Un fotógrafo pasó casi un año con pumas. Esto fue lo que aprendió.

El fotógrafo Ingo Arndt capturó nuevos detalles de la biología de los pumas durante su estancia en la Patagonia y obtuvo un increíble vídeo time-lapse de una cacería frustrada.

Por Annie Roth
fotografías de Ingo Arndt
Publicado 3 dic 2018, 16:47 CET
Un puma hembra
Un puma hembra, al que las autoridades del parque llaman Colmillo, y sus tres crías otean el horizonte en el parque nacional Torres del Paine, en Chile.
Fotografía de Ingo Arndt

El fotógrafo de fauna silvestre Ingo Arndt soportó temperaturas gélidas y vientos fuertes durante siete meses entre 2016 y 2018 para seguir a su animal favorito por las tierras salvajes de la Patagonia. Pasó cientos de horas cargando con su equipo de cámara y aguardando pacientemente ante los implacables elementos a que apareciera.

Para él, el puma —el «fantasma de los Andes»— es uno de los animales más elegantes y entrañables que ha visto en su vida. Según dice, las dificultades valieron la pena. Su dedicación y paciencia le permitieron fotografiar pumas en pleno apareamiento, cazando un guanaco (pariente de la llama) y exhibiendo otros comportamientos que pocas personas han presenciado.

Dos cachorros de puma
Dos cachorros de puma de cuatro meses juegan en un árbol. Los cachorros de puma son capaces de cazar presas pequeñas por sí solos con seis meses de edad, pero no dejan a su madre hasta que tienen dos años.
Fotografía de Ingo Arndt

Estas imágenes se publicaron en el número de diciembre de la revista National Geographic.

Han pasado casi 20 años desde la primera vez que sus ojos se toparon con uno de estos grandes felinos, también conocidos como leones de montaña. La primera imagen de una madre y sus dos cachorros correteando por una carretera del parque nacional Torres del Paine, en Chile, le dejó fascinado.

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    Una manada de guanacos
    Una manada de guanacos pasta en una ladera cerca del lago Sarmiento en el parque nacional Torres del Paine. Los guanacos, un pariente cercano de la llama, son la presa principal de los pumas del parque.
    Fotografía de Ingo Arndt

    «Este breve avistamiento se me quedó grabado a fuego en la memoria», afirma Arndt. «Me enamoré del majestuoso y esquivo puma».

    No solo acabó su experiencia con una colección de imágenes espectaculares, sino que pudo hacerse una idea de la relación de un hombre con el nombre puma, una idea que quiere compartir con el mundo.

    Los fantasmas de los Andes

    Los pumas son depredadores por emboscada solitarios. Acechan a sus presas desde la distancia durante una hora o más antes de sorprenderlas por la espalda y machacar la garganta del animal con sus fuertes mandíbulas. En Torres del Paine, que se cree que contiene las mayores concentraciones de pumas que cualquier otro lugar del planeta, los pumas se alimentan principalmente de guanacos.

    Los guanacos adultos pesan unos 90 kilos y pueden correr a velocidades de hasta 65 kilómetros por hora, según el zoo de San Diego. Atraparlos puede ser una tarea difícil y peligrosa. Los pumas son igual de rápidos, pero no tienen la resistencia necesaria para una persecución continua. De hecho, según Arndt, solo uno de cada cinco intentos de caza es fructífero.

    Un ejemplo de ello es la cacería de un guanaco que documentó.

    El puma de estas fotos, una hembra llamada Sarmiento, acechó al guanaco durante una hora y media antes de atacarla, pero su paciencia no se vio recompensada.

    Según Arndt, la vida puede ser dura para una madre puma. Aunque Sarmiento salió ilesa de su intento fallido de caza, otros pumas no tienen tanta suerte.

    Durante la temporada que pasó en Chile, Arndt observó a una hembra que se había quedado sin dientes por el golpe de un guanaco encabritado. El altercado dejó a este puma, conocido como Colmillo, incapacitado para cazar.

    Según Justine Smith, ecóloga de carnívoros e investigadora posdoctoral en la Universidad de California, Berkeley, ser un puma en la Patagonia puede ser muy duro.

    «Estamos acostumbrados a pensar en grandes carnívoros como temidos depredadores que son los ‘mandamases’ del ecosistema, pero para muchos grandes carnívoros que cazan presas grandes y fuertes, como los guanacos y los uapitíes, esto implica muchos riesgos. Los carnívoros suelen resultar heridos o incluso mueren por los ataques de las presas que intentan cazar».

    Un puma hembra
    Un puma hembra muestra las heridas visibles que sufrió durante un intento de cazar a un guanaco. Con sus dientes gravemente dañados, este puma será incapaz de cazar de nuevo.
    Fotografía de Ingo Arndt

    Felinos carismáticos

    Arndt pasó la mayor parte de su tiempo en la Patagonia, a la que denomina «tierra de pumas», siguiendo a dos pumas hembra y a sus cachorros. Estos pumas, Sarmiento y Colmillo, tenían personalidades muy diferentes.

    Una playa de Chile
    Una playa de Chile que frecuenta una familia de pumas. La familia se esconde entre las rocas para evitar a humanos y a otros pumas.
    Fotografía de Ingo Arndt
    Sarmiento
    El puma hembra, llamado Sarmiento, está sentado en la orilla del lago homónimo con uno de sus dos cachorros. Los pumas son criaturas solitarias que solo pasan tiempo con otros pumas durante la época de celo o cuando crían a sus cachorros, lo que las hembras hacen solas.
    Fotografía de Ingo Arndt

    Arndt recuerda a Sarmiento como una feroz cazadora y una madre atenta, y a Colmillo como una criatura tímida pero generosa, que a menudo compartía sus presas con otros pumas.

    «Cada puma tiene un carácter distinto», afirma Arndt. «He conocido muchos pumas tímidos, pero también muchos curiosos».

    Smith dice que este tipo de variación temperamental entre los pumas no es inusual.

    Un puma hembra
    Un puma hembra de nueve meses fotografiado en el parque nacional Torres del Paine de Chile. A diferencia de otros grandes felinos, los pumas son incapaces de rugir. En lugar de eso, usan silbidos, gritos, chillidos y ronroneos para comunicarse.
    Fotografía de Ingo Arndt

    «Esto podría deberse en parte a la diversidad de la especie en su conjunto», afirma. «Pueden vivir en muchos tipos de hábitats diferentes y se alimentan de muchos tipos de presas diferentes. Hasta los pumas de una misma población se especializan en presas distintas».

    También resulta probable que los pumas sean más sociales de lo que se creía. Aunque el comportamiento de los pumas se ha investigado poco, algunos científicos han sugerido que compartir comida es una actividad más bien social y que no está motivada exclusivamente por factores ecológicos y biológicos.

    Conseguir la foto perfecta

    Arndt afirma que lo más importante que aprendió durante esta aventura, financiada por una beca de la empresa de ropa deportiva Puma, es que fotografiar pumas se hace mejor desde la distancia. Los pumas son reacios a los humanos, y con razón. Su propensión a cazar ganado les ha convertido en un objetivo de los ganaderos. En Chile, se cree que los ganaderos matan unos 100 pumas al año.

    «Cuando fotografías un animal salvaje y te interesa captar la esencia del animal, no quieres afectar a su comportamiento», afirma Smith. «La fotografía aporta una ventana perfecta a la vida de los animales, pero si perturbas al animal, o haces que se comporte de manera diferente a cómo se comportaría naturalmente, entonces no capturas cómo es vivir en el cuerpo de ese animal».

    Arndt afirma que siempre ha tratado de mantener una distancia segura de los pumas que fotografiaba.

    Aunque los ataques de los pumas contra humanos son muy insólitos, pueden provocar heridas graves o incluso la muerte, por eso es mejor no provocarlos. «Si les muestras respeto, te muestran respeto», afirma Arndt.

    Los pumas han vivido durante décadas en el parque nacional Torres del Paine, pero solo se ha producido un ataque mortal contra un humano.

    Dos crías de puma
    Dos crías de puma se abren paso por una ladera antes del amanecer. Los pumas son más activos entre al atardecer y al amanecer.
    Fotografía de Ingo Arndt

    Según Arndt, fue este respeto mutuo lo que hizo que se ganara la confianza de sus sujetos.

    «Tras unos pocos meses, algunos animales se acostumbraron a mi presencia. No me lo esperaba. A veces, los pumas se me acercaban mucho. Esos momentos eran un enorme privilegio porque confiaban en mí», explica Arndt.

    Ingo Arndt y un rastreador
    El fotógrafo de fauna silvestre Ingo Arndt y un rastreador profesional de pumas siguen a un puma por un barranco escarpado de Chile. Los pumas pueden sobrevivir en una serie de hábitats diferentes, como bosques, desiertos, praderas y montañas nevadas.
    Fotografía de Jorge Cardenas

    Arndt explica que las mejores fotografías las sacan personas que han pasado mucho tiempo sobre el terreno y mantienen una distancia respetuosa.

    «Se paciente, no fuerces nada», explica. «Cuando veas mis imágenes, no debes olvidar que tengo 30 años de experiencia en la fotografía de fauna silvestre y pasé mucho tiempo [en la Patagonia]. No se puede sacar este tipo de fotos en pocos días».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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