Un sapo sin cara descubierto en un bosque de Connecticut

El sapo estaba saltando por ahí con el cuerpo y las patas perfectamente sanos, pero no tenía cara.

Por Heather Brady
Publicado 6 mar 2018, 15:30 CET
Sapo sin cara
Fotografía de Jill Fleming

Un sapo encontrado en un bosque estatal en Connecticut ha sorprendido a los investigadores sobre el terreno por una característica particular: no tenía cara.

El anfibio, un sapo americano adulto, estaba saltando entre los pies de los investigadores y sobre otros objetos mientras recopilaban información sobre tritones. Jill Fleming, herpetóloga y estudiante de la Universidad de Massachusetts en Amherst, empezó a prestarle atención. Fleming y sus colegas analizaron de cerca al sapo y se quedaron sorprendidos al ver que le faltaban ojos, nariz, boca y lengua.

Según ella, la razón de que el sapo no tenga cara es un misterio, aunque hay varias explicaciones posibles.

«Mi hipótesis inicial, que creo que es una explicación probable, es que la herida fuera infligida por uno de los muchos depredadores naturales del sapo durante la hibernación (como las culebras o el visón americano)», explica. «Por alguna razón, el depredador no se acabó su comida y el sapo fue capaz de despertar de nuevo ese día, antes de la primavera. Los anfibios son increíblemente resistentes».

En Twitter, los herpetólogos también pensaban que podría ser el resultado del parasitismo por parte de una Lucilia bufonivora, aunque Fleming considera que es menos probable.

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«Creo que la lesión tuvo lugar durante la hibernación porque parecía haberse curado, algo que dudo que hubiera ocurrido fuera del hibernáculo», explica.

Los anfibios como el sapo americano son de sangre fría y necesitan hibernar para sobrevivir durante el invierno. Los sapos americanos usan sus habilidades para cavar una madriguera en el suelo bajo el mínimo de penetración de la helada y sus cuerpos producen cristales de hielo que ralentizan su corazón y detienen su respiración hasta que las temperaturas aumentan por encima del punto de congelación.

Fleming dice que no es algo que vea todos los días sobre el terreno y las reacciones de sus colegas herpetólogos en Twitter también indican que no se observa con frecuencia.

«Las tortugas pueden salir de la hibernación con una lesión tan grave como una amputación. Su dura concha protege sus órganos vitales y muchas sobreviven perfectamente. Pero nunca había visto a ningún animal con una herida en la cabeza tan grave como esta que fuera capaz de desplazarse como hacía este sapo».

Por desgracia, la lesión del sapo era tan grave que Fleming no cree que le quede mucho tiempo de vida. «No habría sido capaz de comer en estas condiciones y era un objetivo fácil para los depredadores», afirma.

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