Los cocodrilos herbívoros abundaban en los tiempos de los dinosaurios
Un nuevo análisis de dientes fosilizados sugiere que el asteroide que mató a los dinosaurios también destruyó a los vegetarianos de la familia de los cocodrilianos.
En los libros y los dibujos animados infantiles, los cocodrilos y sus parientes suelen tener hileras impresionantes de dientes idénticos, cada uno de ellos con forma de arma afilada y puntiaguda preparada para desgarrar la carne. En realidad, presentan algo más de variación, según el paleontólogo Keegan Melstrom de la Universidad de Utah.
«Pero no es nada comparado a la asombrosa diversidad de los dientes de los reptiles extintos similares a los cocodrilos, o cocodriliformes», afirma. «Algunos de esos seres extintos tenían dientes rarísimos».
Un análisis de 146 dientes fosilizados pertenecientes a 16 parientes extintos de los cocodrilos ha revelado algo sorprendente: en al menos tres ocasiones a lo largo de su historia, los antiguos parientes de los cocodrilos se hicieron vegetarianos.
«Esto pone de manifiesto que se trataba de una buena estrategia dietética», afirma Melstrom, cuyo equipo presenta los resultados en la revista Current Biology. «Y creo que, con los hallazgos de más dientes en el futuro, es probable que encontremos más grupos que se hicieron herbívoros de forma independiente».
Las formas dentales
Para su análisis, Melstrom y su coautor, Randall Irmis, también de la Universidad de Utah, adoptaron un método desarrollado específicamente para la comparación de dientes diferentes, que tomaron prestado de investigaciones anteriores en las que se estudiaban mamíferos primitivos.
«Básicamente, contamos cuántas áreas superficiales separadas hay en cada diente», afirma Melstrom. «Consideramos que son separadas si se inclinan en una dirección diferente».
Basándose en la investigación en mamíferos y reptiles vivos, los científicos saben que los carnívoros suelen tener dientes simples con muy pocas superficies separadas. Por ejemplo, el dragón de Komodo es un depredador con dientes similares a cuchillos de carne, delgados, afilados, rectos y simples, sin florituras. Estos dientes son perfectos para atrapar presas y despedazarlas de forma que el reptil pueda tragárselas sin masticar. En el otro extremo figuran animales con dientes llenos de recovecos y grietas que incrementan este área superficial, generando más espacio y herramientas diferentes para triturar varias plantas robustas.
«Estos dientes pertenecen casi siempre a animales que se alimentan de plantas, hojas, ramas y tallos, cuya digestión exige que se mastiquen primero», afirma Melstrom.
Como tal, Melstrom explica que los dientes de los cocodrilianos vivos, casi exclusivamente carnívoros, suelen ser más bien simples, pero algunas de las especies extintas tenían dientes con hasta 20 superficies separadas. Esto indica que es probable que se dedicaran a masticar o quizá a otras conductas que les permitían mordisquear plantas nutritivas de difícil acceso.
«Uno de los dientes más complejos del conjunto estudiado eran los del Simosuchus, un cocodriliforme pequeño de hocico casi rectangular, como si alguien le hubiera dado un palazo en la cabeza a un cocodrilo», explica Melstrom. Estos dientes se parecen mucho a los de las iguanas marinas de las Galápagos, que se alimentan de algas en las rocas. «El Simosuchus no era acuático, pero es probable que viviera cerca del agua, por lo que podríamos imaginar que hacía algo similar», afirma Melstrom.
El estudio de Melstrom ha determinado firmemente que no se trató de un solo grupo que se desvió y se hizo vegetariano. Resulta que había al menos tres grupos independientes con una serie de dientes más complejos, lo que apunta a que el cambio a dietas vegetales se produjo en diversas ocasiones a lo largo de su evolución.
Patrick O’Connor, paleontólogo de la Universidad de Ohio que no participó en el estudio, manifiesta su entusiasmo por el enfoque del equipo.
«Este método puede replicarse y expandirse con el descubrimiento de fósiles nuevos, lo que debería permitirnos probar ideas diferentes de por qué los cocodrilos se hicieron herbívoros en repetidas ocasiones», afirma. Su colega Diego Pol, actualmente en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio en Argentina, coincide, pero también advierte de que los científicos no deberían asumir las dietas que sugiere la complejidad dental y que deberían buscar otras líneas de pruebas para respaldar sus conclusiones.
Supervivientes selectos
Pese a su éxito inicial, los cocodriliformes herbívoros no sobrevivieron a la extinción masiva que eliminó a casi tres cuartos de todas las especies del planeta hace unos 66 millones de años, pese a que los cocodrilianos vivos en la actualidad fueron unos de los pocos animales de cuatro patas que sí sobrevivieron. Y, desde entonces, no ha evolucionado ningún cocodrilo herbívoro, quizá porque los mamíferos asumieron ese puesto en ese nicho ecológico.
«Convertirse en herbívoro siempre implica algún tipo de especialización», afirma Attila Ősi, el paleontólogo húngaro descubridor de un gran número de los dientes empleados en el estudio, pero que no participó en la investigación. Esto podría suponer una desventaja cuando desaparecen las plantas que te gustan. Otra pista podría ser el hecho de que no solo se han extinguido los cocodrilos extintos, sino también aquellos totalmente terrestres. Las dos docenas de especies vivas en la actualidad habitan lagos, ríos y, a veces, costas, donde se alimentan principalmente de carne y pescado.
Con todo, los cocodrilos modernos no son carnívoros estrictos. Se ha descubierto que muchas especies consumen fruta de vez en cuando, a veces directamente del árbol. Y los aligátores americanos alimentados principalmente con dietas vegetales durante unos meses no parecieron sufrir consecuencias negativas para su salud. Está claro que los cocodrilianos son más flexibles de lo que se cree y los cocodrilos modernos están mucho mejor adaptados de lo que puede sugerir el desacertado nombre «fósil vivo».
Mikael Fortelius, de la Universidad de Helsinki, Finlandia, y que no participó en el estudio, ha empleado el método en mamíferos y está de acuerdo en que esa etiqueta suele ser de escasa utilidad.
«Del mismo modo que muchos cocodriliformes extintos no eran carnívoros, la mayoría de las hienas antiguas no eran trituradoras de huesos y la mayoría de los rinocerontes no tenían cuernos», afirma. «Muchos animales vivos hoy en día no serían típicos de los grupos donde se originaron».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.