Es posible que estés adiestrando mal a tu gato

Son independientes y obstinados, pero se puede enseñar a los felinos ciertos comportamientos, para beneficio de gato y humano.

Por Linda Lombardi
Publicado 18 may 2018, 12:42 CEST
Un gato entra en un transportín
Un gato entra en un transportín durante una sesión de entrenamiento.
Fotografía de Sarah Ellis

El adiestramiento siempre ha sido parte de las tareas si tienes un perro, aunque los métodos han cambiado a lo largo de generaciones. Los gatos son una historia diferente, aunque no deberían serlo.

«Tradicionalmente, la gente no adiestra a los gatos porque los ven como independientes y llenos de voluntad propia», explica Sarah Ellis, coautora de The Trainable Cat. «De lo que no se dan cuenta es de que entrenan a su gato de forma subconsciente y a diario».

Criar a un gato

La mala noticia es que normalmente enseñas a tu gato a hacer lo contrario de lo que quieres que haga. ¿Cuántas veces has gritado «¡no!» y has corrido para bajar a tu gato de la encimera de la cocina? Y aun así, parece que no aprende. Esto tiene una explicación.

Crees que lo estás regañando, pero «le estás prestando atención sin darte cuenta, algo que, en la mente del gato, es mejor que nada y es gratificante», afirma Mikel Delgado, investigador posdoctoral en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de California, Davis.

Es un principio básico del adiestramiento: si una conducta da como resultado algo que complace al animal, la repetirá.

Así que impide que ese principio vaya en tu contra y aprende a hacer que funcione. «Recompensa lo que te guste e ignora lo que no te guste», afirma Delgado.

El poder de la positividad

El adiestramiento te proporciona una forma más eficaz de comunicarte y hasta podrías descubrir que tu gato te responde.

Gato en Lincoln, Nebraska
Los gatos (en la imagen, un felino sobre un coche en Lincoln, Nebraska) no siempre son independientes y distantes, según los expertos.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Creative

Delgado lo comprobó cuando enseñó a su gata a usar el rascador en lugar de intentar enseñarle a no arañar el sofá: «Cuando mi gata quería comida, iba al rascador, ponía la pata sobre él y me miraba como diciendo “Oye, ¿me vas a dar un premio por esto?”».

Cuando empiezas a ignorar el comportamiento no deseado, no puedes ceder durante la «extinción», como lo llaman los adiestradores.

«Inicialmente, el animal se esforzará aún más, así que si paras de levantarte para dar de comer a tu gato en mitad de la noche, probablemente maullará más alto y caminará sobre tu cara», afirma Delgado. «Tienes que ser muy constante a la hora de no responder».

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    Para empezar a enseñar a tu gato a hacer lo que quieres, Ellis sugiere adiestrarlo para que venga cuando lo llames. Ponte a unos 60 o 90 centímetros de distancia, llámalo por su nombre para que te preste atención y di «ven», y sostén un premio.

    Si es necesario, extiende la mano con la comida y después acércala a tu cuerpo para hacer que el gato la siga. Repítelo hasta que el gato empiece a responder de forma constante y después llama a tu gato aumentando la distancia poco a poco.

    Recompensas

    Una vez funcione, puedes empezar a adiestrar a tu gato para que haga cosas más difíciles, aunque útiles, como tolerar que le cortes las uñas o que entre por voluntad propia en un transportín.

    Divide siempre el proceso en pasos pequeños. Para cortarle las uñas, empieza por recompensar a tu gato varias veces por permitirte tocarle la pata.

    Cuando tu gato se sienta cómodo con eso, dale un premio mientras presionas suavemente su pata para extender la uña. Paso a paso, sigue hasta cortar una uña, y así sucesivamente. El proceso puede parecer tedioso, pero vale la pena para toda una vida sin luchar durante las rutinas de cuidados básicos.

    Visita Houtong, la aldea de los gatos de Taiwán
    Houtong (猴硐), Taiwan, se conoce como la "aldea de los gatos" (貓村). En su día fue un gran centro de minería de carbón, pero ahora la economía se centra en el "turismo gatuno". Cuando la minería cesó en los 90, la población se desplomó. Pero el ratio gatos-humanos se disparó, ya que hubo quien se mudó sin su mascota. Quienes se quedaron alimentaron a los gatos callejeros. Tras una visita a Houtong en 2007, Jian Peiling, conocida como "Mrs. Kitty" y ahora fotógrafa de gatos profesional, organizó una campaña voluntaria de protección para los felinos. Ha habido momentos tristes. Hay quien ha robado gatos y los ha abandonado en la aldea de los gatos. Los nuevos animales aumentan el riesgo de enfermedad. Los gatos de Houtong reciben vacunas. Y todos son fijos, por eso una población de gatos estable refleja una llegada ilícita. Las estimaciones varían: de 100 a 200 gatos, igual o el doble de la población humana. Los turistas de dos patas son muy bien recibidos. En 2009, la estación de tren de Houtong tuvo más de 25.000 llegadas, un aumento diez veces superior a la década anterior. Pero el año pasado, las visitas llegaron a un millón.

    Asegúrate de que usas comida que le encante a tu gato como premio. Si las croquetas no le entusiasman, inténtalo con comida blanda o pedacitos de comida enlatada. Estas recompensas deberán ser pequeñas, y no olvides reducir un poco las comidas regulares de tu mascota para evitar que engorde. Adiéstralo en sesiones cortas y no intentes progresar demasiado rápido.

    «El error más habitual que comete la gente cuando adiestra a gatos es pedir demasiado, demasiado pronto», afirma Ellis.

    Aunque tendrás que esforzarte, adiestrarlo vale la pena: así es más fácil cuidar de tu gato, así como construir vuestra relación.

    La gente que adiestra a sus felinos «siente que su gato no es una criatura obstinada y testaruda que hace cosas para fastidiarlos», afirma Delgado. «Hay beneficios reales para la relación humano-animal y no es tan difícil como parece».

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