Descubierta en Transilvania una nueva y rara especie de pterosaurio

Ten cuidado, Drácula: un nuevo fósil de reptil volador se suma a la inusual población de pterosaurios gigantes que en su día acecharon Rumanía.

Por John Pickrell
Publicado 9 may 2018, 13:26 CEST
Pterosaurio azdárquido
Una reconstrucción del esqueleto de un reptil volador conocido como Drácula, un pterosaurio azdárquido gigante descubierto en la misma región que el animal fósil descrito recientemente.
Fotografía de Aart Walen, Creatures & Features

Una mandíbula fósil de Rumanía es el mayor hueso de pterosaurio de esta clase descubierto hasta la fecha, una pista de que una especie gigante con una envergadura de 8,8 metros proyectó su sombra sobre la actual región de Transilvania.

Durante la parte final del Cretácico, cuando los niveles del mar eran más altos, el depredador vivía en un archipiélago. Fue poco antes de la extinción masiva que hace 66 millones de años aniquiló a todos los pterosaurios junto con los dinosaurios no aviares.

Es probable que el animal fuera relativamente robusto y corpulento, con un cuello corto y una cabeza grande. Podría haber sido un omnívoro que devoraba huevos de dinosaurios, cocodrilos pequeños, tortugas de agua dulce y grandes peces que vivían en los entornos ribereños donde habitaba.

Sitio de excavación
Vista del sitio de excavación de los Acantilados Rojos cerca de Sebes, Rumanía.
Fotografía de Marton Vremir
Matyas Vremir
El paleontólogo de la Sociedad de Museos de Transilvania Mátyás Vremir en busca de fósiles de pterosaurio en Rumanía.
Fotografía de Matyas Vremir

«No es el pterosaurio más grande que se ha descubierto, pero es la mandíbula [inferior] más grande recuperada hasta la fecha, con una longitud reconstruida de entre 110 y 130 centímetros», explica el paleontólogo de la Sociedad de Museos de Transilvania Mátyás Vremir, autor principal de un nuevo estudio que describe el hallazgo en la revista Lethaia.

«Indicaría que era un pterosaurio de gran tamaño, posiblemente con una envergadura de entre 8 y 9 metros».

La criatura es el tercer tipo de gran pterosaurio que ha aparecido hasta ahora en esta región, lo que significa que Transilvania puede presumir de contar con la mayor concentración conocida del mundo de reptiles voladores de proporciones épicas. Dicho recuento incluye a un gigante descubierto en 2009 al que los investigadores apodaron Drácula, que ahora es candidato al mayor pterosaurio que ha vivido jamás.

Estos y otros hallazgos de pterosaurios en Rumanía ayudan a los paleontólogos a entender mejor cómo encajan estas raras maravillas aladas en los ecosistemas prehistóricos.

«A excepción de unos cuantos restos, después de más de un siglo recopilando fósiles en Transilvania, no se supo nada de los pterosaurios hasta los últimos 16 años», afirma Vremir. «En los últimos 10 años, el panorama ha cambiado mucho y se han recopilado más de 50 especímenes fósiles de varios yacimientos».

Proporciones inusuales

El enorme hueso de mandíbula —la única parte del nuevo animal descubierto hasta ahora— se excavó originalmente en la región de Hateg de Transilvania en 1978, pero entonces no se reconoció como pterosaurio. Vremir y el coautor Gareth Dyke, paleontólogo de la Universidad de Debrecen en Hungría, visitaba la colección de fósiles de Bucarest en 2011 cuando ató cabos.

Uno de los pterosaurios con nombre más grandes del mundo, el Hatzegopteryx, también procede de la región de Hateg. Tenía la altura de una jirafa y podría haber tenido una envergadura de hasta 11 metros. Debido a las similitudes entre el nuevo fósil y la mandíbula de un pterosaurio húngaro relacionado llamado Bakonydraco, Vremir y sus colegas creen que la especie que todavía no tiene nombre podría haber tenido una cabeza relativamente más grande y robusta que el Hatzegopteryx, pese a haber sido un animal ligeramente más pequeño.

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    Pterosaurio azdárquido
    El hueso de la muñeca de un pterosaurio gigante conocido como Drácula también se extrajo de rocas rumanas.
    Fotografía de Vremir Matyas

    Todas estas especies de pterosaurio forman parte de un grupo de gigantes de extrañamente proporcionados llamados azdárquidos, que podían caminar bien a cuatro patas y cazaban a sus presas en tierra.

    Cada animal era básicamente «una cabeza y un cuello gigantes con alas pegadas», comenta Michael Habib, experto en pterosaurios de la Universidad del Sur de California. Un azdárquido bastante típico, como el Quetzalcoatlus norteamericano, tiene una cabeza de un tamaño 3,5 veces superior a la longitud hombro-cadera del animal.

    «Algunos eran más altos y delgados, mientras que otros eran monstruos fornidos, que probablemente atrapaban presas más grandes», afirma Habib. «Estamos extrapolando mucho porque no hay demasiado material fósil, pero asumiendo que el nuevo animal encaje entre los más robustos, quizá tuviera la tendencia de comer animales ligeramente más grandes que algunos de los azdárquidos con picos más pinzados».

    Vida isleña

    Vremir explica que el hallazgo fósil más reciente forma parte de un proyecto más grande que estudia todos los pterosaurios descubiertos recientemente en las rocas del Cretácico Superior de Transilvania y lo que pueden revelar sobre este antiguo refugio isleño.

    «Parece que hay una concentración de gigantes en el Cretácico Superior. Probablemente hay un par de especies de pterosaurio solapadas en el tiempo, todas muy grandes», afirma Habib. «Podría ser que algún aspecto de las condiciones existentes fuera muy beneficioso para ellos».

    Y cuando estos gigantes que cazan en tierra aterrizaron en una isla del archipiélago que ahora es Transilvania, fueron los depredadores de mayor tamaño, lo que significaba que estaban relativamente seguros y tenían presas suficientes y buenos lugares donde anidar.

    Quizá sea así como el pterosaurio apodado Drácula alcanzó su tamaño colosal, acercándose al límite de lo que sería posible para reptiles voladores.

    Drácula
    Un fragmento del pterosaurio gigante conocido como Drácula sobresale de un afloramiento rocoso en Sebes, Rumanía.
    Fotografía de Vremir Matyas

    Aunque todavía no se ha publicado ninguna descripción científica de la especie, una reconstrucción a tamaño real de la criatura expuesta actualmente en el Museo de Dinosaurios Altmühltal de Alemania sugiere que el animal medía 3,5 metros de alto y tenía una envergadura de casi 12 metros. Es más, la forma de algunos de los huesos de la criatura gigante, como los del hombro y el ala, sugiere que no podía volar.

    Pero eso no significa necesariamente que los miembros de esta especie fueran incapaces de volar durante toda su vida, según explica Habib. Podrían haber eclosionado siendo capaces o casi capaces de volar y finalmente perdían el hábito cuando alcanzaban un tamaño y peso con el que ya no corrían riesgo de depredación.

    «Estoy bastante seguro de que el gigante de Sebes no podía volar», afirma Vremir. «Una buena analogía sería el ave elefante de Madagascar, ya que Transilvania también era una isla durante el [Cretácico Superior]».

    Los pterosaurios gigantes de Rumanía «parecen ser algo más diversos y raros en comparación con otros que conocemos», afirma Dave Hone, paleontólogo en la Universidad Queen Mary de Londres, Reino Unido. «Las islas destacan por darnos rarezas. Tenemos una serie de dinosaurios raros en Hateg y una falta de grandes carnívoros, así que los pterosaurios eran básicamente los sustitutos de los tiranosaurios».

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