Este coyote de ojos azules podría ser uno entre un millón

Un guía de vida silvestre avistó al inusual cánido en Point Reyes National Seashore, California.

Por Callie Broaddus
Publicado 5 jun 2018, 16:26 CEST
Coyote de ojos azules
Un coyote con un color de ojos inusual visto en abril en California.
Fotografía de Callie Broaddus

«¡Coyote!». El fotógrafo y guía de vida silvestre Daniel Dietrich deja los prismáticos y pisa a fondo. A unos 800 metros, un coyote se despierta de su siesta junto a la carretera principal de Point Reyes National Seashore.

Mientras Dietrich se acerca, el cánido se pone en pie lentamente y deambula entre los densos matorrales hasta detenerse en una roca para mirarnos. Un instante después, desaparece entre la hierba alta.

Ver un coyote —uno de los depredadores con más éxito de Norteamérica que en las últimas décadas se ha extendido a cada rincón del país— no es algo inusual en sí.

Pero cuando vio las fotografías de aquel día de abril, Dietrich se quedó sin habla: un brillante par de ojos azules grisáceos le devolvían la mirada.

Azul verdadero

«Nunca lo había visto», afirma Juan J. Negro, investigador del CSIC en Sevilla que ha estudiado la coloración animal durante más de 25 años.

A diferencia de los exóticos verdes y azules de los ojos de los perros domésticos, que los humanos han criado de forma selectiva durante unos 8.000 años, el color de los ojos del coyote se encuentra dentro de la gama del dorado, según él. (Los cachorros de coyote nacen con ojos azulados que cambian a amarillos a las seis semanas de edad.)

Los mamíferos y aves salvajes suelen tener un color de ojos consistente, aunque en ciertas especies —sobre todo en aves—, los individuos podrían tener un color de ojos diferente según la edad, el sexo y la disposición para aparearse.

«Los colores desviados o extraños aparecen de vez en cuando como mutaciones», afirma Negro. Pero un mamífero salvaje con ojos azules como los del coyote podría ser muy inusual: uno entre un millón.

Podría ser imposible saber la proporción, pero el explorador de National Geographic Stan Gehrt, experto en coyotes urbanos de la Universidad de Ohio, puede dar fe de su rareza.

«Hemos marcado y manejado más de mil coyotes [adultos] en la zona de Chicago y nunca hemos visto ninguna desviación del color de ojos», afirma.

También es improbable que el animal de Point Reyes sea un híbrido de coyote y perro doméstico o lobo, un fenómeno que ocurre en el este de Norteamérica pero que es más raro en el oeste.

Como Negro, Gehrt atribuye el azul del coyote adulto a una mutación genética que, según señala, es del todo plausible teniendo en cuenta el número relativamente pequeño de genes asociados al color de ojos.

Una mirada al futuro

Camilla Fox, fundadora y directora ejecutiva de Project Coyote, una organización sin ánimo de lucro que defiende a los depredadores y cuya sede está a una hora del lugar donde Dietrich vio al coyote, también respalda la hipótesis de la mutación.

Ni ella ni ninguno de los miembros de la junta de asesoramiento científico de Project Coyote que han estudiado las fotografías había visto nunca un coyote de ojos azules.

Aunque algunos de la junta no están convencidos de que el color de ojos del animal sea realmente azul, «lo que resulta aparente es que es muy raro».

En conjunto, Fox espera que el coyote de Point Reyes inspire al público a apreciar lo similares que son los coyotes a los perros domésticos. Los coyotes no suelen estar protegidos por ley y los cazadores y las agencias gubernamentales matan a al menos 400.000 al año en los Estados Unidos.

«Amamos y adoramos a unos, vilipendiamos y perseguimos a otros. Y algo pasa en esa fotografía».

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