La polémica sobre los correbous vuelve al ruedo un año más
Mientras los espectáculos taurinos en plaza caen casi un 60% en doce años, por primera vez los festejos populares que incluyen actividades como los correbous comienzan también su descenso.
Comienza la temporada alta de los correbous. Y, con ellos, se abre paso un año más el tira y afloja que tantos años lleva desenfundando los más arcaicos argumentos que, sin ánimo de limar asperezas, no acercarán posturas hasta ver los derechos de los seres vivos a salvo.
Demasiados rincones de nuestra geografía son aún testigos de espectáculos donde la diversión amarra estacas de fuego a la cornamenta de los animales, abanderando la tradición como pase de oro ante la impunidad.
Todo tipo de correbous y encierros llenan las fiestas de multitud de pueblos de Cataluña, Valencia y las Islas Baleares. Además del toro embolao, también llena las calles el toro ensogao, donde se ata una soga a la cabeza del toro para pasearlo por las calles de los pueblos hasta terminar amarrado a una estaca en medio de una marabunta de gente que trata de agarrarlo.
Según el informe de las estadísticas de asuntos taurinos que publica el Ministerio de Cultura y Deporte, los festejos taurinos en plaza han continuado su descenso hasta alcanzar un 58’4% menos desde 2007. Por primera vez, el pasado año también el número total de festejos populares disminuyó, pasando de 17.920 en 2017 a 17.698 en 2018, aunque con elevaciones y descensos según cada Comunidad Autónoma, según analiza la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal sobre los datos del Ministerio.
Tras la idea de que gran parte de la población de los territorios que rodean las Terres de l’Ebre y otros lugares donde se celebran estos festejos están realmente en contra o son indiferentes a que se celebre, la organización internacional Anima Naturalis pide ahora una consulta pública que determine realmente si los ciudadanos quieren celebrar de esta manera sus festejos.
Según denuncia el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal, los correbous vulneran la normativa autonómica de protección animal y el artículo 337 del Código Penal, y por ello piden “coherencia a los partidos que aprobaron en su día la prohibición de las corridas de toros basándose en los mismos argumentos que hoy les deberían llevar a prohibir los correbous”.
Diversas organizaciones que llevan años acudiendo a los festejos para documentar los sucesos de abuso a animales y darlos a conocer, denuncia que las fiestas con toros embolaos incrementaron su número tras la prohibición de los toros en Cataluña.
La pasada semana, las redes sociales ardían tras la polémica huída de un toro que corría con sus astas incendiadas en Sagunt y que terminó cayendo desde una altura de más de 5 metros tras romper una valla del río al embestirla. El partido ha anunciado que presentará una denuncia ante la Generalitat por lo ocurrido, tanto por el daño para el animal como por el riesgo que estos sucesos implican para las personas.
A las puertas de iniciar la temporada alta de estos festejos, y a pesar de que el ambiente es más tranquilo que hace unos años, cuando algunos ayuntamientos tuvieron incluso que conceder una zona vallada a quienes querían documentar lo que ocurría, las organizaciones continúan denunciando irregularidades año tras año, esperando que festejos en los que la diversión pasa por prender las astas de un animal tengan los días contados.
“Habitualmente denunciamos siempre los casos de encierros de toros embolados porque realmente no están autorizados en el actual Reglamento y, por tanto, son como mínimo alegales”, afirma en declaraciones a Levante-EMV Raquel Aguilar, coordinadora de Pacma en la Comunidad Valenciana.