Descubren plástico en el interior de huevos de aves en el remoto océano Ártico
Un estudio preliminar halla plástico en el 20% de los huevos analizados en el Ártico, transmitido por las madres a través de la gestación.
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La ingente plaga de plásticos que inunda nuestro planeta es una devastadora realidad ampliamente documentada. Lo que aún tratamos de averiguar, a duras penas y casi sin querer quitarnos el velo del todo, es hasta dónde alcanzan sus consecuencias y, sobre todo, qué efectos acarreará a todos los niveles esta contaminación global que ha llegado para quedarse durante cientos, tal vez miles, de años.
La respuesta a la primera pregunta ya está resuelta: el plástico ha conquistado los rincones más inhóspitos del planeta y habita en los lugares más impredecibles, como los huevos de las aves que viven en Lancaster Sound, una isla del océano Ártico a más de 160 kilómetros del asentamiento humano más cercano.
Este hallazgo, publicado en Independent, evidencia una vez más que esta contaminación está afectando a la vida silvestre incluso en las áreas más recónditas de la Tierra.
Jennifer Provencher, doctora del Servicio Canadiense de Vida Silvestre, ha llevado a cabo un estudio preliminar en el que ha analizado los huevos de cinco fulmares, una especie parecida a la gaviota, y encontró ftalatos en uno de ellos, aunque ha advertido que es probable que el problema sea mayor.
“Estas son algunas de las aves que tienen los niveles más bajos de plástico acumulado ", explicó Provencher en declaraciones a Independent. Si las colonias de fulmar se analizaran en el Mar del Norte, donde los niveles de plástico son mucho más altos, “los resultados podrían ser mucho más dramáticos”.
Absorbido durante la gestación
El motivo de que estos residuos plásticos lleguen hasta los huevos de las aves parece residir en la contaminación del alimento de la madre. Si la basura ingerida tiene un tamaño demasiado grande para pasar por el tracto digestivo, como tapones de botellas o cigarrillos, esta podría acumularse en el estómago y desprender toxinas que llegarían hasta los huevos en el momento de la gestación.
En otro estudio anterior, el grupo de investigación de la doctora analizó los huevos de fulmares y gaviotas tridáctilas, donde también hallaron químicos: estabilizadores UV y antioxidantes. "Estamos encontrando múltiples contaminantes derivados del plástico que se transfieren maternalmente al huevo", afirma la doctora. “Es realmente trágico”.
Centrados ahora en estudiar otras poblaciones y otras aves para averiguar si también se encuentran contaminadas, los investigadores pretenden estudiar a fondo el alcance del problema y sus consecuencias.
Los ftalatos, un riesgo para la salud humana
Para obtener respuesta sobre los efectos más concretos de la contaminación plástica en la biodiversidad aún tendremos que esperar. Sin embargo, y aunque las investigaciones al respecto siguen su curso, los ftalatos han sido ya catalogados por diversos estudios como disruptores endocrinos en los humanos, lo que hizo saltar todas las alarmas al tratarse de un compuesto habitual en juguetes para niños y otros productos cosméticos, como el esmalte de uñas.
Las normas europeas ya limitan su uso en productos infantiles, pero además, el pasado mes de diciembre, la Comisión Europea aumentó las restricciones del uso de cuatro tipos de este compuesto químico debido al riesgo para la salud hormonal y reproductiva. La medida, basada en investigaciones de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA, por sus siglas en ingles), entrará en vigor a partir de junio del 2020 sobre los ftalatos DBP, DEHP, BBP y DIBP.
A la luz de los descubrimientos en humanos y a pesar de la falta de datos sobre el conjunto de consecuencias en aves, podemos imaginar que el efecto que podrían llegar a tener estas sustancias sobre el desarrollo de los animales no será positivo. Por ello, cada vez más grupos de investigadores se lanzan a analizarlo ante el desconocimiento sobre si la huella del plástico en la biodiversidad del planeta habrá llegado ya a un punto de no retorno.