Identifican una nueva especie de salamandra gigante como el anfibio más grande del mundo
Las salamandras chinas gigantes son tres especies diferentes; este nuevo hallazgo servirá de guía en las iniciativas para salvar a este animal en peligro crítico de extinción.
¿Cuál es el anfibio más grande del mundo? Los científicos tienen una nueva respuesta a esa pregunta que, sorprendentemente, no estaba zanjada a estas alturas.
En líneas generales, ya sabemos que los anfibios más grandes son las salamandras gigantes de China. Pueden alcanzar 1,5 metros de largo y pesar más de 45 kilogramos. Hace apenas unas décadas, aún se las encontraba por toda China: del sur subtropical hasta las montañas centro-septentrionales, pasando por la parte oriental del país.
Pese a su distribución en un área amplia y en zonas separadas por montañas que constan de ríos diferentes, los investigadores las habían considerado una sola especie, Andrias davidianus.
Sin embargo, una nueva investigación de especímenes de museo demuestra que las salamandras chinas gigantes no son una, sino al menos tres especies diferentes. Además, han otorgado un nuevo nombre a la especie que probablemente sea la más grande de las tres: Andrias sligoi, o salamandra gigante del sur de China, según un estudio publicado el 17 de septiembre en la revista Ecology and Evolution.
«Resulta asombroso que, a estas alturas, hayamos tardado tanto en averiguar cuál es el anfibio más grande del mundo», afirma Samuel Turvey, autor principal del estudio y científico de conservación de la Sociedad Zoológica de Londres.
La noticia llega en un momento de urgencia para los animales. Turvey explica que la Andrias davidianus ya se considera una especie en peligro crítico de extinción y las criaturas están acercándose peligrosamente a la extinción en la naturaleza. Añade que es casi seguro que la situación de las dos nuevas especies es peor. La correcta identificación de las criaturas podría dar pie a mejores iniciativas de conservación.
Una época de urgencia
Los mayores peligros para los animales son la pérdida de hábitat, la caza furtiva y la cría generalizada de salamandras, el más importante de todos. De hecho, hay millones de salamandras gigantes por toda China en granjas, pero al parecer estos ejemplares forman parte de la especie más común, la Andrias davidianus.
En parte, es la consecuencia de que la cría empezara en la región central del país, donde vive esta especie, y desde entonces se ha propagado por toda China desde el despegue de la práctica en las últimas décadas. Los animales son manjares preciados y su carne puede alcanzar precios elevados.
En el pasado, estas granjas acostumbraban a poner en libertad a los animales en un intento equivocado de ayudarlos. Se trata de una estrategia que probablemente haya hecho más mal que bien; Turvey añade que, debido a la variación local, solo debe introducirse a la especie autóctona de una zona específica en dicha zona.
Hacerlo podría contribuir a la propagación de enfermedades, a la competición y la hibridación entre animales.
«Es la especie incorrecta introducida en el lugar incorrecto», afirma.
Entre 2013 y 2016, Turvey y otros expertos buscaron salamandras chinas gigantes en estado silvestre y solo las encontraron en cuatro lugares. Sin embargo, era probable que todas hubieran sido liberadas de granjas, ya que su genética no coincidía con la de la zona.
«Es muy aleccionador y deprimente, nadie se había dado cuenta de que la situación era tan mala», afirma Turvey. Los resultados de su reconocimiento se detallaron en un artículo científico publicado en Current Biology en mayo de 2018.
Comparación genética
Para el estudio, los investigadores examinaron especímenes de museo de salamandras gigantes recopilados hace décadas, antes de la cría generalizada y el traslado de los anfibios por el país (por parte de los humanos).
Su análisis pone de manifiesto que las salamandras empezaron a separarse hace 3,1 millones de años, cuando se elevó la meseta del Tíbet y las montañas Nanling, en la región centro-meridional de China. Esto separó geográficamente a los animales en al menos tres linajes, todos ellos especies distintas, exclusivas del río Yangtsé al norte, el río de las Perlas al sudoeste y varios arroyos del sudeste.
Estos resultados se derivan de la geografía y al genética únicas de los grupos, pero los científicos desconocen las diferencias anatómicas entre las especies debido a las formas diferentes en que se preservaron los animales. Algunos especímenes están conservados en líquido y otros, secos. Con el paso del tiempo, en algunos casos se han formado fragmentos secos de «papel de anfibio», en palabras de Turvey.
Muchas de las muestras pertenecen a salamandras jóvenes, por lo que carecen de algunos de los rasgos presentes en los adultos. Añade que la presión de la caza furtiva es tal que los animales ya no alcanzan tamaños tan colosales en estado silvestre. Por ahora, es imposible determinar qué distingue a una especie de salamandra adulta de otra.
Turvey afirma que, en el caso de la tercera especie, el grupo no ha podido describirla ni nombrarla, ya que solo cuentan con ADN de muestras de tejido, no con un espécimen completo.
Los investigadores esperan que su labor produzca acciones de conservación más eficaces de aquí en adelante. Lo ideal sería examinar la genética de las salamandras criadas en granjas antes de que se reproduzcan y sean introducidas en la naturaleza.
«Corremos un grave peligro de perder a los anfibios más grandes del mundo», afirma Turvey.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.