Algunas arañas alimentan a sus crías con leche
Aunque la lactancia y el amamantamiento se asocian más habitualmente a los mamíferos, otros animales —como estas arañas saltadoras— hacen lo mismo.
Las cebras, los murciélagos y los osos lo hacen. También las ballenas, los tigres y los humanos. Estos animales alimentan a sus crías recién nacidas con leche. Se trata de un rasgo definitorio de lo que implica ser mamífero.
Según un estudio publicado en la revista Science, una araña saltadora originaria del Sudeste Asiático hace lo mismo. Se ha descubierto que la Toxeus magnus alimenta a sus bebés con un fluido nutritivo segregado por su propio cuerpo. El líquido contiene una disolución de azúcares, grasas y proteínas, de forma que los investigadores dirigidos por el biólogo de conservación Rui-Chang Quan, de la Academia China de las Ciencias, lo denominan leche.
Y lo que quizá resulte más sorprendente es que los investigadores descubrieron que las arañitas siguen bebiendo la leche de su madre tras alcanzar la madurez sexual. «Es rarísimo», afirma Jonathan Pruitt, ecólogo evolutivo en la Universidad McMaster en Canadá. «El hecho de que los cuidados maternos se extiendan hasta que las crías hembras son adultas resulta bastante sorprendente».
Las implicaciones evolutivas de esta conducta también resultan sorprendentes.
Buenas madres
En realidad, aunque resulte extraña, la idea de la leche de araña es coherente con lo que se sabe sobre la crianza en arañas.
Pese a su reputación de ser criaturas solitarias, se ha observado a varios tipos de arañas cuidando de sus crías. «Muchas arañas hembra protegen las cápsulas de sus huevos y dejan de comer mientras lo hacen», explica Pruitt, que estudia la conducta social en arañas. «Algunas arañas abren las cápsulas de los huevos y permiten que sus crías se les suban a la espalda como en Aventuras sobre ruedas».
Otras hembras regurgitan la comida predigerida para sus crías, como hacen las aves. Pruitt añade que algunas arañas madres llegan a licuar sus propios cuerpos para que sus crías los consuman.
Pero esta es el primer caso en que se observa arañas alimentando a sus crías con un fluido similar a la leche.
La importancia de la leche
«Si una definición libre de “leche” es una sustancia nutritiva que alimenta a las crías, entonces debería considerarse leche», confirma Amy Skibiel, fisióloga de lactancia de la Universidad de Idaho.
«Si piensas en otros no mamíferos que producen fluidos similares a la leche, resulta menos sorprendente», afirma Skibiel. Algunas aves, como palomas, tórtolas, flamencos y pingüinos, producen una sustancia derivada de las células epiteliales llamada «leche de buche» que dan a sus crías. Y se sabe que las cucarachas segregan una especie de leche que emplean para alimentar a los embriones en proceso de desarrollo.
Pero, en el caso de la Toxeus magnus, Quan y su equipo sostienen que el comportamiento de la araña se parece más al de la lactancia en mamíferos. Al igual que muchos mamíferos, las arañas recién nacidas dependen totalmente de la leche para abastecer sus necesidades nutricionales. En este caso, durante los 20 primeros días de vida de las arañas.
En un experimento ilustrativo, los investigadores cerraron con pegamento el surco epigástrico de las arañas madres, el órgano ovipositor que también segrega leche. Todas las crías fallecieron en los primeros 11 días de vida.
Alimentando a adolescentes
Los investigadores descubrieron que, incluso cuando las crías eran lo bastante mayores como para encontrar comida por sí mismas, las arañitas seguían aprovechándose de la leche de su madre durante 20 días más. Y permitían que las hijas (pero no los hijos) siguieran mamando después de haber alcanzado la madurez sexual.
En las etapas de la adolescencia y la edad adulta, la privación de leche obligaba a las arañas a pasar más tiempo buscando alimentos, lo que indica que la leche ya no era fundamental para su supervivencia. Con todo, los investigadores sospechan que, en la naturaleza, el suministro de leche podría afectar positivamente a la supervivencia, ya que buscar alimento fuera del nido aumenta el riesgo de depredación.
Pero, aunque la leche puede ser fundamental en determinadas etapas vitales, no es el único aspecto que entra en acción. Los cuidados maternos y el suministro de leche parecen cooperar para garantizar la supervivencia a largo plazo de las arañas jóvenes. En experimentos en los que permitieron que la madre permaneciera en el nido, pero impidieron que amamantara a sus crías tras el vigésimo día, las arañitas tenían menos parásitos que aquellas en nidos en los que quitaron a la madre.
De las 187 crías que observaron los investigadores en 19 nidos diferentes, la tasa de supervivencia de las que recibían tanto cuidados maternos como leche era de un 76 por ciento. Retirar a la madre al vigésimo día reducía la tasa de supervivencia de las crías a solo el 50 por ciento.
Otras funciones lácteas
Como las arañas madres también depositaban gotitas de leche en el propio nido, esto sugiere que la leche podría tener una función alternativa a la nutrición. «Todavía quedan preguntas sin responder que nos ayudarán a determinar si es funcionalmente similar a la lactancia en mamíferos», afirma Skibiel.
En mamíferos, es probable que la leche no evolucionara inicialmente para propósitos nutricionales. En lugar de eso, es probable que la lactancia fuera un medio para que las madres pusieran en marcha los sistemas inmunes de sus crías al aportarles anticuerpos, o un medio de mantener sus huevos húmedos, como hacen los ornitorrincos.
Y, aunque la evolución de los fluidos lácticos fuera de la familia de los mamíferos sigue siendo insólita, es improbable que sea la única especie de araña capaz de hacerlo. «Cuanto más lo pienso, existen muchas posibilidades de que esto haya ocurrido por todas partes», afirma Pruitt. «De las 50 000 especies de araña descritas, te apuesto a que no es la única que lo hace».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.