Los caballos hallados en Pompeya podrían haber estado preparados para huir de la erupción
Varios caballos descubiertos recientemente en un establo de 2.000 años parecen paralizados en una huida frustrada de la erupción del Vesubio.
El reciente descubrimiento de un caballo sepultado en cenizas en una villa de las afueras de Pompeya era solo la punta del iceberg ecuestre. Desde que se anunció el hallazgo la semana pasada, los arqueólogos han revelado que al menos tres caballos perecieron en el establo de la villa durante la erupción volcánica del Vesubio que sepultó la antigua ciudad romana.
Al menos dos de los animales llevaban riendas y es posible que estuvieran preparados para la evacuación cuando les cayó encima el letal flujo piroclástico que arrasó Pompeya y sus alrededores tras una medianoche estival del 79 d.C.
El impresionante molde completo de uno de los caballos de la villa es el primero de este tipo en Pompeya. Cuando el volcán entró en erupción, muchos de los residentes y animales de la ciudad se desmayaron y murieron tras ser golpeados por olas de gas venenoso y ceniza ardiente. Sus cuerpos se descompusieron y dejaron vacíos fantasmagóricos con su forma en la capa de ceniza endurecida.
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A finales del siglo XIX, los arqueólogos desarrollaron un método para inyectar yeso en estos huecos y capturar así más detalles sobre los fallecidos. Desde entonces, se ha usado sobre todo en humanos —y en un perro encadenado— pero este supone el primer intento en un gran mamífero.
El equipo también sacó moldes de dos patas de otro caballo descubierto cerca, pero el resto del hueco de este último había quedado destruido por saqueadores de tumbas, conocidos como tombaroli, quienes excavaron los muros de la antigua villa para robar artefactos que pudieran vender en el mercado negro.
La zooarqueóloga Chiara Corbino, que estudió a los caballos, cuenta a National Geographic que el vacío y los restos del esqueleto de un tercer caballo también quedaron casi completamente destruidos por los tombaroli.
Las pruebas de partes de bronce y riendas en torno a los dos caballos sugieren que alguien los habría preparado para huir de la erupción, según Massimo Osanna, director general del Parque Arqueológico de Pompeya. Corbino explicó que los restos del tercer caballo están demasiado incompletos como para determinar si también llevaba riendas en el momento de su muerte.
Operación Artemisa
La villa, ubicada en la zona de Civita Giuliana fuera de los muros de la antigua Pompeya, se descubrió originalmente a principios del siglo XX, se excavó parcialmente en los años 50 y más tarde quedó sellada. Los investigadores encontraron los túneles de los tombaroli el pasado verano y alertaron a los arqueólogos del Parque Arqueológico de Pompeya, quienes a continuación excavaron la zona de los establos previamente desconocida.
Las autoridades italianas han confirmado a National Geographic que el hallazgo es el resultado de una importante investigación criminal conocida como Operazione Artemide (Operación Artemisa), dirigida por los Carabinieri. Esta investigación plurianual comenzó en 2014 después de que unos ladrones robaran un fresco de Artemisa —la diosa griega de la caza— de las paredes de una antigua casa de Pompeya que ahora está cerrada al público.
Para principios de 2015, la operación detuvo a más de 140 sospechosos —tombaroli, marchantes de arte ilegal e incluso algunos miembros de la mafia— en redadas sorpresa simultáneas en 22 provincias italianas. Los equipos recuperaron unos 2.000 artefactos antiguos, entre ellos vasijas, monedas y fragmentos arquitectónicos excavados de forma ilegal.
Según Osanna, la investigación en la villa ha concluido por ahora, pero los arqueólogos no descartan continuar las excavaciones en el futuro, lo que podría revelar más momentos trágicos congelados en el tiempo.