Así viven los animales cuando pierden una pata
Estos animales se desplazan perfectamente, aun teniendo una extremidad de menos.
Cuando tienes cuatro patas, perder una no tiene por qué ser para tanto. El mundo natural está lleno de ejemplos de ciervos, leones, tigres y otros animales con tres patas que salen adelante en la naturaleza, incluso sin intervención humana.
Por ejemplo, en 2007, se avistó un alce con tres patas en Anchorage, Alaska, cuidando de una cría grande y sana. Ese mismo año, las fotografías de una cámara trampa revelaron un tigre de Sumatra de tres patas en el parque nacional de Tesso Nilo, Indonesia, que gozaba de buena salud.
Pero ¿cómo lo logran?
Resulta que los cuadrúpedos, el término científico aplicado a animales de cuatro patas, son mucho más resistentes que los humanos cuando pierden una extremidad. En algunos casos, la falta de una pata no supone más que una ligera incomodidad.
¿Por qué? Pues porque los animales poseen todo un abanico de mecanismos de adaptación que les permiten sobrevivir con tres patas.
Conseguir el equilibrio
Veterinarios de todo el mundo amputan patas a diario, pero rara vez recomiendan remplazar la extremidad perdida con una prótesis. Esto se debe a que la mayoría de los animales de cuatro patas puede mantener el equilibrio perfectamente sin una cuarta pata, ya sea artificial o natural.
Cuando un cuadrúpedo pierde una pata, normalmente es capaz de mantener su equilibrio adoptando una posición de «trípedo». Si colocan la pata solitaria hacia el centro de su cuerpo, un animal con una amputación puede distribuir su peso equitativamente.
Mantener el equilibrio resulta bastante fácil para gatos, ardillas, zorros y otros animales con colas largas. Estos animales pueden emplear sus largas colas peludas como contrapeso para trepar estructuras estrechas.
Según Monika Melichar, zoóloga y fundadora del Woodlands Wildlife Sanctuary en Ontario, Canadá, los animales de tres patas no suelen tener problemas a la hora de caminar, saltar o correr.
La pasada primavera, el santuario recibió una llamada por un zorro de cinco semanas de edad al que habían encontrado con una de las patas delanteras atrapada en un mueble de jardín. Los intentos por liberarse habían provocado daños permanentes. Al saber que la vida del animal estaba en peligro, los rescatadores llevaron al zorro —al que más tarde llamaron Timothea— al santuario para amputarle la pata.
«Cuando se recuperó del trauma de la cirugía, era un zorro totalmente nuevo. Corría, cavaba, trepaba, hacía todo lo que haría un zorro», afirma Melichar.
Melichar afirma que la pérdida de una extremidad rara vez impide a los animales comportarse de forma natural. «La mayoría [de trípedos] puede reproducirse, cuidar de sus crías y sobrevivir tan bien como un cuadrúpedo».
Una rápida recuperación
A diferencia de los humanos, que pueden tardar años en recuperarse de la pérdida de una pierna, los animales se recuperan a una velocidad sorprendente.
El verano pasado, los veterinarios del zoológico de Denver tuvieron que amputarle la pata trasera a uno de sus licaones recién nacidos. El cachorro a manchas marrones y blancas, llamado Nigel, pudo caminar pocas horas después de despertarse de la cirugía. «No me sorprendió», afirma Rebecca McCloskey, conservadora de carnívoros y primates del zoológico de Denver.
«En general, los animales se adaptan muy rápidamente a un cambio como ese. Si el resto de su sistema se encuentra sano, la recuperación tiene lugar más rápido de lo que crees».
En un estudio sobre los efectos a largo plazo de las amputaciones en perros llevado a cabo por científicos de la facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Georgia, el 91 por ciento de los dueños afirmaron que su perro no había mostrado cambios emocionales tras la amputación. El estudio, publicado en Journal of the American Veterinary Medical Association en 2015, también informó de que el 78 por ciento de los dueños afirmaron que la recuperación y la adaptación de sus mascotas habían superado sus expectativas.
Un punto de apoyo
Aunque algunos cuadrúpedos pueden recuperarse de una amputación por sí solos, muchos necesitan la ayuda de sus compañeros.
«En la naturaleza, un carnívoro solitario sin una pata podría no sobrevivir tan bien como uno que forme parte de una manada», afirma McCloskey. «Los miembros de la manada suelen cuidarse los unos a los otros».
Explica que los miembros de una manada de licaones no dudarían a la hora de ofrecer comida y protección a un compañero con una amputación. La fortaleza de la manada está determinada en gran medida por su tamaño, de forma que ofrecer ayuda a un miembro débil repercute en última instancia en el interés de la manada.
Los problemas de los trípedos
Hasta cierto punto, lo bien que puede sobrevivir un animal de tres patas también depende de qué pata pierda.
«Es más fácil si el animal pierde una de las patas traseras», afirma McCloskey. «En las patas traseras hay mucha fuerza y la pata restante puede sostener toda esa fuerza y el peso añadido más fácilmente».
Para zorros, tigres, osos y otros animales que emplean las patas delanteras para actividades especializadas como cavar y capturar presas, la pérdida de una pata delantera puede ser un impedimento para sobrevivir en la naturaleza.
Como Timothea perdió una de sus patas delanteras, Melichar y su equipo optaron por no liberarla de nuevo. «Los zorros necesitan ambas patas delanteras para atrapar presas, de forma que un zorro que pierde una pata delantera podría no sobrevivir en la naturaleza», explica Melichar.
Amputación o eutanasia
Aunque Timothea no pueda sobrevivir en la naturaleza, podrá tener una vida larga y feliz en cautividad.
«No hay pruebas que sugieran que los animales soportan el mismo sufrimiento que los humanos tras perder una extremidad. Hasta donde sabemos, no la echan de menos», afirma McCloskey.
Con todo, los dueños de mascotas suelen considerar que la eutanasia es más humana que la amputación. Suelen preocuparse por que convertir a su compañero cuadrúpedo en un trípedo condene al animal a una vida de movilidad limitada y depresión. Sin embargo, McCloskey explica que esa idea dista mucho de ser cierta.
«Pueden vivir una vida sana y completamente normal durante muchos años. Sin duda vale la pena darles una oportunidad».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.