «¿cómo consigo que mi perro deje de comer excrementos?».
El primer paso es una visita preventiva al veterinario, según Serpell. Los dueños deben descartar un déficit de enzimas pancreáticas y asegurarse de que el perro está comiendo de forma correcta, explica.
Si todo está bien, un entrenamiento basado en recompensas podría ayudar. Serpell aconseja desalentar de forma delicada pero firme esta conducta durante los paseos con correa, y dar un premio al perro y alabarlo cuando ignora los excrementos.
Si esta conducta persiste, «puede añadirse a las heces una sustancia desagradable como el glutamato monosódico para desincentivar este comportamiento».
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Lamer tinta
Otro hábito curioso que tiene el gato de nuestra lectora Ann Buckley es el de lamer la tinta de hojas de papel recién impresas. Ella se pregunta: «¿es peligroso?».
«Las impresoras de nuestras casas y oficinas emplean agua, etilenglicol y alcohol, pero lo más probable es que solo sean tóxicas para el animal si estuviera lamiendo el cartucho de tinta directamente», afirma Pamela Martin, profesora adjunta de medicina de animales pequeños en la Universidad Tuskegee.
Mientras esto no ocurra a diario y el gato no se coma el papel, «probablemente no ingerirá una dosis tóxica», explica, añadiendo que es mejor mantener el papel fuera del alcance del animal.
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Orinar fuera de la caja de arena
También existe otro problema con los gatos, en este caso el de uno de nuestros lectores, Kamran Adibi. El gato de Adibi nunca se había portado mal «hasta que nos mudamos a otro estado», explica. «Desde entonces, siempre orina en una habitación específica, sobre la moqueta».
«Ah, la dinámica de la mudanza», dice Martin. Los cambios como tener una nueva pareja, un bebé o mudarse de casa pueden provocar estrés que se manifiesta en una micción inapropiada.
«Me parece que este gatito tiene una enfermedad llamada cistitis idiopática felina», la inflamación de la vejiga por causas desconocidas, explica Martin.
Lo primero es ir al veterinario para descartar una infección de orina. Si el gato está bien, hay que intentar reducir los factores estresantes más simples. Por ejemplo, evitar las cajas de arena tapadas –porque «los gatos quieren ver si se les acerca alguien» para poder defenderse– y asegurarse de que la caja está en un lugar tranquilo y privado.
Tener más de una caja de arena en casa también puede ser de gran ayuda. «Usamos la norma de N + 1 cajas de arena, el número de gatos en casa más uno», explica Martin. Si la casa tiene varios pisos, hay que asegurarse de que haya una caja de arena en cada piso.
Los dueños también pueden reducir el estrés de su gato asegurándose de que tenga suficientes repisas por las que escaparse.
La terapia con feromonas y los regímenes alimenticios también pueden ser de ayuda. Martin recomienda comida enlatada para la cistitis idiopática, porque tiene un alto contenido de agua que puede ser bueno «para los gatos acumulen sedimentos o piedras en la vejiga». Una fuente para gatos (menos cara de lo que suena) también puede hacer que tu gato permanezca hidratado.
John Bradshaw, experto en conducta felina de la Universidad de Bristol, Reino Unido, explica que el caso del gato que lame tinta podría ser una reacción a un olor nuevo y desconocido.
Restringir el espacio del gato a una o dos habitaciones, «aumentando poco a poco el acceso [al resto de la casa] solo después de que el dueño haya transferido su olor al resto de habitaciones» también puede ser beneficioso, según Bradshaw.
Pero si el problema es un nuevo novio o novia, «quizá tu gato esté intentando decirte algo sobre él o ella», bromea Martin.
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