Por qué a tu perro le aterran las tormentas eléctricas y qué hacer para calmarlo
Como el verano está a la vuelta de la esquina, hemos analizado las causas de la ansiedad de los perros durante las tormentas y los métodos para tranquilizar a nuestras mascotas.
El tiempo veraniego está a la vuelta de la esquina y con él llegan las tormentas eléctricas que pueden aterrar a tu perro. Hemos preguntado a expertos cuáles son las causas de esta ansiedad y las soluciones que proponen para calmarlos en días tormentosos.
Los síntomas de ansiedad en perros son «orejas hacia atrás, colas hacia abajo, lamerse los labios mientras jadean y bostezar», afirma Terry Curtis, analista clínico del comportamiento en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Florida.
En ocasiones, durante una tormenta eléctrica, su pánico se intensifica hasta alcanzar niveles peligrosos. «He visto casos en los que el perro ha excavado paredes hasta llegar a los paneles de yeso», cuenta Curtis. «Otro perro saltó a través de una puerta corredera de cristal».
Pero, ¿qué les pasa exactamente?
Electrificados
La caída de la presión barométrica —algo que los perros pueden sentir— sumada al oscurecimiento del cielo, el viento y el ruido de los truenos pueden provocar reacciones de miedo en perros.
Algunos perros tienen aversión al ruido, lo que puede hacer que se sientan incómodos o que incluso le tengan pánico a los sonidos fuertes.
La acumulación de electricidad estática en su pelaje es otra explicación probable, según Nicholas Dodman, analista veterinario de la conducta en la Universidad de Tufts y director científico del Centro de estudios sobre la conducta canina.
Los perros grandes y los que tienen pelajes largos o dobles acumulan fácilmente electricidad estática, al igual que hacemos nosotros cuando llevamos un jersey y la puerta del coche nos da una descarga si no llevamos zapatos con suelas de goma.
Un perro ya nervioso de por sí durante las tormentas puede darse una descarga al tocar un objeto metálico con la nariz. Según Dodman, esta leve incomodidad puede intensificarse y convertirse en una fobia.
Kelly Ballyntyne, profesora clínica adjunta de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Illinois, dice que es difícil comprobar si la acumulación de electricidad estática provoca ansiedad en perros.
Las increíbles narices de nuestras mascotas pueden «sencillamente oler cambios en el entorno que anuncian la llegada de una tormenta», explica.
Además, «hay algunas pruebas de que existen algunas predisposiciones genéticas para que los animales desarrollen fobia al ruido», como en los border collies y en los pastores australianos.
Cómo calmar a tu perro
Al tratar a perros con fobia a las tormentas, Dodman se dio cuenta de que muchos cánidos buscan lugares donde esconderse y protegerse de las descargas eléctricas, como las bañeras, los jacuzzis o detrás de la cisterna.
Este inusual comportamiento despertó su curiosidad y empezó a preguntar de manera informal a los dueños dónde se escondían sus perros, y la mitad de ellos dijeron que en el baño. Un pastor alemán de 36 kilogramos incluso saltó al fregadero, según cuenta.
Curtis y Dodman recomendaron a los dueños que compraran una chaqueta antiestática para mantener al perro tranquilo y Dodman añade que frotarlos con un limpiador antiestático también ayuda. Los abrigos cómodos también pueden ser reconfortantes.
Ballyntyne sugiere que los dueños de los perros graben en vídeo a su mascota cuando no estén en casa para buscar señales como jadeos o inquietud. Estos comportamientos podrían revelar una leve ansiedad por separación que se ve agravada por las tormentas.
También recomienda dejar al animal decidir dónde se siente seguro y, a continuación, adaptar la zona para que sea más cómoda añadiendo máquinas de ruido blanco —para acallar el ruido de los truenos— o alicatado insonorizado.
Todos los expertos están de acuerdo en que un veterinario puede recetar medicación si es necesario.
«Si el perro está aterrorizado, la medicación contra la ansiedad ayudará en gran medida a mejorar la calidad de vida del perro», afirma Ballyntyne.