Por primera vez en décadas, se permitirá la caza de osos grizzly en Yellowstone
La caza deportiva, que comenzará en otoño, es polémica entre el público y los conservacionistas, aunque los biólogos del estado la apoyan.
Por primera vez en casi dos generaciones de humanos, los emblemáticos osos grizzly que se han vinculado a las salvajes inmediaciones del parque nacional de Yellowstone podrán cazarse legalmente como trofeos.
El 23 de mayo, la Comisión de Caza y Pesca de Wyoming aprobó unánimemente el inicio de la polémica caza de osos el próximo otoño. Permitirán la caza de 22 osos grizzly, 12 de los cuales pueden ser hembras. Se puede disparar a los superdepredadores como deporte en terrenos públicos y privados más allá de Yellowstone y de su espléndido parque vecino, Grand Teton.
En los últimos años, pocos temas de vida silvestre han sido más polémicos o han suscitado reacciones más fuertes que el debate sobre el futuro de los grizzlies en el Oeste estadounidense. El debate no solo se produce entre los lugareños, sino a nivel internacional, debido a la fama mundial de los parques y a la popular imagen que tienen estos úrsidos en las redes sociales.
El rescate de los grizzlies, que estaban al borde de la aniquilación hace solo unas décadas, en el Gran Ecosistema de Yellowstone se considera uno de los logros más destacados en la historia reciente de la conservación en Estados Unidos. Según los científicos, en 1975, cuando se impuso la protección federal de urgencia para la población de osos, solo quedaban 136 ejemplares en Yellostone y en las áreas silvestres cercanas. Hoy hay casi cinco veces más (unos 700), y los osos aparecen en lugares donde no se les había visto en más de un siglo.
Hace un año, el gobierno federal cedió la gestión a los tres estados en las Rocosas septentrionales y la caza de osos grizzly en Wyoming será la primera permitida en 44 años. Aunque las autoridades de vida silvestre insisten en que los 22 osos grizzly que se permitirá cazar no ponen en peligro la recuperación de los animales, muchas voces críticas condenan la caza de trofeos. Afirman que no solo está éticamente mal, sino que también es biológicamente irracional, teniendo en cuenta que los grizzlies son unos de los mamíferos terrestres con reproducción más lenta del planeta.
Cuestiones más importantes
En el foco del debate, según dicen muchos, se cierne una cuestión filosófica superior: ¿cuál es el propósito de resucitar a la vida silvestre en peligro en el siglo XXI? Adquiere dimensiones adicionales para animales difíciles de recuperar como los grizzlies, que necesitan mucho espacio para vivir y que son temidos por las personas, pese a que se enfrentan a las amenazas del crecimiento demográfico humano, la presión del desarrollo y el cambio climático.
«Los grizzlies son animales muy inteligentes que merecen nuestro respeto», afirma el célebre fotógrafo de animales estadounidense Thomas D. Mangelsen, quien apareció recientemente en el programa 60 Minutes. «Wyoming los está tratando como árboles de más que pueden talar. ¿Qué dignidad hay en disparar a un animal para que un individuo pueda reclamar su derecho a presumir y convierta al grizzly en una cabeza colocada sobre una pared o en una alfombra en el suelo?».
Mangelsen, que vive en Jackson Hole, ha observado y documentado muy de cerca las vidas y muertes de una familia de osos con una madre grizzly al frente a la que los investigadores han dado la identidad numérica de 399. Ella y su clan viven parte del año en el parque de Grand Teton, adyacente a Yellowstone, pero su guarida se encuentra en el bosque nacional donde se permite la caza mayor.
Se han gastado decenas de millones de dólares para intentar mantener con vida a los osos y aumentar su población. La aprobación de la caza deportiva por parte de Wyoming no es inesperada.
Lo que ha sorprendido a muchos es el número de grizzlies que permitirán matar, por encima de las expulsiones letales relacionadas con acciones de gestión y otras causas de mortalidad. En 2017, 56 osos murieron a manos de furtivos, conflictos con cazadores y ganaderos, y accidentes como colisiones con coches en la región.
Optando por la precaución, Montana, otro estado en el Gran Ecosistema de Yellowstone, se negó a celebrar una cacería en 2018. Idaho dice que solo permitirá que se cace a un oso macho.
Una osa famosa
Las grizzlies hembras no logran criar a sus primeros oseznos hasta los diez años y, después, una madre solo da a luz a nuevas crías cada tres años. Como la pérdida de relativamente pocas hembras adultas puede suponer la diferencia entre el aumento y la caída de la población, se recurrió a iniciativas agresivas para mantener a todos con vida a lo largo de las últimas décadas.
La historia de la grizzly 399 ilustra el impacto que puede tener la supervivencia de una sola hembra sana. En el transcurso de su impresionante vida de 22 años, 399 ha dado a luz a tres camadas diferentes de trillizos, así como mellizos. De ella descienden un total de 17 osos, pero un gran porcentaje ha muerto en encuentros con personas, lo que demuestra lo frágil que puede ser su recuperación.
«La grizzly 399 destaca porque millones de personas la conocen», afirma Mangelsen. «Pero el hecho es que existe una versión de 399 en cada cuenca hidrográfica donde haya grizzlies hoy en día en el Gran Ecosistema de Yellowstone».
¿La caza como método de gestión?
Las autoridades de vida silvestre de Wyoming están de acuerdo con el responsable de carnívoros del estado, Dan Thompson, quien dice que la caza es una importante herramienta de gestión. Cuando se emplea de forma responsable, genera más apoyo para la conservación de los osos entre la población rural que vive a diario con los grizzlies en su entorno.
«Ya es hora [de que se cace a los osos]», afirma el exsenador estadounidense Alan K. Simpson, residente de la localidad de entrada al parque de Yellowstone, Cody. Simpson, todavía enfadado por los procesos judiciales iniciados por mediomabientalistas que ralentizaron la cesión de la gestión de la población de lobos al estado, dice que la caza de especies consideradas biológicamente recuperadas forma parte del trato que implica la retirada de la protección federal a los animales.
Pero algunos defensores de los grizzlies no están de acuerdo. En Estados Unidos, también se ha resucitado a las poblaciones de águilas calvas y halcones peregrinos mediante la Ley de especies en peligro de extinción, según ellos, pero en la actualidad no se permite la caza de esas aves emblemáticas.
Bonnie Rice, representante del Sierra Club en la región, señala una serie de problemas posibles con la caza, como que se confunda a las hembras con los machos, que disparen a las madres y sus oseznos se queden huérfanos, que el hostigamiento de osos (permitido en una parte de la zona de caza) provoque conflictos para los grizzlies y que se mate indiscriminadamente a osos como 399 —conocida por su gran fecundidad—.
Para proteger a osos conocidos, como 399, el estado no permitirá la caza cerca de los parques de Yellowstone y Grand Teton, pero se puede disparar a los osos a 400 metros de las carreteras en las siete zonas de caza.
Thompson dijo que cualquier cazador que solicite una licencia de caza de grizzlies deberá recibir formación de caza. Lo último que quiere el estado es que la población descienda por debajo de los 500 osos, según él, lo que podría hacer que los grizzlies vuelvan a la lista de especies con protección federal. Según dice, hay garantías apropiadas en vigor para asegurar que eso no ocurra.
La oposición aumenta
En la actualidad, han llegado a los tribunales una serie de procesos judiciales iniciados por medioambientalistas y tribus nativoamericanas que pretenden restaurar la protección federal de los grizzlies, lo que podría dar como resultado el cese de las cacerías deportivas.
Se han presentado más de 650.000 comentarios públicos como respuesta a la retirada de la protección federal a los osos y a que se vuelva a permitir la caza en algunos estados. La gran mayoría expresaba su oposición. Los científicos y fotógrafos de vida silvestre también han escrito cartas en las que destacan que el avistamiento de osos —un sector turístico de naturaleza con un valor anual de 1.000 millones de dólares— es una prueba de que los animales valen más vivos que muertos.
En Wyoming, el sentimiento ciudadano sobre la caza está dividido, aunque los «procaza» tienen una voz fuerte e influyente. «El mayor trofeo en los Estados Unidos contiguos es un grizzly macho. Ahora no tienes que ir hasta Alaska para cazar a un grizzly», contó a un periódico local el cazador Scott Weber, de Cody, Wyoming, miembro de la organización Deportistas de Wyoming a favor de la Pesca y la Caza. Muchas personas, sobre todo proveedores y guías de caza, comparten el entusiasmo de Weber.
El escritor galardonado Ted Kerasote, que vive en Kelly, Wyoming, frente a los Tetons, ha visto a grizzlies adentrarse en su jardín. Kerasote dice que solo caza animales a los que se puede comer.
«La gente intenta decirme que si no estoy a favor de matar a grizzlies, entonces estoy en contra de la caza. Me han dicho eso aunque he disparado a más alces que esas personas», me contó. «Existe una atmósfera de gran polarización en este país. Se basa en la creencia de que, o estás con nosotros incondicionalmente, o estás contra nosotros. Quienes dicen que hay que matar grizzlies para divertirse están en el lado equivocado de la historia. Y no le hacen ningún favor a la causa de la caza».
Según Kerasote, los estados no pueden argumentar que la caza sea una herramienta de gestión fundamental, porque no lo es. Las poblaciones de osos grizzly han sido gestionadas con éxito en el Gran Ecosistema de Yellowstone sin necesidad de caza durante cuatro décadas. Además, las autoridades estatales no pueden afirmar que los beneficios generados a través de la venta de licencias de caza de osos —6.000 dólares para un cazador de fuera del estado, 600 dólares para un residente de Wyoming— vayan a resolver los problemas de financiación. Wyoming ha atravesado una grave crisis presupuestaria por el descenso de los ingresos del decadente mercado del carbón.
«Wyoming, o Montana, o Idaho no van a salir de grandes crisis fiscales respaldándose en osos muertos», afirma. «No puedes matar a tantos osos mediante la caza, además del número de osos que muere por una serie de causas, y no tener un impacto negativo en la población de osos».
Randy Newberg, de Bozeman, Montana, era miembro de un grupo de trabajo especial encargado de evaluar el estado de la población de osos del Gran Yellowstone. Newberg presenta uno de los programas de caza más populares de YouTube y está a favor de la caza. Sin embargo, le preocupa que un incidente desafortunado se convierta en una pesadilla de relaciones públicas para la imagen de la caza, que está experimentando un declive a nivel nacional.
La oposición pública a la caza de osos no se limita al Gran Ecosistema de Yellowstone. A finales de 2017, las autoridades gubernamentales de la provincia canadiense de la Columbia Británica, donde se estima que hay unos 15.000 osos, decidieron prohibir la caza de trofeos de osos grizzly.
«Como una persona preocupada por la caza y su papel positivo en la sociedad, me inquieta mucho que la caza de grizzlies en el Gran Ecosistema de Yellowstone haga que la reacción por el león Cecil [en Zimbabue] parezca un 1,0 en la escala de Richter», afirmó. «El momento en que alguien dispare a un oso como 399, por accidente o por mera estupidez, se convertirá en un desastre para la comunidad de caza de magnitud similar a la del terremoto de San Francisco de 1906».
Tiene un consejo para otros cazadores: «El grizzly es único. Los estados deberían enorgullecerse por el hecho de haber desempeñado un papel importante en su recuperación», afirmó Newberg. «Pero se necesita tratar a los grizzlies como la especie especial que son, ya los gestionemos cazándolos o no cazándolos. Si lo estropeamos, será culpa nuestra. El público nunca nos lo perdonará si lo hacemos».
Mangelsen, excazador que compareció ante la Comisión de Caza y Pesca de Wyoming, rogó que se suspendiera la matanza de los grizzlies como trofeos.
«Yo y muchos otros, muchos de mis amigos cazadores, creemos que está mal matar a los grizzlies como diversión, como mero deporte o tratándolos como trofeos para satisfacer los egos individuales», dijo. «Consideren el panorama general. No existe ninguna necesidad apremiante. Estos animales se merecen algo mejor. Como dice mi querida amiga Jane Goodall, son extraordinarios y raros en el mundo moderno».
Si los procesos judiciales medioambientales no consiguen detener la caza, Mangelsen dice que los defensores de los grizzlies están hablando de organizar protestas masivas. «En lugar de protestas como la de Standing Rock en respuesta a la construcción del oleoducto Keystone XL, llamaremos a la nuestra Standing Bear».