Este es el punto débil del hongo asesino de murciélagos

Según los expertos, las dosis de luz ultravioleta destruyen al hongo que provoca el síndrome de la nariz blanca.

Por Elaina Zachos
Publicado 5 ene 2018, 11:55 CET
Un pequeño murciélago café
Un pequeño murciélago café con síndrome de la nariz blanca hiberna en New Hampshire.
Fotografía de Stephen Álvarez, National Geographic Creative

Los misteriosos casos de síndrome de la nariz blanca atormentan a miles de murciélagos cada año, cubriendo sus hocicos con hongos blancos tóxicos. Sin embargo, los investigadores están luchando contra este hongo a través de la luz.

Un nuevo estudio publicado el 2 de enero en la revista Nature Communications, demuestra que los rayos ultravioleta, la fuente lumínica de la luz negra y que provoca las quemaduras solares, acaba de forma irreparable con el hongo que provoca el síndrome de la nariz blanca en los murciélagos. Los resultados del estudio podrían aportar pruebas sobre cómo detener al patógeno letal que actualmente está diezmando a las especies de murciélago en Norteamérica.

Se estima que el síndrome de la nariz blanca ha acabado con 5,7 millones de murciélagos desde que se descubrió en una cueva de Nueva York en 2006. La enfermedad, provocada por el hongo Pseudogymnoascus destructans, aparece en las alas, los hocicos y las orejas de los murciélagos que hibernan en las frías y oscuras cuevas de Norteamérica.

El hongo afecta a los murciélagos durante su hibernación invernal y afecta a la composición química de sus cuerpos. El despertar frecuente que provoca el hongo agota a los mamíferos, haciendo que estén demasiado cansados para sobrevivir.

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Aunque el hongo es letal para muchos murciélagos norteamericanos, sus parientes eurasiáticos se han adaptado a él tras haber vivido con él durante muchos millones de años.

Investigadores gubernamentales y académicos por igual querían averiguar que provoca que el P. destructans resulte mortal. En el laboratorio, compararon los genes del hongo con seis de sus parientes no patógenos exponiéndolos a luz ultravioleta que daña el ADN y estudiando su reacción.

Todos los organismos resistieron a la luz ultravioleta salvo el P. destructans, que se descompuso bajo los rayos. Solo el 15 por ciento del hongo fue capaz de resistir dosis bajas de luz ultravioleta y la radiación moderada solo dejó intacto el 1 por ciento del hongo. Pasar unos segundos expuesto directamente a una fuente de luz ultravioleta diezmó a la mayor parte del hongo.

«No es algo que esperarías necesariamente», afirma Jon Palmer, el autor principal y botánico del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

El P. destructans crece en cuevas frías y oscuras donde las temperaturas caen entre 4 y 20 grados Celsius. Pero la mayoría de organismos que pueden vivir en la oscuridad pueden reparar los daños en el ADN provocados por la luz ultravioleta, según Palmer.

«Le faltaba una enzima fundamental para la reparación del ADN», afirma. «El hongo era muy sensible a la luz ultravioleta».

Ahora que los científicos saben eliminar a este patógeno fúngico en el laboratorio, el próximo paso es trasladar la investigación al terreno.

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En pequeñas dosis

Marm Kilpatrick, profesor de biología en la Universidad de California que no participó en el estudio, estaba muy emocionado por los resultados cuando los anunciaron en una conferencia en 2016. Tenía curiosidad sobre qué pasaría con el experimento en murciélagos reales en cuevas en vez de con experimentos en placas de Petri.

Sin embargo, según él sería difícil tratar a decenas de miles de mamíferos hibernantes al mismo tiempo. El hongo es visible en los hocicos de los murciélagos, pero también crece en las grietas de las alas cuando las cierran. Es improbable que un destello de luz no invasivo evite que el hongo mate a los murciélagos.

«Parece potencialmente emocionante para tratamientos a pequeña escala», afirma Kilpatrick. «Probablemente tendrás que atrapar a cada murciélago y exponerlo a la luz ultravioleta».

Entrar en las colonias y tratarlos con luz ultravioleta varias veces en el transcurso de un invierno podría perturbar la hibernación de los murciélagos, según Kilpatrick. El agotamiento provocado por el reposo insuficiente es una de las razones por las que el síndrome de la nariz blanca consigue matar a los animales.

Kilpatrick y sus colegas han investigado el efecto de diferentes cantidades de P. destructans de murciélagos que hibernan. Si unos cuantos tratamientos con rayos UV pudieran matar una cantidad suficiente del hongo antes de que resulte mortal, podría ser suficiente para que algunas especies de murciélago sobrevivan al invierno.

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¿Un futuro brillante para los murciélagos?

Tras este estudio, el coautor Dan Lindner recibió una beca del Bats for the Future Fund de la National Fish and Wildlife Foundation para continuar su investigación y encontrar un modo de luchar contra este hongo patógeno con luz ultravioleta. El estudio en curso empleará luz para tratar a murciélagos infectados de forma natural por el P. destructans y comprobará si les ayuda a sobrevivir a la hibernación.

«Tenemos muchas ganas de trasladar esto del laboratorio al trabajo real con murciélagos», afirma Lindner.

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