Las chinches acuáticas gigantes devoran tortugas, patitos e incluso serpientes
Según un nuevo estudio que recopila décadas de investigaciones, las chinches o nipas gigantes son depredadoras acuáticas temerarias.
Las chinches acuáticas gigantes son depredadoras voraces que comen de todo, desde patitos hasta serpientes venenosas, según sostiene un nuevo estudio que reúne décadas de investigación sobre los insectos acuáticos.
Son «depredadores que se quedan quietos y esperan», afirma Charles Swart, profesor del Trinity College en Connecticut que ha estudiado las chinches acuáticas gigantes.
«Adoptan una posición, se aferran a una planta en el agua y atrapan e intentan devorar cualquier cosa que se mueva».
La investigación, publicada en marzo en la revista Entomological Science, examina más detenidamente la ecología de las chinches acuáticas gigantes, que se distribuyen por casi todo el mundo y de las que existen unas 150 especies conocidas. Las de mayor tamaño, Lethocerus grandis y Lethocerus maximus, viven en Sudamérica y pueden medir más de 10 centímetros.
Al autor del estudio Shin-ya Ohba, profesor adjunto de entomología en la Universidad de Nagasaki, Japón, le han fascinado estos insectos desde la primera vez que vio uno en una tienda de mascotas con siete años.
«A los entomólogos japoneses les gustan las chinches acuáticas gigantes porque tienen una morfología interesante», afirma: sus patas delanteras, por ejemplo, le recuerdan a Popeye cuando hace alarde de sus brazos.
Todo lo que entre en el menú
Para este estudio, Ohba leyó estudios previos de las chinches acuáticas, muchas de las cuales ha investigado en Japón, donde las cuatro especies autóctonas —entre ellas la Kirkaldyia deyrolli, ampliamente estudiada— son superdepredadores en arrozales y humedales.
En todos halló un tema constante: estos insectos parecen depredadores temerarios. Por ejemplo, en 2011, Ohba documentó su primera observación de una chinche acuática gigante que devoraba una tortuga.
A pesar de su tamaño, estas chinches marrones se confunden con las plantas en las que se posan y se cuelgan boca abajo para poder respirar por un «esnórquel» que les sobresale del trasero.
Cuando la presa está a su alcance, los depredadores cierran de golpe las patas delanteras y atrapan a la criatura con las otras patas. A continuación, las chinches pican a su presa con una probóscide similar a un cuchillo, e inyectan enzimas y posiblemente sustancias químicas anestésicas.
Swart, que no participó en el estudio, señala que no está claro de qué están compuestas las toxinas de las chinches de agua ni si son realmente venenosas.
«Descomponen el tejido [de la presa] y, a continuación, lo absorben», explica. Añade que, en presas de mayor tamaño, pueden tardar unas cuantas horas y la víctima puede permanecer con vida durante parte de este periodo.
Swart afirma que la nueva investigación «es una revisión muy exhaustiva de todo lo que se sabe sobre ellas».
Madres infanticidas
Las chinches acuáticas gigantes son una rareza entre los insectos, ya que son los machos los que asumen la responsabilidad de cuidar de los huevos.
En algunas especies, los machos protegen las puestas —hasta cinco al mismo tiempo— de depredadores como hormigas. En otras, las hembras pegan los huevos directamente a la espalda de los machos y los machos los llevan hasta que eclosionan en forma de ninfas.
El estudio de Ohba también indica que, en algunas especies como la K. deyrolli, las hembras están tan empeñadas en encontrar una pareja que se comen los huevos de otras hembras.
«Al destruir los huevos de una competidora, una hembra puede conseguir a la pareja de la competidora y asegurarse de que el macho cuide de sus huevos», escribe Ohba.
Es más, las ninfas —cuya fase vital dura hasta 60 días— pueden ser tan duras como las adultas. En la mayoría de especies, eclosionan en una estación en la que hay menos abundancia de presas pequeñas, por lo que se ven obligadas a perseguir presas aparentemente imposibles como renacuajos o peces pequeños.
Las ninfas cuentan con patas delanteras muy curvadas, lo que las ayuda a agarrar a las presas más fácilmente, según Ohba.
Con todo, Swart añade que en la cadena trófica se recoge lo que se siembra: las chinches acuáticas gigantes son las presas de peces más grandes, patos y quizá mapaches y tortugas. Algunas personas también se los comen fritos o hervidos en el Sudeste Asiático.
Por qué necesitamos chinches gigantes
Aunque parezcan terroríficas, su condición de superdepredadoras implica que son fundamentales para mantener un ecosistema sano.
La contaminación del agua puede perjudicar a sus poblaciones y las especies invasoras como los cangrejos de río y las ranas toro pueden depredar a las chinches acuáticas. Según Ohba, esto significa que los científicos deberían esforzarse por garantizar un agua dulce limpia y sin invasores para estas especies fundamentales. «Podemos conservar ecosistemas enteros a través de la conservación de las chinches acuáticas gigantes».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.