Descubren una nueva especie de tarántula de un llamativo color azul

Esta nueva especie de arácnido, autóctono de las selvas de Sri Lanka, tiene una envergadura de casi 13 centímetros.

Por Nadia Drake
Publicado 5 nov 2020, 6:57 CET
Tarántula hembra
Las hembras de la nueva especie tienen patas de color azul intenso, mientras que los machos son de color marrón.
Fotografía de Ranil P. Nanayakkara

Sri Lanka alberga una nueva especie de tarántula cuyas hembras son peludas, con tintes turquesas y lo bastante grandes como para agarrar cómodamente una rosquilla.

Los científicos descubrieron a los arácnidos dentro de una franja aislada en el sudoeste de la selva, rodeada de plantaciones de té y caucho. Son rápidas y agresivas, viven en madrigueras tubulares revestidas de seda y atrapan a los insectos desafortunados que se acercan demasiado a sus refugios subterráneos. Estas arañas, con una envergadura de 12,7 centímetros, no son precisamente pequeñas y sus partes de un vivo color azul no son demasiado sutiles.

Fueron estos colores vistosos los que llamaron la atención del biólogo Ranil Nanayakkara y señalaron a las criaturas —cuyo nombre formal es Chilobrachys jonitriantisvansicklei— como una posible novedad científica.

«Cuando las vimos, me quedé maravillado, me faltaban las palabras», cuenta Nanayakkara sobre las hembras engalanadas. «Los machos son más pequeños y de color marrón musgoso».

La C. jonitriantisvansicklei es solo la segunda nueva especie del género Chilobrachys hallada en Sri Lanka; la primera, un arácnido de color marrón monótono llamado C. nitelus, se identificó hace 126 años. La vecina India alberga más de dos docenas de especies relacionadas de Chilobrachys y, aunque muchas tienen tonos marrones, algunas lucen adornos similares.

Nanayakkara, un prolífico cazador de arañas de la Universidad de Kelaniya, en Sri Lanka, capturó a algunos de estos arácnidos de vivos colores en una expedición en 2015 y ha pasado dos años detallando las comparaciones físicas entre ellas y las especies de Chilobrachys conocidas. Finalmente, concluyó que la araña era única y, junto a sus colegas, la documentó en el British Tarantula Society Journal y puso a la especie el nombre del donante Joni Triantis Van Sickle.

El hallazgo pone de manifiesto la gran diversidad de la fauna ceilanesa y la cantidad de especies de arañas que quedan por descubrir.

Aumentan las ramas del árbol familiar

Aunque las arañas son nuevas en Sri Lanka, los expertos sostienen que se necesita más investigación genética para esclarecer qué puesto ocupa la C. jonitriantisvansicklei en el árbol familiar.

«Acepto que sea una nueva especie. Pero como algunas especies, como la C. andersoni, tienen una distribución amplia, deberá abordarse la posibilidad de que la nueva pueda ser una de las especies indias», afirma Robert Raven, comisario principal de arácnidos en el Museo de Queensland, en Australia.

La secuenciación genética puede confirmar la singularidad de las arañas; el análisis también resulta crucial para comprender su evolución y planificar estrategias de conservación. Raven indica que en zonas como Sri Lanka, los altos niveles de biodiversidad suelen ir acompañados de poblaciones pequeñas «y aún más pequeñas en cifras científicas».

Por el momento, los científicos desconocen si la C. jonitriantisvansicklei es rara o se encuentra amenazada, pero otras arañas ceilanesas sí están clasificadas como especies en peligro de extinción.

Un tesoro arácnido

Esta no es la primera ocasión en que Nanayakkara identifica una tarántula ceilanesa que causa impresión.

En 2013, describió una nueva especie de tarántula arborícola enorme llamada Poecilotheria rajaei. Esta araña, decorada con patrones geométricos entrecruzados y una envergadura casi igual a la de una cara humana, acabó convirtiéndose en toda una sensación mediática.

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    Según Suresh Benjamin, del Instituto Nacional de Estudios Fundamentales ceilanés y que no participó en la nueva investigación, que una araña tan grande se oculte a plena vista, incluso hoy en día, no causa especial sorpresa en Sri Lanka.

    Benjamin cuenta que, aunque el país alberga un tesoro de biodiversidad, solo una fracción de sus riquezas se han estudiado en detalle desde que se declaró la independencia en 1948.

    Por ejemplo, de las 593 especies de arañas identificadas en la isla, 108 se han descrito solo en los últimos 20 años. Añade que la única guía de arañas ceilanesas se publicó hace más de un siglo.

    Teniendo esto en cuenta, podemos prepararnos para el descubrimiento de más arácnidos espeluznantes.

    «El trabajo de campo que hemos llevado a cabo durante los últimos años ha evidenciado la presencia de una fauna arácnida abundante y muy inexplorada que vive en las franjas forestales restantes de la isla», afirma Benjamin.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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