Estos pájaros duermen en las axilas de las jirafas
Las imágenes de una cámara trampa nocturna sacadas en el parque nacional del Serengueti, en Tanzania, revelan cómo las jirafas sirven de «bed & breakfasts».
Para algunas pequeñas aves africanas, la mejor forma de garantizar un desayuno en la cama es dormir sobre el plato en el que cenan, aunque este sea la axila de una jirafa.
Los científicos saben que los picabueyes piquigualdos suelen posarse sobre enormes mamíferos africanas como las jirafas, los búfalos de agua y los antílopes eland durante el día, una relación normalmente beneficiosa para el anfitrión, que consigue una piel más limpia y sana. Podemos ver a estas pequeñas aves marrones posadas sobre los animales, hurgando en su pelo en busca de parásitos sabrosos como garrapatas.
Pero una rara serie de fotografías de un gran estudio plurianual con cámaras trampa en el parque nacional del Serengueti, Tanzania, ha revelado que las aves también se posan sobre algunos de sus anfitriones durante la noche. La National Geographic Society ha aportado financiación para el proyecto, llamado Snapshot Serengeti, dirigido por el experto en leones Craig Packer.
«Los ves encima de la jirafa y están justo ahí metidos», afirma Meredith Palmer, candidata a doctora en ecología de la conducta en la Universidad de Minnesota. «Es un lugar muy seguro y cómodo para las aves».
Palmer, que dirigió un nuevo estudio sobre estos bed & breakfasts en las jirafas en el African Journal of Ecology, cree que esta conducta también podría ser una maniobra territorial para disuadir a la competencia.
Su primo cercano, el picabueyes piquirrojo, es pequeño y tiene un pico más versátil que le permite alimentarse de parásitos que afectan a un repertorio más amplio de anfitriones como las cebras, los impalas y los ñus.
Como el picabueyes piquigualdo tiene un menú más reducido, tiene sentido que vigile más su pan de cada día, incluso si eso significa dormir sobre él.
«Cuando encuentras [un anfitrión], vale la pena quedarse para que no se vaya», afirma.
Extraños compañeros de cama
Los picabueyes piquigualdos anidan en árboles o en otro tipo de vegetación cuando llega el momento de poner huevos. Pero el resto del tiempo se contentan con posarse sobre una jirafa: en ocasiones pueden verse hasta siete aves reunidas en una sola axila.
«Imagino que debe picar bastante tener siete pájaros encima», bromea Palmer.
Tiffany Plantan, que ha estudiado a los picabueyes pero no participó en el estudio de Palmer, ha elogiado la investigación diciendo que «este es, que yo sepa, el primer estudio que examina la conducta de estas aves por la noche».
«Abre un mundo de posibles preguntas que hacerse, especialmente sobre las diferencias entre las dos especies de picabueyes y su comportamiento nocturno», afirma Plantan, ecóloga de la Universidad de Miami.
Ha observado a picabueyes piquirrojos echándose siestas sobre búfalos y otros animales durante el día, pero nunca había visto este comportamiento por la noche. Asimismo, las cámaras trampa del Serengueti no han captado imágenes de picabueyes piquirrojos reposando sobre sus anfitriones.
Otra diferencia es que los picabueyes piquirrojos tienen picos más pequeños y cortantes que los piquigualdos, lo que permite a cada especie comer tipos de garrapatas diferentes.
Una guarnición mocosa
Sin embargo, los paladares de las aves no se limitan a parásitos chupasangres. Los picabueyes se alimentan de una amplia gama de fluidos de sus anfitriones, como las mucosidades o la sangre.
«Se comen el pringue de los ojos y las secreciones de la nariz y la boca. Son oportunistas», afirma Plantan.
Pero la relación podría no ser del todo mutua. Los picabueyes piquirrojos tienen algunos rasgos «vampíricos» y suelen picar las heridas abiertas de sus anfitriones. Plantan dice que ha observado a picabueyes piquirrojos perforando la piel de los asnos con el pico, al estilo de los pájaros carpinteros, para alimentarse de su sangre.
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Sorprendentemente, los anfitriones se suelen mostrar apáticos ante este trato. «Muchas veces solo ignoran a los pájaros, incluso cuando se alimentan de sus heridas», afirma Plantan.
Podría haber una razón para eso: algunos estudios sugieren que esta conducta mantiene las heridas limpias y sin moscardones, un inquilino mucho menos amistoso.