Descubren una nueva y extraña especie de ave de la era de los dinosaurios
Este raro animal, llamado Jinguofortis perplexus, muestra un mosaico inusual de rasgos de aves y dinosaurios.
Un equipo de paleontólogos ha descubierto en China una nueva especie de ave fósil que, según ellos, revela un punto fundamental en la evolución del vuelo, cuando las aves habían perdido la larga cola ósea observada en dinosaurios como los Tyrannosaurus y el ave primitiva Archaeopteryx, pero antes de desarrollar las plumas en una cola acortada observada en las aves voladoras actuales.
La especie de 127 millones de años, a la que han llamado Jinguofortis perplexus, conserva otras características de sus ancestros, los dinosaurios, como garras en los dedos de las alas, una mandíbula con dientes en lugar de pico y una cintura escapular fusionada. Ese último rasgo está aparentemente mal adaptado para volar, de ahí el nombre perplexus.
La Jinguofortis, descubierta en la provincia china nororiental de Hebei, vivió en un entorno de bosque denso con lagos diseminados que caracterizaron esta región durante el Cretácico Inferior. La especie, del tamaño aproximado de un cuervo moderno, poseía alas anchas y cortas que podrían haberla ayudado a maniobrar entre los árboles.
«En general, creemos que el mecanismo de vuelo moderno de las aves vivas evolucionó a través de la acumulación gradual de mejoras en sus plumas, músculos y huesos a lo largo de millones de años», afirma Min Wang, del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia China de las Ciencias en Pekín, cuyo equipo describe el fósil esta semana en la revista PNAS.
«Sin embargo, esta nueva ave fósil demuestra que la evolución del vuelo fue mucho más desordenada», añade.
Una cintura escapular fusionada
La Jinguofortis es «una de las aves fósiles más importantes descubiertas en los últimos años», afirma Steve Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido, uno de los revisores del estudio.
Se debe a que es uno de los primeros y más primitivos miembros del grupo de aves con colas cortas más moderno, o pigóstilos, de forma que nos ayuda «a entender la evolución de las colas de las aves primitivas, desde las colas largas, rectas y delgadas de sus ancestros dinosaurios a las colas pequeñas, fusionadas y regordetas que tienen hoy en día», afirma Brusatte.
Pero quizá el aspecto más interesante del fósil, según los expertos, sea la cintura escapular, que se parece a la de los dinosaurios no aviares y no a la de las aves. Las aves modernas suelen tener dos huesos, la escápula y el coracoides, que permiten la flexibilidad para el aleteo al volar. Pero el hombro del Jinguofortis está fusionado en un solo hueso, la escápula coracoides.
Sería «un rasgo muy extraño» en un ave voladora, según afirma Gerald Mayr, ornitólogo y experto en la evolución aviar del Instituto Senchenberg de Investigación de Frankfurt, Alemania. Los dos huesos suelen formar una articulación móvil que es importante para el movimiento de los músculos y las alas durante el vuelo.
«Si se confirma esta condición en futuros estudios, podría inspirar nuevas ideas sobre cómo utilizaban las alas estas aves primitivas», afirma Mayr, ya que esta característica habría dificultado el aleteo a la hora de volar. Sin embargo, Mayr añade que las plumas de vuelo de la Jinguofortis son extrañamente estrechas para un ave voladora y las articulaciones fusionadas son habituales en especies no voladoras, como avestruces y ñandús.
«Podríamos preguntarnos si el animal era capaz de volar o si sería un ejemplo de un ave no voladora del Mesozoico», afirma.
Wang cuenta que la cintura escapular fusionada llevó al equipo a considerar dicha posibilidad, pero argumenta que las alas y muchas más características del fósil «indican una capacidad de vuelo mejorada».
En lugar de eso, cree que esta extraña mezcla de rasgos es una prueba de que la evolución de las aves es más compleja de lo que se creía, y las especies primitivas muestran un abanico de formas de desarrollar sus esqueletos y usar su mecanismo de vuelo.
«Todo esto demuestra que las aves no desarrollaron todos los rasgos necesarios para volar de forma directa y clara», afirma Brusatte. «Se produjo mucha experimentación en los estilos de vuelo de las aves primitivas».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.