Hallan una nueva especie de pez de colores neón
El colorido pececillo, descubierto en el arrecife de una isla brasileña, ha sido bautizado en honor a la diosa griega del amor.
En pleno Atlántico, a decenas de metros bajo el agua, la diosa griega del amor vive en forma de pez de arrecife.
En un nuevo estudio publicado el martes en ZooKeys, investigadores de la Academia de las Ciencias de California describen una nueva especie de Anthias, un tipo de pez de arrecife muy habitual, llamado Tosanoides aphrodite o anthias Afrodita. La criatura amarilla y rosa dejó atónitos a los investigadores que la descubrieron durante una inmersión a gran profundidad hasta tal punto que no vieron a una cañabota gris que nadaba directamente hacia ellos.
«Es sin duda el pez más colorido que he descrito nunca», afirma por email Luiz Rocha, ictiólogo de la Academia de las Ciencias de California.
El anthias Afrodita es también el único pez de su clase descubierto en el Atlántico. Los demás peces del género Tosanoides, entre ellos el presidencial pez hawaiano Tosanoides obama, viven en el océano Pacífico.
Un destello rosa y amarillo
Por ahora, solo se ha encontrado al anthias Afrodita en las aguas de los archipiélagos de San Pedro y San Pablo, unas islas hostiles y aisladas cerca del medio del océano Atlántico, a unos 930 kilómetros al noreste de la costa brasileña.
En el verano de 2017, Rocha y su colega Hudson Pinheiro viajaron a las islas y se sumergieron a casi 120 metros de profundidad para inspeccionar un arrecife en las profundidades. En una inmersión el pasado junio, observaron un destello rosa y amarillo en los recovecos del arrecife. Una inspección más pormenorizada desveló un pez impresionante de algo más de siete centímetros de largo. Durante el resto de la jornada, el dúo trabajó para capturar especímenes del colorido pez, ya que tenían la corazonada de haber encontrado una nueva especie.
En total, Pinheiro y Rocha capturaron tres machos adultos, dos hembras adultas y dos hembras jóvenes. Los machos y las hembras de la especie tienen un aspecto muy diferente; los machos usan mucho menos el color rosa.
Debido al diminuto tamaño de las islas, su aislamiento y su ubicación dentro de las principales corrientes oceánicas del Atlántico, suponen un laboratorio natural perfecto donde estudiar cómo se expande la vida por tierra y mar. Desde 1799, muchos científicos han hecho visitas regulares a los archipiélagos de San Pedro y San Pablo, entre ellos Charles Darwin, que tomó nota de su riqueza marina cuando las visitó en 1832. «Tiburones y marineros luchan constantemente para llevarse la mayor parte de las presas atrapadas en los anzuelos de pesca», escribió posteriormente en El viaje del Beagle.
Desde 1998, Brasil ha mantenido un pequeño centro de investigación en el archipiélago, dando a los científicos más oportunidades de estudiar los arrecifes de coral «mesofóticos», que viven a entre 30 y 150 metros de profundidad. Pese a encontrarse en la zona crepuscular del océano, estos arrecifes albergan una diversidad impresionante, como sus parientes más conocidos a menos profundidad. Estudios anteriores han demostrado que hay siete especies de peces de arrecife del archipiélago de San Pedro y San Pablo que no se encuentran en ningún otro rincón del planeta. El anthias Afrodita es la octava.
«La belleza del anthias Afrodita nos dejó maravillados durante este hallazgo, del mismo modo que la belleza de Afrodita maravilló a los dioses griegos», escriben los investigadores.
Galería: La Gran Barrera de Coral australiana
Pinheiro, autor principal del estudio, afirma que espera que el anthias Afrodita atraiga más atención a los arrecifes mesofóticos. A principios de este año, una coalición de científicos marinos, entre ellos Pinheiro y Rocha, insistieron en Science que, pese a estar a mayor profundidad, estos arrecifes se enfrentan a numerosas amenazas humanas, como la contaminación por basura, la sobrepesca y las alteraciones provocadas por el cambio climático. Cuando Rocha y Pinheiro bucearon en el archipiélago de San Pedro y San Pablo en 2017, observaron restos de basura y aparejos de pesca sobre los arrecifes que habita el anthias Afrodita.
«Hay una biodiversidad completamente diferente oculta allí, y en muchas regiones del mundo se ha documentado la destrucción de este tipo de hábitats», afirma Pinheiro.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.