Los caballos hallados en Pompeya podrían haber estado preparados para huir de la erupción

Varios caballos descubiertos recientemente en un establo de 2.000 años parecen paralizados en una huida frustrada de la erupción del Vesubio.

Por Kristin Romey
Publicado 25 may 2018, 13:48 CEST
Molde de yeso de un caballo
Tras la muerte de su caballo en la erupción del Vesubio, su cuerpo quedó cubierto de ceniza. Durante siglos, los restos se descompusieron, dejando un hueco en la ceniza endurecida que posteriormente llenaron con yeso.
Fotografía de Parque Arqueológico de Pompeya

El reciente descubrimiento de un caballo sepultado en cenizas en una villa de las afueras de Pompeya era solo la punta del iceberg ecuestre. Desde que se anunció el hallazgo la semana pasada, los arqueólogos han revelado que al menos tres caballos perecieron en el establo de la villa durante la erupción volcánica del Vesubio que sepultó la antigua ciudad romana.

Al menos dos de los animales llevaban riendas y es posible que estuvieran preparados para la evacuación cuando les cayó encima el letal flujo piroclástico que arrasó Pompeya y sus alrededores tras una medianoche estival del 79 d.C.

El impresionante molde completo de uno de los caballos de la villa es el primero de este tipo en Pompeya. Cuando el volcán entró en erupción, muchos de los residentes y animales de la ciudad se desmayaron y murieron tras ser golpeados por olas de gas venenoso y ceniza ardiente. Sus cuerpos se descompusieron y dejaron vacíos fantasmagóricos con su forma en la capa de ceniza endurecida.

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Los caballos hallados en Pompeya llevaban riendas, quizá para huir de la erupción
Se han descubierto los restos de tres caballos en un establo en las ruinas de Pompeya. Al menos dos tenían correas, quizá como preparación para huir a la erupción volcánica letal que destruyó la antigua ciudad romana en el 79 d.C. Los arqueólogos crearon el molde completo de uno de los caballos inyectando yeso en el vacío de la capa de cenizas endurecidas donde yacía el animal. Los vacíos que dejaron los otros dos caballos resultaron dañados por saqueadores de tumbas.

A finales del siglo XIX, los arqueólogos desarrollaron un método para inyectar yeso en estos huecos y capturar así más detalles sobre los fallecidos. Desde entonces, se ha usado sobre todo en humanos —y en un perro encadenado— pero este supone el primer intento en un gran mamífero.

El equipo también sacó moldes de dos patas de otro caballo descubierto cerca, pero el resto del hueco de este último había quedado destruido por saqueadores de tumbas, conocidos como tombaroli, quienes excavaron los muros de la antigua villa para robar artefactos que pudieran vender en el mercado negro.

La zooarqueóloga Chiara Corbino, que estudió a los caballos, cuenta a National Geographic que el vacío y los restos del esqueleto de un tercer caballo también quedaron casi completamente destruidos por los tombaroli.

Las pruebas de partes de bronce y riendas en torno a los dos caballos sugieren que alguien los habría preparado para huir de la erupción, según Massimo Osanna, director general del Parque Arqueológico de Pompeya. Corbino explicó que los restos del tercer caballo están demasiado incompletos como para determinar si también llevaba riendas en el momento de su muerte.

Operación Artemisa

La villa, ubicada en la zona de Civita Giuliana fuera de los muros de la antigua Pompeya, se descubrió originalmente a principios del siglo XX, se excavó parcialmente en los años 50 y más tarde quedó sellada. Los investigadores encontraron los túneles de los tombaroli el pasado verano y alertaron a los arqueólogos del Parque Arqueológico de Pompeya, quienes a continuación excavaron la zona de los establos previamente desconocida.

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    Caballo de Pompeya
    Se hallaron pruebas de fragmentos de cuero de bridas y riendas decoradas con ornamentos metálicos alrededor de la cabeza del caballo.
    Fotografía de Parque Arqueológico de Pompeya

    Las autoridades italianas han confirmado a National Geographic que el hallazgo es el resultado de una importante investigación criminal conocida como Operazione Artemide (Operación Artemisa), dirigida por los Carabinieri. Esta investigación plurianual comenzó en 2014 después de que unos ladrones robaran un fresco de Artemisa —la diosa griega de la caza— de las paredes de una antigua casa de Pompeya que ahora está cerrada al público.

    Para principios de 2015, la operación detuvo a más de 140 sospechosos —tombaroli, marchantes de arte ilegal e incluso algunos miembros de la mafia— en redadas sorpresa simultáneas en 22 provincias italianas. Los equipos recuperaron unos 2.000 artefactos antiguos, entre ellos vasijas, monedas y fragmentos arquitectónicos excavados de forma ilegal.

    Según Osanna, la investigación en la villa ha concluido por ahora, pero los arqueólogos no descartan continuar las excavaciones en el futuro, lo que podría revelar más momentos trágicos congelados en el tiempo.

    Pompeya 6

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