Las representaciones de animales icónicos están por todas partes, y eso es problemático

Quizá estar rodeados de imágenes de animales carismáticos tenga sus inconvenientes: podría alterar la forma en que pensamos en sus poblaciones salvajes.

Por Cecelia Smith-Schoenwalder
Publicado 27 jul 2018, 14:50 CEST

Las frecuentes representaciones de animales en la cultura popular —anuncios, películas, fotografías o jugueterías— podrían afectar a las posibilidades de supervivencia de los animales en estado salvaje, según sugiere una nueva investigación.

A Franck Courchamp, de la Universidad de París Sur, le intrigaba la idea del «carisma» en animales. Quería saber qué especies consideramos carismáticas y cuáles son las implicaciones de ese factor de «moda» para las poblaciones salvajes.

Por eso Courchamp y otros investigadores realizaron una encuesta online a más de 4.500 personas de 69 países en la que pedían que hicieran una lista de las especies que consideraban más carismáticas. También tuvieron en cuenta información de encuestas escolares, páginas web de zoológicos y pósters de películas animadas.

En el estudio, publicado este mes en la revista PLOS One, los investigadores hicieron una lista de las 20 especies más carismáticas. La mayoría de los animales identificados como carismáticos son grandes mamíferos terrestres. En primer lugar estaban los tigres, seguidos por leones, elefantes, jirafas, panteras, pandas, guepardos, osos polares, lobos y gorilas.

«Algo que parecía un denominador común es que necesitamos sentirnos impresionados de una u otra forma, y el tamaño despierta el interés [de la gente]», afirma Courchamp.

Pese a dicha uniformidad, la investigación determinó que los participantes describían a cada especie con una serie de rasgos: raras, en peligro de extinción, hermosas, adorables, impresionantes y peligrosas. De las 20 especies principales, solo a los tiburones les faltaban las seis etiquetas, ya que nadie los clasificó como «adorables».

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Poblaciones virtuales

Los investigadores también querían saber si el carisma de los animales jugaba a su favor y preguntaron a los encuestados el estado de conservación de varias especies. Al menos la mitad de los participantes no se daban cuenta de que cinco de las 10 especies más carismáticas están amenazadas.

Esta parte de la investigación, que se publicó en la revista PLOS Biology por separado, determinó que la gente estaba más al tanto de los problemas de los pandas, los tigres y los osos polares, pero no se habían dado cuenta de la difícil situación de leones, guepardos, gorilas y jirafas.

Y solo una especie del top 10, según lo recopilado en el estudio, no estaba amenazada a nivel global: el lobo.

El estudio también determinó que nos inundan las imágenes de estas criaturas aunque estén mermando en la naturaleza. Por ejemplo, el francés medio ve, de media, más de cuatro leones al día en anuncios y otras representaciones de la cultura pop, viendo cada año un número de animales superior al que existe en el conjunto de África occidental.

El estudio sugiere que esta saturación de imágenes podría crear una «población virtual» de estos animales en la mente de la gente, haciendo que crean que hay muchos más individuos salvajes de los que hay en realidad.

«Como los vemos por todas partes, no nos damos cuenta de que están en peligro de extinción y no nos esforzamos tanto como deberíamos para protegerlos», afirma Courchamp.

Los hallazgos ponen de manifiesto un problema importante, según Scott Creel, profesor de biología de conservación y ecología en la Universidad Estatal de Montana. «Llama la atención sobre el hecho de que la gente no sabe mucho acerca de las especies en estado salvaje que encuentran más carismáticas», afirma Creel.

Sugiere que las especies consideradas carismáticas poseen cualidades que dificultan su conservación. Según explica, los grandes vertebrados son longevos, recorren largas distancias y se enfrentan a la amenaza de la caza furtiva, lo que obstaculiza su supervivencia.

Joe Walston, vicepresidente de programas de conservación sobre el terreno en la Wildlife Conservation Society, afirma que es paradójico que no hayamos logrado proteger a las especies que más nos importan.

«Creo que estos dos estudios destacan una cuestión importante: que incluso las especies más queridas del mundo están peor de lo que la gente cree, y merecen más iniciativas de conservación de las que ya existen», afirma Walston.

Conservación de la marca

La idea de las «poblaciones virtuales» es apremiante, pero los científicos con los que habló National Geographic señalaron —como Courchamp— que no se ha establecido un vínculo causal entre las representaciones ubicuas de animales y las impresiones del público sobre su abundancia en la naturaleza o su estado de conservación. Pero, según dicen, es un ámbito prometedor para futuras investigaciones.

Los autores del estudio sugieren que las empresas que se benefician del uso de estas imágenes deberían dedicar un pequeño porcentaje de sus beneficios a las iniciativas de conservación y a campañas informativas.

«Eso no solo sería justo, sino que sería una situación donde todos podrían salir ganando», afirma Courchamp.

Por ejemplo, podría generar relaciones públicas positivas. Además, si la mascota de una empresa se extingue, podría ser perjudicial desde un punto de vista de marketing, según Courchamp.

Según cuenta, algunas empresas se lo toman muy a pecho, y pone como ejemplo las campañas de conservación de Jaguar y Lacoste. Pero no hay suficientes empresas «realmente preocupadas por la conservación de las especies con las que trabajan», añade.

Lion's Share

La idea de que los anunciantes paguen para apoyar a los animales que los representan podría estar adquiriendo popularidad.

El mes pasado, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo anunció la creación de «Lion’s Share», una iniciativa que pide a los anunciantes que usan animales que contribuyan a apoyar a estas criaturas y sus hábitats.

«Las imágenes de animales aparecen en aproximadamente un 20 por ciento de todos los anuncios que vemos. Pese a esto, los animales no siempre reciben el apoyo merecido. Hasta ahora», declaró en un vídeo de la campaña el embajador de Lion's Share, Sir David Attenborough.

El PNUD, que administrará el fondo, pretende recaudar 100 millones de dólares en tres años. El dinero se destinará a la conservación de la vida silvestre y a los programas para el bienestar de los animales puestos en marcha por las Naciones Unidas y las organizaciones de la sociedad civil.

Para Courchamp, la iniciativa «es una noticia muy emocionante. Es exactamente lo que recomendamos, y parece estar empezando», afirma.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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