Este fósil de 22.000 años desvela un linaje desconocido de panda gigante

Los restos hallados en una cueva en China contienen la muestra más antigua del mundo de ADN de panda.

Por Maya Wei-Haas
Publicado 19 jun 2018, 11:49 CEST
Panda gigante
Un panda gigante joven come bambú en la base de investigación de Chengdú del Centro de cría de panda gigante en China.
Fotografía de Jak Wonderly, National Geographic Creative

En agosto de 2014, el paleoantropólogo Yingqi Zhang y su equipo descendieron a un socavón en busca del Gigantopithecus, el primate más grande conocido. Salieron con una mezcla de huesos de las criaturas desafortunadas que habían caído en esta «trampa mortal» de la naturaleza.

Ninguno de estos huesos pertenecían al primate extinto, pero el equipo se quedó sorprendido: la mezcla incluía la mandíbula inferior de 22.000 años perteneciente a un panda primitivo. Y en sus bordes desgastados, la mandíbula contenía la muestra de ADN de panda más antigua del mundo.

Teniendo solo un fósil, es todavía pronto para tratar a la criatura como nueva especie. Pero las pruebas genéticas demuestran que el hueso pertenece a un linaje previamente desconocido de panda gigante que se separó de sus otros parientes hace unos 183.000 años.

Mandíbula fósil
Esta mandíbula fósil procede de un pariente del panda gigante que vivió hace 22.000 años.
Fotografía de Yingqi Zhang and Yong Xu

Este animal podría haber estado adaptado específicamente para vivir en su hogar subtropical, lo que sugiere que estas bestias blancas y negras fueron mucho más diversas que hoy en día, según argumentan los autores en un estudio publicado en la revista Current Biology.

Aunque es posible que las conclusiones sobre la diversidad de los pandas no sean revolucionarias, el trabajo del equipo que extrajo el ADN primitivo de los fósiles degradados es importante, según Russel Ciocho, paleoantropólogo de la Universidad de Iowa en Iowa City que no participó en el estudio.

«No solo hemos abierto la posibilidad de conseguir ADN en un lugar bastante cálido, sino también [de huesos] bastante antiguos», afirma la genetista y coautora del estudio Qiaomei Fu, que dirigió el análisis de las muestras.

Tesoros genéticos ocultos

Los pandas modernos se extienden por un área biogeográfica diminuta en las tres provincias de China central: Sichuán, Shaanxi y Gansu. Pero es probable que en algún momento estuvieran más extendidos. Los investigadores han descubierto fragmentos fósiles de panda en China, Birmania y el norte de Vietnam, y en lugares tan lejanos como Hungría y hasta en España.

Cuando Zhang y su equipo recuperaron los huesos de la provincia de Guangxi en el sur de China, les sorprendió encontrar restos antiguos del amado símbolo de China en una zona donde los animales llevan mucho tiempo extintos. Pero a simple vista, el fósil era similar a los pandas modernos. Y como era solo un fragmento de fósil —no un cráneo completo—, no perseveraron en el estudio. Además, Zhang se centraba en la caza del Giganto.

Durante un año y medio, el fósil permaneció en un rincón del despacho de Zhang en la Academia China de las Ciencias en Pekín, envuelto en papel higiénico y metido en una caja de plástico.

Entretanto, Fu, que también es investigadora en la academia, llevaba años deseando extraer ADN de panda de otros fósiles, sin conseguirlo. El calor y la humedad del sur de China descompone las delicadas hélices de ADN, lo que hace de esta una tarea extremadamente desafiante.

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    Su primer intento de analizar el nuevo fósil de panda también fue infructuoso. «Pero insistí en intentarlo de nuevo», cuenta Fu.

    El equipo hizo una tomografía computarizada para asegurar que apuntaban a una estructura en forma de concha de caracol en el oído interno llamada cóclea, conocida por su excelente preservación del ADN en humanos. La repetición valió la pena: esta vez, el equipo fue capaz de secuenciar el genoma mitocondrial completo del panda.

    Fue un logro emocionante, según Fu, que describe los datos como una «información bastante especial».

    Futuros confusos

    Los resultados de este estudio coinciden con otro estudio reciente de ADN recuperado de dos fósiles del sur de China, uno de aproximadamente 5.000 años y otro de casi 8.500 años. El más antiguo también parece ser una «hermana» de los pandas modernos que se separó del linaje compartido hace unos 62.000 años.

    Ambos estudios se suman a la base de datos genética de pandas gigantes primitivos que crece lentamente, según Robert Fleischer, director del Centro de Conservación y Genética Evolutiva del Instituto de Biología de la Conservación del Smithsonian, que no participó en el estudio.

    «Sería muy interesante compararlos directamente», dice Fleischer sobre la especie hermana y el linaje recién descubierto. Dicha comparación podría ayudar a confirmar la identidad de los fósiles y determinar cualquier posible adaptación que tuvieran las bestias primitivas al clima subtropical.

    Fu planea seguir extrayendo genomas nucleares completos de los fósiles, ya que ese tipo de datos podría revelar a los científicos mucho más sobre las criaturas, más allá de sus relaciones familiares. Quizá hasta puedan conseguir más información sobre el aspecto de los pandas primitivos; por ejemplo, si los animales siempre fueron blancos y negros.

    Fu y su equipo también seguirán analizando el ADN mitocondrial de fósiles de panda, con la esperanza de rellenar los huecos del árbol genealógico de los pandas. Al fin y al cabo, según explica, entender mejor el pasado de los pandas podría revelar formas de contribuir a proteger su futuro.

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